En cierta medida, la moneda única de los países del euro opera como si entre todos ellos tuvieran un tipo de cambio fijo que impide devaluaciones competitivas. Este modelo económico y de relaciones comerciales, operó con éxito entre 1896 y 1914, en lo que se denominó la Época Dorada del capitalismo global, un escenario similar, con matices, a nuestra actual economía globalizada.
El modelo se auto ajustaba debido a la flexibilidad de precios y salarios y a la austeridad de los Gobiernos. Dos mensajes repetidos en la actualidad de manera machacona por los líderes centroeuropeos. En el patrón oro, si un país no era competitivo y presentaba un saldo deficitario en su cuenta corriente, tenía que saldar su déficit en oro y como el dinero de cada país estaba respaldado por el oro, la salida de oro originaba que hubiera menos dinero en circulación y los precios bajaban.
Entonces, los salarios se ajustaban con mucha rapidez y al descender lo precios bajaban también los salarios, se abarataban los costes de los productos y sus precios, se volvían a exportar los bienes nacionales, se recuperaba el saldo de la balanza comercial y se registraba una entrada de oro que ponía otra vez más dinero en circulación y subían los precios y salarios. Indudablemente los Gobiernos no podían dar soluciones fiscales a las crisis, porque si gastaban de más no podían emitir dinero si no tenían oro y los préstamos internacionales había que devolverlos en oro.
El modelo dejó de funcionar porque la economía dejó de ser flexibles con los movimientos sindicales, los Gobiernos entraron en proyectos belicistas que terminaron en la Guerra del 14 y los países fueron poco a poco avanzando en lo que finalmente se denominó el estado del bienestar. Tras la Gran Guerra, los países occidentales intentaron recuperar el comercio internacional, vino la crisis del 29 y a partir de ahí la mayoría de los países se cerraron en sí mismo y siguieron economías autárquicas, como hizo la Alemania de Hitler, la URSS de Stalin, países como Italia o España después de la Guerra Civil y finalmente los modelos que siguieron Suecia y Estados Unidos.
Me pregunto si la manera que estamos teniendo de asumir la crisis del euro no está siguiendo las pautas de los modelos de tipos de cambio fijos de la Edad de Oro, en economías que son diferentes y que no quieren volver a aquellos años. Si me explican que la UE y el núcleo duro (Alemania, Holanda, Finlandia, Austria y finalmente Francia, que ya va virando a la ortodoxia) están abordando el ajuste en dos etapas:
1) La primera para obligar a ajustar a las economías que despilfarran a que gasten lo que pueden pagar y el sistema financiero se sanee y funcione correctamente;
2) La segunda etapa para lanzar un proyecto de inversiones y un modelo de crecimiento europeo común, puedo comprender lo que está pasando.
Incluso pediría que se adelantara las directrices de este cambio estratégico para que todos comprendiéramos la razón de los sacrificios actuales y la recompensa de tanto esfuerzo. Pero de momento, ni el Gobierno español ni el europeo están diciendo nada al respecto. Reducir el déficit público, sanear los bancos y bajar los salarios….., el ajuste del patrón oro. Y, además, no nos queda otra.
(Una lectura interesante sobre esta etapa a la que he hecho referencia es: Frieden, J.A. (2006) : “Capitalismo Global” (Crítica – Barcelona, 2007)).
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