La necesidad de financiación bancaria
La reactivación de la financiación a los agentes privados por parte de las entidades financieras españolas es condición necesaria para la recuperación de la actividad económica, más allá de la eterna discusión de si estamos ante un problema de oferta o de demanda de crédito.
Este es uno de los objetivos de la reforma financiera recientemente anunciada por el gobierno. Sin embargo, además de ese loable esfuerzo de saneamiento de los activos, para que se recupere el crédito es necesario que se vuelvan a abrir los mercados de financiación mayoristas (interbancario, pagarés, cédulas, etc) que han estado casi cerrados desde la primavera de 2011. Sobre todo, teniendo en cuenta los elevados vencimientos de la primera parte del año y, por tanto, los problemas de liquidez en el sector financiero europeo.
Política monetaria expansiva.
En este sentido, ha sido determinante el movimiento puesto en práctica por el Banco Central Europeo (BCE), convocando subastas de financiación a tres años (el famoso LTRO). Al asegurar fondos a tres años al sistema financiero europeo (a cambio de garantías) a un plazo tan dilatado, los bancos han empezado a tomar posiciones en activos de deuda pública, pero también están utilizando la liquidez para comprar títulos emitidos por otras entidades. Y esa apertura de los mercados es condición necesaria para que el crédito se recupere.
Por tanto, el Quantitative Easing (QE) encubierto puesto en marcha por el BCE ha favorecido que el riesgo soberano y el interbancario interactúen positivamente, lo que se ha traducido en una significativa caída de los indicadores de riesgo de ambos (diferenciales, primas de riesgo en los CDS, y cotizaciones de los bancos en bolsa).
Crédito del BCE a la banca española.
En este sentido el recurso de las entidades financieras españolas al BCE alcanzó un nuevo máximo en enero. Según los datos publicados hoy por el Banco de España, en términos netos, el total de fondos tomados por nuestro sistema financiero ascendió a 133.177 millones de euros, lo que supone un incremento del 12,04% respecto al dato de diciembre, superando el anterior máximo registrado en julio de 2010 (131.891 millones).
En términos brutos, es decir, considerando sólo las inyecciones de liquidez (facilidad de crédito, operaciones principales de financiación y operaciones de largo plazo), la financiación captada por España se incrementó un 21,55% hasta un nuevo máximo histórico de 161.421 millones.
Respecto al conjunto del Eurosistema, la cuota de la financiación tomada por España aumenta nuevamente y se sitúa en el 19,5% del total, siendo claramente superior a lo que nos correspondería atendiendo al peso de nuestro sistema financiero (10,6%) o al tamaño de nuestra economía (11,4% en el 3T11) sobre el total de la Eurozona.
La financiación de las empresas españolas medinate bonos
Esta favorable coyuntura de liquidez está siendo aprovechada por las entidades españolas y, en lo que llevamos de febrero, han emitido deuda por valor de 8.860 millones de euros. De ellos, 6.700 millones corresponden a entidades financieras (Santander, Sabadell, BBVA, Banesto y CaixaBank) y 2.160 millones a entidades no financieras (Repsol, Telefónica, Pescanova y Red Eléctrica). En general, las emisiones han tenido una alta demanda, con relevante presencia de inversores extranjeros (en algunos casos en torno al 75%), lo que ha permitido que las condiciones en cuanto a precio fueran más beneficiosas de lo inicialmente previsto (diferenciales frente a midswap entre 5 y 10 pb más reducidos).
Esta mayor actividad emisora también se ha producido en el conjunto de la UEM, donde sobresale el volumen registrado en el mes de enero, que ascendió a 138.000 millones sin considerar papel comercial y covered bonds. En cuanto a febrero, en apenas 9 días las emisiones asciende a 61.000 millones, de acuerdo con los datos de Reuters.
En resumen, la abundancia de liquidez a largo plazo, favorecida por la propia actuación del BCE, está permitiendo que los bancos y empresas no finacieras estén acudiendo con más facilidad a los mercados de fondos. Una condición absolutamente necesaria para que se recupere la actividad económica en España.
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