Archivo de la Categoría ‘Economía española’

25
Oct

La situación económica de España

Escrito el 25 octubre 2015 por Miguel Aguirre Uzquiano en Economía española, Uncategorized

Últimamente se comenta en muchos foros la mejora  económicas experimentada  por España en los últimos años y lo que queda por hacerEconomia Española

Según diversas fuentes podemos ver que tras un sólido crecimiento esperado en el 2015 de un 3,2%, que dobla el de la zona euro del 1,5%, para el 2016 las previsiones son del 2,6% frente a 1,7% de los socios de la moneda única.  Es decir España seguirá creciendo más que sus países vecinos pero este será más moderado. Y eso ¿Por qué?

El Consumo sigue en España en datos negativos, un -0,4% previsto para el 2015 (el último dato de IPC de Sept 2015 es del -0,9%). Esto puede ser debido a un hecho objetivo como es la tasa de paro y de otro subjetivo como es  el aumento de la incertidumbre política ante el gobierno resultante de las elecciones generales de final de año

El déficit público está en un-4,4% del PIB, la deuda española ha visto incrementado su rating por las principales calificadoras internacionales, este mismo mes y el ejecutivo español asegura que cumplirá los objetivos marcados por Bruselas.

Cómo es lógico al mejorar la situación económica del país, se han reactivado las importaciones, volviendo la Balanza comercial a una situación de déficit, frente a unos meses anteriores en los que la situación fue superavitaria. El dato positivo es que la cuenta corriente es actualmente positiva, principalmente por el turismo y las remesas de emigrantes con lo que, el endeudamiento de España con el extranjero ha dejado de incrementarse

La crisis que afectó a todo el mundo en el 2009 fue financiera pero en el caso de España se llevó por delante un sector de arrastre como es el de la construcción: En España se pasó de 700.000 licencias en el 2007 a 70.000 en el 2011.  Es decir para que el país saliese de la crisis era y es fundamental la reactivación del sector de la vivienda

Se ha visto como los precios de la vivienda han disminuido en el país un 37% entre el primer trimestre del 2008 y el tercero del 2014 y a partir del último trimestre de este último los indicadores del precio de los inmuebles no han dejado de mejorar.

¿Por qué?

-Los bajos tipos de intereses han hecho que en el 2015 las hipotecas hayan incrementado un 15% respecto al año precedente

– El incremento de la demanda extranjera: Es de cerca de un 13% del total, principalmente de países latinoamericanos que han visto como el EUR se ha depreciado un 16% frente al USD desde Agosto 2014.

-Incremento del empleo: En el primer trimestre del 2015 114.300 empleos se crearon en España de los que 30.000 fueron en el sector de la construcción

Es decir con un previo de la vivienda estable y un stock en decrecimiento (pequeño pero a la baja) parece que la tendencia del sector en su conjunto es positivo

Parece ser que la situación de España es de un país que ha acometido reformas serias que le han permitido unas mejoras económicas palpables a nivel macro sobre lo que se seguirá hablando mucho en las próximas semana es sobre si esa mejora ha llegado a amplios sectores de la población

12
Oct

Este año el Premio Nobel de Economía le ha sido otorgado a Angus Deaton por su trabajo en el análisis del consumo, la pobreza y el bienestar.

Este economista de origen británico ha contribuido a entender en mayor medida la demanda de los agentes económicos y cómo estos maximizan sus preferencias de consumo. Sobre este tema escribió en 1980 el artículo “An almost ideal demand system” junto con John Muellbauer, un trabajo revolucionario que está considerado uno de los veinte mejores artículos publicados por la American Economic Review en los últimos cien años. No en vano el sistema de demanda que plantea ha servido de base a los análisis más actuales de los efectos de las políticas económicas sobre el bienestar de los consumidores.

nobel de economía

Aumentar el bienestar y la felicidad y como reducir la pobreza.

Así, Deaton vincula el estudio de la Microeconomía y la Macroeconomía, un equilibrio difícil de alcanzar y que es motivo de preocupación fundamental en la toma de decisiones de política económica. En concreto, su trabajo se centra fundamentalmente en cómo las  reformas impositivas afectan a la asignación de recursos de los consumidores. O lo que es lo mismo, cómo se distribuye el ingreso de los agentes económicos entre gasto y ahorro. Si somos capaces de entender y predecir este comportamiento, también sabremos cómo influirán las decisiones fiscales sobre el ciclo económico. Algo de lo que seguro debería aprender más de un político en más de un gobierno. Desgraciadamente muchos políticos todavía no se han enterado de que las políticas deben ser anticíclicas.

Además, Deaton también ha contribuido ha cambiar el patrón de la investigación sobre desarrollo económico. Mientras que tradicionalmente se han analizado los datos agregados de consumo, el profesor de Princeton propone el estudio del consumo individual de las familias cómo indicador del nivel de desarrollo económico de un país. En este sentido, Deaton se ha pronunciado en varias ocasiones sobre los efectos de las principales medidas de política fiscal tomadas durante la crisis económica sobre el bienestar de los diferentes grupos sociales.

El problema surge cuando en la fase expansiva del ciclo la economía se endeuda o lo que es lo mismo no se ha sabido poner remedio con  antelación a lo crisis que vendrá después. Entonces, en la fase recesiva, por no haber aplicado medicina preventiva hay que aplicar la paliativa: mucho más dolorosa ya que reduce el bienestar de los ciudadanos.

Como demuestra Deaton en economía, como en otros muchos ámbitos, existe una serie de falsas ideas de gran aceptación entre los demagogos que se desmoronan en cuanto se realiza un análisis riguroso de sus fundamentos.

La medicina de la austeridad

Un ejemplo, es el manido argumento de que el origen de los problemas que soportan los ciudadanos en España y en otros muchos países se deben a las políticas de austeridad. Y la austeridad no es el origen del problema. La austeridad es la medicina que los españoles nos hemos tenido que tomar para reequilibrar la economía. Unos desequilibrios que se generaron en la anterior etapa socialista porque el gasto público y la demanda privada de consumo e inversión, provocaron un “recalentamiento” de la economía con subidas de precios superiores a las europeas. El resultado fue que perdimos competitividad a chorros y el endeudamiento aumentaba a ritmos insoportables.

Por tanto, los orígenes de la crisis, que se desencadenó en España a partir del año 2008, estuvieron, una vez más, en la fase álgida (expansiva) del ciclo económico que se produjo a finales de la década de los años noventa del siglo pasado. Los gobiernos de Aznar y Zapatero deberían haber aplicado una política más anticíclica. Pero no lo hicieron. En cambio implementaron políticas fiscales procíclicas ya que fueron incapaces de compensar el espectacular aumento de la demanda privada.

La austeridad se puso en marcha por necesidad y para poder reconducir los desequilibrios: déficit público, desempleo, deuda pública, déficit exterior, burbuja inmobiliaria, crisis bancaria, etc. Sin embargo, la medicina de la austeridad no sale gratis tiene efectos secundarios como ha dicho Angus Deaton. Las políticas restrictivas necesarias para restablecer los desequilibrios reducen los ingresos de las familias, recortan los beneficios de las empresas y se destruyen todavía más empleos. El resultado fue que en el primer trimestre de 2013 España soportaba la tasa de paro más alta de su historia el 27% de la Población Activa (6´3 millones de personas).

La salida del túnel

Que la austeridad trae sufrimiento es, por desgracia, cierto. Sin embargo, los resultados de la investigación de Deaton nos ayudan a entender que al final del túnel hay luz. Efectivamente, los programas de austeridad han permitido que la economía española haya vuelto poco a poco a la normalidad, con un nivel de vida más alto que el que tuvo durante la crisis y una tasa de paro es más baja (22,4%). Una mejora que acabará dando un poco de esperanza y de consuelo en expresión de Deaton.

Las medidas de austeridad han permitido que en los cuatro últimos años las exportaciones españolas hayan ganado diez puntos de participación en el PIB. Un impresionante aumento de la apertura de nuestra economía que es una consecuencia del proceso de devaluación interna que está dirigiendo a España por el camino de la recuperación económica.

Además, esta mejora en las exportaciones españolas de bienes y servicios refleja un aumento de la competitividad de nuestra economía y una reducción de nuestro déficit con el exterior, lo que está favoreciendo la distensión en los mercados de deuda.

En resumen, tal como venimos señalando en este blog desde hace tiempo la economía española está siguiendo la hoja de ruta que siempre ha seguido para salir de las crisis: como consecuencia de las mejoras de la productividad y competitividad las exportaciones de bienes y servicios crecen rápidamente (lo están haciendo al 7%) y se va recuperando la inversión (crece la producción y la demanda de bienes de equipo).

Ello se debe a que producir para exportar va exigiendo cada vez más una mayor ocupación de la capacidad productiva instalada que al final genera, en algunos sectores, un proceso de inversión en bienes de equipo. Después, del aumento de la inversión, mejora el empleo, es decir, las empresas, con unas plantillas muy ajustadas, empiezan a contratar y, finalmente, esa mejora del empleo (850.00 trabajadores más en los dos últimos años) y de las expectativas han dado paso a una reactivación del consumo.

Sobre la evolución del bienestar en los próximos años, el último premio Nobel de Economía se muestra optimista y considera que la situación económica está mejorando aunque todavía quedan muchas cosas por hacer. En muchos países, hay asignaturas pendientes como es reducir las desigualdades sociales y la concentración de riqueza en un porcentaje pequeño de la población. Hay en muchos países una necesidad de mejoras sociales como por ejemplo la sanidad en la que hace bien en hacer hincapié el recién nombrado Nóbel de Economía.

En su último trabajo (The Great Escape: Health, Wealth, and the Origins of Inequality, 2013) Deaton analiza los importantes efectos positivos de las innovaciones en materia de sanidad sobre el desarrollo económico y la reducción de la pobreza en los últimos 250 años. Así mismo critica el papel de la ayuda internacional en el desarrollo económico y considera que es más efectivo generar incentivos fiscales y comerciales para las empresas sanitarias.

En este post colaboró Cristina Mª de Haro (es estudiante de doctorado en University of California, Irvine).

3
Ago

Un futuro prometedor

Escrito el 3 agosto 2015 por en Economía española

Esta semana hemos recibido abundante información sobre la situación de la economía española. El INE publicó el avance del PIB del segundo trimestre del año, la inflación del mes de julio y los datos para el mes de junio del Índice de Comercio Minorista. Además, el Banco de España dio a conocer ayer la balanza de pagos del mes de mayo.

El INE confirmó lo que ya había adelantado el Banco de España hace un mes: en el segundo trimestre la economía española creció un 1% con respecto al trimestre anterior. Hay que remostarse al primer trimestre de 2006 para encontrar una tasa trimestral mayor.

Aunque los datos desagregados de la Contabilidad Nacional no se conocerán hasta el 27 de agosto podemos adelantar que este mayor ritmo de crecimiento del segundo trimestre, 4% anualizado, viene protagonizado por el aumento de la construcción residencial, de las exportaciones de bienes y servicios y del consumo.

El aumento del consumo

El consumo está progresando gracias a la rápida creación de empleo, al aumento de los salarios, al impacto positivo que sobre la renta disponible de las familias están teniendo la rebaja de impuestos y el menor precio del petróleo y al mantenimiento del poder adquisitivo del dinero por la ausencia de inflación.

Así, el INE ha publicado que la inflación del mes de julio descendió al 0% en tasa interanual desde el 0,1% del mes de junio. Lo que significa que en los doce últimos meses los precios ni han subido ni bajado: inflación 0%; es un fenómeno que junto con el dato febrero de 2014 son únicos en toda la serie histórica del IPC. Insisto al no haber inflación las familias mantienen el poder adquisitivo de su dinero. Si a ello se une el aumento de los salariales entonces las familias están mejorando su capacidad adquisitiva. Efectivamente, si bien la gran mayoría de los asalariados está acogido a convenios con un incremento salarial medio pactado por debajo del 1 % anual, sin embargo, en el futuro, es previsible que el ritmo de incremento salarial sea mayor tras la subida del sueldo de los funcionarios y la firma, el pasado mes de junio, del Tercer Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva. Y este aumento del poder adquisitivo de los asalariados junto con el mayor número de personas que tienen empleo está tirando y tirará todavía más del consumo.

Precisamente los datos del INE de comercio minorista del mes de junio y publicados esta semana van en esa dirección. Durante el segundo trimestre de este año el crecimiento del comercio minorista fue del 3,1% con respecto al mismo trimestre del año pasado. Ha aumentado especialmente el equipamiento del hogar, un indicador que muestra que está creciendo la actividad inmobiliaria.

El sector inmobiliario se despierta

Efectivamente, el sector de la construcción residencial muestra signos de recuperación tal como señalan diferentes indicadores. Están aumentando los afiliados a la Seguridad Social de ese sector, también lo hacen las cifras de consumo de cemento, los visados para la construcción de inmuebles, las compraventas de viviendas y los precios en algunos segmentos del mercado de la vivienda. Como consecuencia el sector volvió a crecer en el segundo trimestre de este año y ya van seis trimestres consecutivos de aumentos.

Por si eso fuera poco, los datos hipotecarios publicados esta semana señalan que en el mes de mayo el número de hipotecas sobre viviendas inscritas en los registros de la propiedad fue de 19.732, lo que supone un importante incremento anual del 11% y ello a pesar del ligero repunte de los tipos de interés de los prés­tamos nuevos.

También aumentan las exportaciones de bienes y servicios. Los menores precios relativos de los productos españoles con respecto a nuestros principales competidores están permitiendo aumentar las exportaciones. Según informó ayer el Banco de España durante los cinco primeros meses del año las exportaciones de bienes y servicios crecieron con fuerza: un 6%, frente al mismo periodo del año pasado. Como consecuencia, el déficit exterior se reduce. La balanza de pagos publicada ayer muestra que la cuenta corriente acumuló entre enero y mayo un saldo negativo de 900 millones de euros, menor, por tanto, que los 4.700 millones del mismo periodo del año pasado. En definitiva, parece que las exportaciones de bienes y servicios siguen creciendo por encima de la producción nacional y es de esperar que continúen a ese ritmo durante el resto del año con la ayuda de la depreciación del euro, del mayor crecimiento económico de nuestros principales clientes y del bajo nivel de precios de nuestra economía.

La productividad se estanca

Tal como publicó el INE este jueves en tasa anual durante el segundo trimestre de este año, la economía creció un 3,1%. Sin embargo, mientras la economía creció en los últimos doce meses un 3,1% el empleo lo hizo en un 3%. Ello supone un avance de la productividad de solo una décima. Quizá sea una señal de que sectores de baja cualificación profesional como pueden ser el turismo y la construcción estén volviendo a pesar más en el sistema productivo español.

En ese sentido convendría orientar la política económica hacia el crecimiento de sectores con mayor desarrollo tecnológico. Por ejemplo hacia la industria que es un sector que se caracteriza por crear empleo más estable y cualificado e incorporar más avances tecnológicos a los procesos productivos. Ciertamente que las empresas españolas se están modernizando e incorporando muchos de los cambios técnicos necesarios para posicionarse mejor en el exterior pero, a veces, no encuentran el capital humano y tecnológico necesario para mejorar su productividad. De ahí la necesidad de aumentar y dirigir la formación profesional hacia el aprendizaje de las nuevas tecnologías. No es casualidad que mientras los salarios aumentan en la industria (+1,4% anual) se reducen en el sector de los servicios (-0,6%).

En definitiva, la economía española sigue recuperando el terreno que había perdido durante la crisis. Conviene recordar que en el segundo trimestre del año 2013 la economía española tocó fondo después de casi cinco años de reducir la producción; el PIB llegó a ser un 8,4% inferior al que tenía al comienzo de la crisis. A partir de entonces, la economía empezó a recuperarse. En los dos últimos años ha acumulado un crecimiento del PIB del 4,4% con respecto al mínimo. No obstante el tamaño del PIB español se encuentra todavía un 4% por debajo del nivel que había antes del comienzo de la crisis, en el año 2008. Hemos progresado mucho pero no lo suficiente, de ahí que haya que seguir insistiendo en la necesidad de reforzar la inversión empresarial a través de mantener la estabilidad política y económica a la vez que se fortalece la seguridad jurídica. Insisto se trata de mejorar el entorno institucional que mejore la productividad de la economía, aumente el tejido empresarial y atraiga a la inversión extranjera; es decir, dar facilidades para hacer negocios.

Así las cosas, durante los próximos años habría que esperar mayores dinamismos de la actividad empresarial que aumenten en calidad y cantidad el crecimiento económico. Después de muchos años de devaluación interna (reducción de costes), España tiene ahora la oportunidad de elegir la vía de un crecimiento económico de alto contenido tecnológico para competir en los mercados internacionales. Es tarea de todos.

Fuente: Rafael Pampillón Olmedo. «Un futuro prometedor» Expansión , 1 de agosto de 2015

26
Jul

El mercado laboral se fortalece

Escrito el 26 julio 2015 por en Economía española

El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el jueves la Encuesta de Población Activa (EPA) donde se muestra una clara mejora en el bienestar social, un mayor fortalecimiento del mercado laboral y un aumento de la productividad de la economía española.

En el segundo trimestre de este año se contabilizaron 5.149.000 millones de parados que, siendo muchos, son 296.500 menos que en el trimestre anterior. Se trata de la segunda mayor caída intertrimestral del paro desde el tercer trimestre de 2005. Este descenso ha hecho que la tasa de paro de nuestra economía se redujera y se situara en el 22,4% frente al 23,8% del trimestre anterior. Supone una importante mejora del mercado laboral y una vuelta a las tasa de paro que teníamos hace cuatro años. Conviene recordar que hace dos años, en el primer trimestre de 2013, la tasa de paro estaba en el 27% y el número de parados era de 6.278.200. En dos años se ha producido una reducción del desempleo en 1.130.000 personas y de la tasa de paro en 4,6 puntos.

Aumenta el empleo en la industria y los servicios

Por lo que se refiere a la ocupación, entre abril y junio se crearon 411.800 empleos netos, el mayor incremento de la historia, fundamentalmente en el sector de los servicios y en la industria. El aumento del empleo en la industria (65.000 ocupados más) es el mayor en un segundo trimestre desde el año 2002 y es coherente con el crecimiento de la producción industrial (+3,4% en términos anuales). Un sector que se caracteriza por crear empleo más estable y cualificado e incorporar los avances tecnológicos a los procesos productivos. El despegue de la producción industrial está sirviendo para crear empleo, afianzar la recuperación de la economía y mejorar la capacidad competitiva del país.

gente trabajando

Por su parte, el impresionante comportamiento del sector terciario (292.000 empleos más en el trimestre) está en línea con la importante mejora del turismo, pero sobre todo de otros servicios de mercado (seguros, transporte, royalties, ingeniería, financieros, telecomunicaciones, etc.). Un indicador de que esto es así es que las exportaciones de servicios no turísticos están creciendo a ritmos anuales del 8,5%.

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13
Jul

El Consejo de Ministros aprobó el vierbnes el techo de gasto público para 2016 y la rebaja fiscal efectiva desde el pasado día 1. Además, revisó las previsiones de crecimiento de la economía española: 3,3% este año y 3% en 2016. Ya nadie duda de que España se encuentra en una fase expansiva con elevadas tasas de crecimiento y creación de empleo. El jueves, el FMI elevó sus estimaciones de crecimiento para España hasta el 3,1% en 2015 (medio punto más que su previsión previa). El proyecto de Presupuestos Generales del Estado para el año próximo se enmarca en una situación de fuerte crecimiento de la economía.

presupuesto 2016

Por lo que vamos conociendo, parece un presupuesto más generoso de lo que debiera ser en esta fase expansiva del ciclo. A pesar de que el techo de gasto será un 4,4% menor que el de este año, el déficit presupuestado para el conjunto de las Administraciones Públicas aún es elevado (2,8%). Los ingresos y los gastos están íntimamente ligados al crecimiento económico, por lo que más crecimiento debería traducirse en mayores ingresos fiscales y menos gasto público; es decir, una reducción del déficit. Los Presupuestos deberían ser más ambiciosos e intentar alcanzar un déficit menor. En este contexto de fase álgida del ciclo, si el Gobierno reduce los impuestos –ayer se aprobó una nueva rebaja–, debería contemplar también una mayor reducción del gasto.

Sin embargo, hay que tener presente que, debido al alto grado de descentralización territorial, los Presupuestos suponen menos del 50% del gasto total. Por ese motivo, el control del déficit exige poner en marcha instrumentos para obligar a las comunidades autónomas a que, como mínimo, cumplan sus compromisos de estabilidad fiscal. Es ahí donde hay margen para seguir haciendo el ajuste, fundamentalmente por la vía de los gastos, lo que a su vez daría a los inversores más credibilidad y confianza en España. El Gobierno tendría que afrontar de una vez por todas la reforma de las administraciones y, en cualquier caso, no financiar a ninguna autonomía o administración local que no cumpla la requerida contención presupuestaria. En este sentido, y con una economía en plena fase expansiva, todas las administraciones deben presentar equilibrio o superávit fiscal y ninguna podría incurrir en déficit estructural, salvo situaciones excepcionales.

De ahí que el ajuste del déficit que se está realizando en este 2015 resulte a todas luces insuficiente, y lo que es peor, es superior al objetivo que se propuso el Gobierno. En el primer cuatrimestre de 2015, el saldo consolidado de las Administraciones Públicas, excluyendo a las locales, se situó en el 1,1% del PIB, sólo una décima menos que en abril de 2014. El consenso de los analistas es más pesimista, y prevé un déficit aún mayor. Para 2015 y 2016 espera un déficit del 4,4% del PIB y del 3,2%, respectivamente, dos y cuatro décimas porcentuales por encima del objetivo del Ejecutivo.

La causa de este mayor déficit hay que buscarla en el incremento del gasto público por razones electorales. Un aumento que no ha sido capaz de compensar las reducciones de otras partidas presupuestarias, como las prestaciones por desempleo y el pago de intereses de la deuda pública, que disminuyen a consecuencia de la reducción del número de parados y la bajada de los tipos de interés. Este elevado déficit convierte a España en el país de la zona del euro con mayor desequilibrio fiscal. Son malas noticias, porque con un crecimiento superior al 3% y mayor recaudación fiscal las Administraciones Públicas deberían hacer más esfuerzos para reducir el déficit y, con ello, la deuda pública sobre PIB. España es un país muy endeudado que necesita ganar credibilidad ante los acreedores que nos financian. La política fiscal debería cambiar y hacerse más restrictiva con el fin de que los mercados reciban un mensaje claro y contundente: “España está haciendo todo lo que puede por reducir su déficit”. Desgraciadamente, no es así por los intereses electorales.

Mayor ortodoxia

No se ganan unas elecciones porque se devuelva a los funcionarios parte de la paga que se les debe o porque nos encontremos en la nómina a final de mes con unos pocos euros más. Se ganan cuando se sabe comunicar al electorado la política económica necesaria (también la fiscal) para aumentar el bienestar de los ciudadanos a largo plazo. Hay que explicar que una política fiscal más ortodoxa permitiría mejorar la buena marcha de la economía e infundir confianza en los acreedores. Esta mayor confianza se trasladaría a los empresarios, lo que generaría mayor inversión y más empleo. España necesita, por tanto, políticas que consigan que la economía continúe por la senda de la estabilidad y el crecimiento. Hace ya cuatro años que vamos por el buen camino. Se está reforzando el círculo virtuoso de altos niveles de confianza, buenos resultados económicos y aumento del bienestar. El elevado crecimiento del PIB en el último año ha venido de la mano de la mejora del empleo, del crecimiento del consumo y de la compra de viviendas y de una mayor recaudación. Un crecimiento más rápido que ha significado también ingresos fiscales más elevados, lo que debería permitir reducir la elevada deuda pública en manos de los acreedores.

Insisto, no se ganan las elecciones con un gasto público populista. Las elecciones se ganan, como se ha visto en las últimas municipales y autonómicas, cuando se prometen y se cumplen las demandas de la sociedad civil: listas abiertas, eliminar la corrupción, no llevar imputados en las listas, más democracia interna en los partidos introduciendo primarias y eliminar ayuntamientos pequeños y diputaciones. Es decir, cuando existe la voluntad política de afrontar las reformas necesarias para que se revitalice la vida política y se reduzca el gasto público que no es estrictamente necesario.

Pero es que, además, la economía es cíclica y podría ocurrir que a partir de 2017 empeorase la situación en que nos encontramos. Si eso ocurriese, habría que aplicar una política fiscal más expansiva, con el consiguiente aumento de la deuda. Por eso, yerra el ministro de Economía, Luis de Guindos, al afirmar que el adelanto de la rebaja del IRPF es compatible con el cumplimiento del objetivo de déficit del 4,2% del PIB para 2015. Dos motivos lo explican: 1º) las previsiones de los analistas muestran que el déficit este año será mayor al previsto por el Gobierno y 2º) porque aunque fuera compatible, hubiera sido mejor optar por reducir el déficit antes que por bajar los impuestos.

Lo ideal sería poder bajar los impuestos; pero esta rebaja tendría que ir acompañada de una mayor reducción del gasto público. La mayoría de los estudios empíricos (y también el propio caso de la economía española) señalan que una política fiscal restrictiva aumenta la producción y el empleo. Además, los ajustes fiscales basados en recortes del gasto y en reformas de las administraciones (que no se han hecho, ni se las espera) tienen más posibilidades de éxito que los que se basan en aumentos de los ingresos.

El quinto Presupuesto de Rajoy se enmarca en una situación de buen comportamiento de la economía española y europea. Sus previsiones sobre el crecimiento y empleo y, por tanto, sobre los ingresos y gastos del Estado, serán realistas. Y el objetivo de déficit que se ha propuesto es fácil de alcanzar. En este contexto, no estaría de más que se plantease reducirlo aún más. Se conseguiría así aumentar la confianza de los mercados, proveer al sector privado de más financiación, bajar los tipos de interés y reducir los intereses de la deuda.

Fuente: Rafael Pampillón. «¿Cómo deberían ser los Presupuestos?». Expansión, 11 de julio de 2015. Pagina 39.

29
Jun

La voz de las víctimas suele ser la menos escuchada. La vulnerabilidad de su situación y el temor a daños aún mayores evitan a menudo que se alce y, cuando lo hace, la del verdugo acostumbra a resonar con más potencia. En ocasiones, al silencio de las víctimas se añade la infamia difusa del «algo habrán hecho». Es lo que ha sucedido en el caso Banco Madrid.

La tesis es que el Estado ha sido cooperador necesario en la muerte de Banco Madrid, que hasta su intervención por el Banco de España, rebosaba salud. Su desaparición deja 15.000 clientes desprotegidos, cerca de 300 familias sin empleo y la honorabilidad de todos en entredicho. No es novedad que los poderes públicos lleven a la quiebra a una entidad financiera, pero sí que contribuyan a destruir un banco en una semana y se desentiendan de sus víctimas.

Hasta el pasado 9 de marzo nada hacía presagiar la caída en desgracia de una de las entidades financieras de mayor crecimiento y solvencia del país. Reguladores, supervisores y prestigiosas auditoras habían bendecido una y otra vez sus cuentas y procedimientos, y en su consejo de administración se encontraban nada menos que un ex director de Inspección de Banco de España y una exdirectora del Tesoro. Pero ese día se produjo un hecho significativo. El consejo recibió un informe de tres páginas del Sepblac (órgano de prevención del blanqueo de capitales). Era la primera noticia de esta institución desde que en abril y mayo de 2014 inspeccionara las operaciones del banco y concluía con la recomendación de que elaborase un plan de acción para corregir algunas deficiencias detectadas en los procedimientos de prevención de la operativa de blanqueo de capitales. Pura rutina bancaria, parecía.

Sin embargo, el elemento más inquietante de ese informe solo se revelaría un día después: precedió casi milagrosamente en unas horas al detonante de la caída en desgracia del banco. El 10 de marzo se hizo público un informe del FinCEN -institución dependiente del Tesoro de EEUU- en el que declaraba a BPA -matriz andorrana de Banco Madrid- institución financiera de máxima preocupación en materia de blanqueo de dinero. No se mencionaba a Banco Madrid, la acusación sólo se apoyaba en tres casos sub iúdice del pasado y se vulneraban los principios de discreción, proporcionalidad, presunción de inocencia y derecho a la propia defensa, pero bastó para disparar todas las alarmas.

Ese día, después de que las autoridades andorranas intervinieran BPA, Banco de España decide situar a dos interventores en Banco Madrid. La medida podía tener sentido si su objeto era el declarado de preservar la operativa de la entidad. Pero pronto se vio que no. En el último párrafo del acuerdo de intervención se afirmaba que si en la siguiente reunión del Comité Permanente que dirige el Sepblac se decidía abrir expediente sancionador a Banco Madrid, sus administradores serían sustituidos. Además, en una situación de pánico potencial, es deber esencial del regulador, y así consta en su normativa, dar garantías a corresponsales y contrapartidas sobre la seguridad de seguir operando con el banco cuya viabilidad se cuestiona. Por primera vez en la historia de la banca española, su banco central renunció a ese deber.

Ante esta falta de apoyo y la negativa de Banco de España a propiciar un cambio en el consejo de administración que permitiera la segregación de Banco Madrid respecto a BPA y facilitara la compra del banco español por alguna de las muchas entidades interesadas, su consejo de administración decidió dimitir la noche del miércoles 11. Se entendía que la entrada de lleno del supervisor en la entidad conllevaría que finalmente asumiese su deber de protección de empleados y clientes. No fue así.

¿Por qué esa negativa de Banco de España a cumplir con su deber? Según testimonios muy fiables, en el banco central ya sabían que en la reunión del Comité Permanente que se celebraría el viernes se decidiría sancionar a Banco Madrid y remitir el caso a la Fiscalía. Y así fue.

El Ministerio de Economía, de quien depende el Sepblac, asesta un golpe definitivo a su víctima. El Comité Permanente decide abrir expediente administrativo a Banco Madrid por infracciones graves y muy graves y, además, remitir el caso a la Fiscalía Anticorrupción. Lo más inaudito es que ambas medidas son hechas públicas de inmediato. Nunca antes había sucedido, a pesar de los numerosos casos previos de sanciones administrativas y denuncias ante la fiscalía, por dos buenas razones: la primera, que en el sector la discreción es clave para la supervivencia del sistema; y la segunda, que el deber de secreto está explícitamente consagrado en el artículo 49 de la Ley de Prevención del Blanqueo de Capitales.

Se pensará que al menos el informe tan expeditivamente remitido a la Fiscalía sería demoledor. Pues ni siquiera. Las operaciones denunciadas por indicios de irregularidad, unas veinte, que incluyen varias cuentas ya cerradas en el pasado -en su mayoría originadas antes de la adquisición del banco por BPA- y una operación de 2012 ya conocida más de un año atrás, sumaban unos 15 millones de euros, frente a un balance de la entidad de cerca de 1.200 millones o unos activos bajo gestión de 6.000 millones. En el peor de los casos, de confirmarse las irregularidades, habrían merecido una multa moderada, pero la pena real fue de muerte.

Y es que semejante sucesión de noticias adversas sin una reacción protectora digna de ese nombre harían tambalearse a cualquier institución financiera, incluso a una tan solvente como Banco Madrid. A los recelos de corresponsales y contrapartidas se unía la aceleración de los reembolsos de los clientes y las salidas de depósitos.

Sentencia de muerte
Ese mismo fin de semana, Banco de España preparó la sentencia de muerte de Banco Madrid. Constató el deterioro progresivo de su liquidez, determinó que el destino inevitable era el desangramiento del herido y, ante semejante fatalidad, acordó suspender su acceso a la liquidez del banco central, lo que en la práctica significaba acelerar el desangrado; el BCE recuperaba inmediatamente 231 millones de euros de un préstamo que vencía en mayo y, en consecuencia, se dificultaba aún más la posibilidad de hacer frente a las salidas de fondos. El corolario para Banco de España era claro: los administradores de Banco Madrid (el propio banco central) debían proceder a solicitar concurso de acreedores, algo que se hacía realidad el lunes 16, al mismo tiempo que la suspensión de la operativa de la entidad.

Así, la decisión de no proteger a Banco Madrid -ni ofreciendo seguridad a corresponsales y contrapartidas, ni permitiendo su acceso a la liquidez del banco central- dispara la probabilidad de una insolvencia futura que tautológicamente se toma como justificación de esa ausencia de protección. La decisión de que el destino de Banco Madrid era la liquidación crea las condiciones para que ese destino resulte inevitable.

¿Era inevitable que Banco Madrid fuera la primera entidad financiera española en la que se declara un concurso de acreedores? Las peculiaridades del sector financiero justifican que la ley le dedique un tratamiento especial y España cuenta con el Frob y con la ley 9/2012 de reestructuración y resolución de entidades de crédito. En su somera deliberación del domingo 15 de marzo sobre qué hacer, Banco de España contempla junto al concurso de acreedores la alternativa más obvia: la resolución a través del Frob. Al menos permitiría la continuidad de la actividad de la compañía y su venta a otra entidad.

Pero se decanta rápidamente por el concurso: afectaría esencialmente a accionistas y acreedores subordinados y no comprometería fondos públicos, al contrario que la intervención del Frob, dice, que además no tendría justificación de interés público. Un argumento último es reseñable: la venta de la entidad se haría muy difícil sin garantía del Frob ante la amenaza de multa por parte del Sepblac. Días después, el propio Frob, requerido por el juez del concurso a pronunciarse, repite fielmente los argumentos del banco central para desentenderse.

Los acontecimientos han demostrado que la decisión fue muy desafortunada. Sobre todo, se ha demostrado falso que no hubiera razones de interés público para que el Frob acometiera la resolución. El artículo 19 de la mencionada ley 9/2012 señala que el interés público tiene que ver con los objetivos detallados en su artículo 3, entre ellos «proteger los fondos reembolsables y demás activos de los clientes de las entidades de crédito». Pues bien, más de dos meses después del bloqueo de la operativa de Banco Madrid, unos 6.000 clientes aún no han podido acceder a inversiones financieras por valor de cerca de 2.900 millones de euros. La causa de esa ilegalidad reside en gran medida en el concurso de acreedores: la brusca paralización de la actividad del banco ha exigido complejos procesos manuales para realizar traspasos de subyacentes, cambios de comercializador y, finalmente, reembolsos, cuya materialización no se adivina aún y se complica por la salida de empleados.

Tampoco se ha demostrado cierto que la vía del concurso de acreedores no comprometiese fondos públicos. La CNMV se está viendo obligada a incrementar progresivamente los recursos que dedica al caso para intentar, hasta ahora con poco éxito, defender los derechos de los inversores. Entretanto, las demandas de clientes y accionistas se incrementan y no es en absoluto descartable que la negligente actuación de las administraciones públicas merezca en el futuro condenas judiciales con costes económicos sustanciales.

Ni siquiera es seguro que la intervención del Frob hubiese conllevado la inyección de fondos públicos. Es de suponer que se habría producido en un contexto de apoyo del BCE y de Banco de España, así como de las acciones necesarias para tranquilizar a clientes y contrapartidas, lo que debería haber servido para detener la salida de fondos. Y, desde luego, la venta posterior de una entidad tan saneada y atractiva para su competencia habría resultado rentable para las arcas públicas.

Finalmente, causa admiración que un argumento clave esgrimido para no facilitar la venta de Banco Madrid fuese el riesgo imposible de cubrir de una hipotética multa sobre la entidad. Si se trataba del temor a una multa de EEUU, la propia diplomacia estadounidense se encargó de recordar, demasiado tarde para el banco, que el aviso del FinCEN no acarrearía en ningún caso una multa, más allá de que la entidad española nunca fuese mencionada en su denuncia. Y si se trataba de una posible multa española, no deja de ser llamativo que el Ministerio de Economía (Frob) se resista a dar garantías sobre una multa que depende del propio ministerio (Sepblac) y que en cualquier caso habría sido moderada y acotable.

Acusación sin pruebas

¿Por qué esa negligencia de las instituciones del Estado? ¿Por qué desde el Ministerio se acusó públicamente y con escasas pruebas a Banco Madrid y se descartó cualquier viabilidad futura y desde el Banco de España se renunció al deber de protección precipitando su muerte? El miedo a EEUU o la sumisión ciega a sus designios, por encima del deber de proteger a instituciones y ciudadanos, es la interpretación más sencilla.

Puede añadirse el miope cálculo político en año electoral que ve en la denuncia estadounidense una oportunidad para presentarse como azote de bancos, ricos, paraísos fiscales y corruptos ante una opinión pública saturada de desmanes y rescates bancarios. Como si fuera posible hacer desaparecer con un solo gesto de falsa firmeza años de gestión corrupta de cajas y de quiebras verdaderas y muy costosas. Y también es posible añadir la circunstancia de que entre los 15.000 clientes había algún enemigo político.

Pero lo importante de esta historia son sus víctimas. Los accionistas y los clientes de Banco Madrid sin duda lo son. Los primeros concitan cierto escepticismo (ricos, andorranos y ¿blanqueadores?), pero la injusticia básica, desde luego procedimental, de la agresión sufrida y sus consecuencias permanentes los incluye necesariamente. En cuanto a los clientes, su crimen fue confiar la gestión de su patrimonio a una entidad eficiente regulada y supervisada por las autoridades españolas. Y su castigo, el bloqueo de su patrimonio, la incertidumbre sobre su evolución y su futuro y la sospecha pública sobre su honorabilidad.

Y casi nadie se acuerda de los empleados, probablemente las víctimas más desprotegidas. En una semana vimos cómo se desmoronaba nuestro proyecto profesional, el medio de vida de trescientas familias, sin alcanzar a saber por qué. En ese tiempo pasamos de trabajar en una entidad respetada y pujante a hacerlo en un lugar aparentemente despreciable; nosotros mismos parecimos volvernos despreciables a los ojos del mundo y alguna entidad del sector se apresuró a hacer saber que no nos aceptaría.

Han tenido que transcurrir cerca de tres meses para que empiecen a concretarse las posibles condiciones de nuestro injustificado despido, que nos hemos visto obligados a negociar con una administración concursal desbordada, en medio de un campo de batalla de intereses y tratando con poco éxito de ayudar a nuestros clientes a orientarse en un entorno opaco e imprevisible. Y entretanto, las instituciones del Estado que nos trajeron a esta situación ni se han dignado a asistir a nuestro entierro, cuya decencia posible contribuyeron a minar con notables despilfarros durante la intervención.

Mención especial merecen los empleados de la gestora de fondos del banco, pieza esencial de su éxito, y los de su bróker online. Al depender formal y arbitrariamente de empresas separadas, su destino es aún más oscuro que el del resto de empleados. Su previsible horizonte concursal todavía está por confirmar y la falta de activos disponibles de sus compañías ni siquiera augura una indemnización digna.

Hay dos víctimas más: el derecho a la información y la seguridad jurídica. Respecto a la primera, baste recordar cómo el 30 de marzo un periódico importante dedicaba casi toda su portada a la «información», procedente de anónimas fuentes de la fiscalía, de que Banco Madrid era una estructura para blanquear, obviamente sin aportar ni un solo dato. Y en cuanto a la seguridad jurídica, el terrible mensaje lanzado a los ciudadanos es que pueden ser condenados sin juicio previo y que sus inversiones y puestos de trabajo nunca estarán seguros en una entidad financiera española no sistémica.

Juzgue el lector qué castigo merecen los comportamientos descritos y qué resarcimiento sus víctimas. Y si los ciudadanos no mereceríamos un Estado que, aunque no siempre pueda salvarnos, al menos no nos condene.

 

FUENTE: Antonio Zamora, El Economista, 28 de mayo de 2015

 

28
Jun

El Gobernador del Banco de España, Luis Linde, afirmó esta semana que no es posible mantener la actual capacidad adquisitiva de las pensiones españolas en el largo plazo. Se cuestiona, una vez más, la sostenibilidad del sistema público de pensiones y se vuelve a levantar la voz para conseguir un cambio que permita resolver este problema. Los trabajadores españoles se enfrentan una vez más a la incertidumbre de si el Estado será capaz o no de pagar en el futuro unas pensiones que cubran las necesidades que puedan tener en su vejez.

Desde hace años, muchos economistas venimos advirtiendo a los distintos gobiernos de España sobre el riesgo de desequilibrios presupuestarios futuros como consecuencia del mayor gasto en sanidad y materia de pensiones. También los organismos internacionales, en sus informes sobre la economía española, suelen insistir sobre la necesidad de modificar el sistema de pensiones: alargar todavía más la edad de jubilación, introducir elementos de capitalización, aumentar la natalidad, etc. Subir los impuestos y rebajar las prestaciones es otra salida, pero muy impopular y muy ineficiente.

Envejecimiento

¿Por qué tanta preocupación sobre las pensiones? La respuesta más extendida a esta pregunta es que en muy pocas décadas España se convertirá en uno de los países más envejecidos del mundo. Un ejemplo: los españoles con edades comprendidas entre los 16 y los 24 años (que es la población juvenil y que son 4 millones) son en número un 26% menos que la población que tienen 10 años más y que, por tanto están entre los 26 y 34 años (5,4 millones). Una realidad que muestra una pirámide de población invertida, lo que significa que  cada año que pasa un menor número de trabajadores tendrán que mantener a un mayor número de pensionistas.

Sin título 3

 Este rápido proceso de envejecimiento de la población se produce como consecuencia de la tasa de fecundidad –una de las más bajas del mundo (1,2 hijos por mujer) – y del aumento de la esperanza de vida. En la actualidad las mujeres nacidas en España están entre las europeas más longevas con 86 años, frente a una media en Europa de 83, mientras los hombres se sitúan en los 80 –la media europea masculina está en 78 años–. Ambos elementos –baja natalidad y aumento de la esperanza de vida– determinan ese progresivo envejecimiento de la población y el consecuente aumento del gasto en pensiones.

Así, esta semana se ha publicado que el gasto en pensiones ha aumentado en junio un 3% respecto al mismo mes del año anterior. Este aumento no es consecuencia de que se esté pagando una mayor pensión por jubilado, que prácticamente está congelada, sino al aumento en el número de pensionistas. O lo que es lo mismo, cada año que pasa solo por la incorporación de nuevos jubilados el gasto en pensiones aumenta un 3%. Un ritmo que con el tiempo irá creciendo y que si no se tomasen otras medidas sería necesario que los jubilados cobrasen menos  o bien que aumentasen las cotizaciones sociales. Aumentar las cotizaciones no parece viable por dos motivos: 1) porque equivaldría a subir el impuesto sobre el trabajo lo que provocaría más desempleo y 2) porque estamos inmersos en un entorno de moderación de costes laborales que está permitiendo mejorar la competitividad de la economía y con esa mejora aumentar el crecimiento económico, el empleo y la recaudación.

Aumenta la actividad económica

Efectivamente, gracias a esa moderación salarial, España lleva dos años de recuperación económica y parece que estamos siguiendo por ese camino. Según informó esta semana el Banco de España en este segundo trimestre la economía creció el 1% con respecto al primero. En términos anualizados (multiplicando el dato trimestral por cuatro, tal como se hace en EEUU) el PIB aumentó un 4% que es el ritmo de crecimiento más rápido desde que comenzó la crisis.

En esta misma dirección va el Índice de Cifra de Negocios Empresarial (ICNE) que este martes dio a conocer el INE. Se trata de un indicador de coyuntura que permite observar, mes a mes, cómo evolucionan un conjunto de sectores económicos que representan el 50% del PIB español. El ICNE del mes de abril de 2015 corregido de efectos estacionales y de calendario, registró un crecimiento del 2,5% con respecto al mismo mes del año pasado, encadenando catorce meses de crecimientos ininterrumpidos.

Toda esta información, junto con el imparable crecimiento del empleo, confirma el fuerte aumento de la actividad económica. Una situación sorprendentemente positiva que si se mantuviese en el tiempo facilitaría, aunque no solucionaría, la sostenibilidad del sistema de pensiones. Efectivamente, una mayor producción de bienes y servicios no sólo tiene repercusiones positivas sobre el mercado laboral, generando más empleo y más masa salarial; sino que también significa mayores ingresos para la Seguridad Social en forma de cotizaciones sociales.

Pero para mantener las elevadas tasas de crecimiento y de empleo actuales se precisa ser muy constantes en las políticas económicas que se han venido aplicando en los últimos años y que han permitido que nuestra economía esté en equilibrio. Efectivamente, los trabajadores y las empresas han sufrido un duro proceso de devaluación interna que ha permitido eliminar el desequilibrio exterior (aumentando la competitividad de nuestras exportaciones) y reducir el déficit público y la tasa de paro. Esto se ha traducido en más empleo y más recaudación fiscal que están aumentando los ingresos públicos, también para poder pagar mejor las pensiones.

El problema de las pensiones también se está resolviendo, en parte, por el aumento de las personas que emigran ya que buena parte de ellas están desempleados. Según datos publicados esta semana por el INE, desde el año 2010, la población española se ha reducido en más de 400.000 personas. Lo que quiere decir, que cada vez un mayor número de residentes en España se va lo que baja el gasto en prestaciones y subsidios por desempleo dejando más recursos para el Estado y, por tanto, también para el mantenimiento del sistema de pensiones.  

Pero no es suficiente. España, con una población menguante y envejecida debe seguir reformando el sistema de pensiones. De no hacerlo así, a medida que va pasando el tiempo cada vez menos trabajadores tendrán que pagar más impuestos porque el Gobierno necesitará atender más servicios sociales: pensiones y gastos médicos de los mayores. La Seguridad Social consumirá cada año que pase una parte más importante de nuestra renta nacional, lo que arroja serias dudas sobre la capacidad española de garantizar el actual sistema público de pensiones.

Fuente: Rafael Pampillón. «¿Es sostenible el sistema de pensiones?«. Expansión, 27 de Junio de 2015. Pagina 47.

17
Jun

Hoy el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) correspondiente al año 2014. Desde 2006, la EPF se viene realizando con periodicidad anual y sustituyó a la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares, que antiguamente hacía el INE con carácter trimestral. La encuesta sirve para conocer los hábitos de consumo de las familias españolas. Hay que recordar que la compra de vivienda se considera inversión y no consumo por lo que no aparece en esta encuesta. Sin embargo, si que se tienen en cuenta los gastos en vivienda: alquiler, reparaciones y, en el caso de ocupar una vivienda en propiedad o cedida, el valor de mercado de un alquiler similar.

Desde el año 2006 y hasta el año pasado (ver tabla) los españoles gastaron proporcionalmente más y de forma continuada en educación y sanidad. Un fenómeno que no se produce en ninguna de las otras partidas.

Variaciones con respecto a 2008

El gasto medio por hogar, en términos nominales, (27.038 euros) se volvió a reducir en el año 2014 por sexto año consecutivo. Sin embargo lo hizo muy poco, apenas se contrajo un 0,2% y alcanza un nuevo mínimo de la serie histórica, que arranca en 2006. De este modo, acumula una caída, desde el máximo alcanzado en 2008, del 14,7%. Por su parte, en términos constantes, el gasto medio de los hogares creció el año pasado por primera vez desde 2007 (+0,5%).

Durante la crisis (2008-14) los españoles gastaron menos en bienes de consumo. En el año 2008 el gasto en consumo alcanzó el máximo (31.711 euros por hogar) y a partir de entonces ha seguido una tendencia descendente. Así, en 2014 cada hogar español consumió en media 27.038 euros, un 14,7% menos que en el año 2008.

Además, los hábitos de consumo son cambiantes. Durante la crisis, entre 2008 y 2014, los españoles gastan menos  en transporte y en hoteles, cafés y restaurantes. También gastan menos en ocio, espectáculos y cultura (-29,7%). También desciende el gasto en vestido y calzado (-29,2%) y muebles (-33,1%). En ese mismo periodo, sólo ha aumentado el gasto en vivienda(+1,2%) y en particular electricidad y combustibles (+24,9%) y en enseñanza (+25,1%).

Variaciones con respecto a 2013

En cuanto a la variación anual, entre 2013 y 2014 el gasto medio por hogar se ha reducido en 60 euros. Los descensos de mayor cuantía (de media por hogar) se han producido en los gastos en vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (-216 euros) y en alimentos y bebidas no alcohólicas (-70 euros). En este caso, los mayores aumentos aparecen en transportes (+106 euros), en salud (+84 euros) y en hoteles, cafés y restaurantes (+83 euros).

Evolución de la estructura del gasto

GRUPOS DE LA CESTA DISTRIBUCIÓN DEL GASTO
 Año base 1991 2001 2006 2011 2013 2014
1. Alimentos y bebidas no alcohólicas 26,8% 21,5% 14% 14,2% 15,1% 14,9%
2. Bebidas alcohólicas y tabaco 2,6% 3,2% 2% 2,1% 2,0% 1,9%
3. Vestido y calzado 11,5% 10,0% 7% 5,3% 5,0% 5,1%
4. Vivienda, agua, electricidad, combust. 10,3% 11,5% 25% 31,4% 33,1% 32,4%
5. Menaje, mobiliario, etc. 6,4% 6,4% 6% 4,7% 4,2% 4,1%
6. Medicina, salud 2,5% 2,9% 3% 3,1% 3,2% 3,5%
7. Transporte 13,6% 15,7% 15% 12,0% 11,5% 11,9%
8. Comunicaciones 1,4% 2,5% 3% 3,1% 3,0% 2,9%
9. Ocio, espectáculos y cultura 6,8% 6,5% 7% 6,4% 5,7% 5,7%
10. Enseñanza 1,3% 1,7% 1% 1,1% 1,3% 1,4%
11. Hoteles, cafés y restaurantes 10,9% 11,3% 10% 9,1% 8,3% 8,6%
12. Otros 5,9% 6,7% 8% 7,5% 7,5% 7,6%
Fuente: INE

 

12
Jun

Ayer, jueves, se entregaron los Premios a la Exportación convocados por la aseguradora Crédito y Caución que han contado además con el apoyo de Expansión, el IE Business School y del Alto Comisionado para la Marca España. Las 220 historias que se presentaron y que tuve el privilegio de analizar junto con el resto del Jurado son un reflejo del buen momento que viven nuestras empresas. Seguir leyendo…

9
Jun

En un reciente artículo «Why Spain and Other Eurozone Countries Aren’t Feeling the Recovery» publicado en The Wall Street Journal, sostenía que España está creciendo, pero sus ciudadanos no sienten la recuperación. En este artículo nos proponemos, con datos, demostrar lo contrario.

El viernes pasado, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el Índice de Producción Industrial (IPI) de abril de este año; la producción industrial creció un 1,8%, en tasa interanual corregida de los efectos estacionales y de calendario. Esta mejoría de la industria se apoyó sobre todo en la mayor producción de bienes de consumo duradero (+3,5%) y de bienes de equipo (+1,2%). Por tanto, el IPI señala que tanto las familias, a través del aumento del consumo, como las empresas están mejorando su situación económica.

Efectivamente, que los bienes de consumo duradero crezcan, y en este caso lo hacen a buen ritmo, es relevante porque se trata de un sector que se suele mover en la misma dirección que el ciclo económico: cuanto mejor es la situación de la economía, mayor es la demanda de bienes de consumo duradero. Además, también indica la confianza de los consumidores en las buenas expectativas de la economía. Así, cuando las empresas y las familias prevén una situación económica más halagüeña deciden comprar electrodomésticos, productos informáticos, automóviles y muebles (todos ellos bienes de consumo duradero) para reemplazar los antiguos por otros más modernos.

Crece la confianza del consumidor

Esta mejora de la producción de bienes de consumo viene avalada por el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) de mayo que elabora el CIS y que mensualmente recoge la percepción de los consumidores españoles tanto de la situación actual de la economía como de su evolución futura. La semana pasada conocimos que en mayo este indicador alcanzó los 103,1 puntos. Son 1,3 puntos más que en abril y es la tercera vez consecutiva que el ICC logra situarse por encima de 100. El ICC sigue una escala de 0 a 200 en la que valores por encima de 100 indican una percepción positiva de los consumidores y por debajo, negativa. En cuanto a las expectativas de consumo los datos de mayo también ofrecieron una evolución muy favorable. La previsión de los encuestados respecto a la situación económica futura creció en los doce últimos meses un 17,4% llegando a los 114,6 puntos. Este aumento de la confianza confirma que los ciudadanos sí están sintiendo la recuperación.

En definitiva, parece que el consumo familiar ha venido para quedarse. Y además es probable que siga aumentando en los próximos años debido a la mejora del crédito, a la reducción de los impuestos, al aumento del empleo, al incremento de la riqueza de las familias y al mayor optimismo de los ciudadanos sobre el futuro de la economía española.

Aumentan las expectativas empresariales

Tal como indicábamos al comienzo, el IPI también muestra un crecimiento, aunque más suave, de la producción de bienes de equipo. Si la mayor producción de bienes de consumo duradero es una señal de la confianza de las familias en el futuro de la economía, más producción de bienes de equipo muestra una mejora de las expectativas empresariales. Por tanto, si aumenta la producción y, tal como está sucediendo, la instalación de bienes de equipo, también estará aumentando el crecimiento económico. Efectivamente, la inversión en bienes de equipo es un factor clave del aumento de la capacidad productiva de una economía y una señal de que los empresarios tienen buenas perspectivas de que la recuperación económica continúa.

Los datos de Markit del Índice de Gestión de Compras (PMI por sus siglas en inglés) muestran que la producción industrial en mayo fue mayor que la de abril, lo que ha permitido que este indicador alcanzase el mes pasado el mayor nivel desde que comenzó la crisis: 55,8. Al ser un valor por encima del 50 continúa el aumento del sector industrial español que está creciendo incluso más que el resto de nuestros socios europeos. En mayo el índice de manufacturas de la zona del euro se situaba en el 52,2 (Alemania en el 51,1 y Francia en el 49,4).

Además, tal y como ha confirmado el economista de Markit Andrew Harker, el sector industrial español no sólo está creciendo sino que además cada vez lo hace más rápido. Especialmente significativo es el aumento de los nuevos pedidos que no se aceleraban tanto desde antes del comienzo de la crisis económica.

Si el sector industrial sigue con este ritmo de expansión necesitará seguir aumentando la inversión en bienes de equipo. En los últimos seis trimestres la inversión empresarial en bienes de equipo ha crecido a un espectacular ritmo del 9% anual. También el conjunto de los bienes de capital están creciendo rápidamente (+6%). Los bienes de capital son un concepto más amplio que los bienes de equipo ya que incluyen las instalaciones industriales, los edificios, la maquinaria, los ordenadores y otras infraestructuras como las carreteras, los puertos y los aeropuertos. La misión de los bienes de capital (entre los que se incluyen los bienes de equipo) es aumentar la producción nacional y la productividad de los trabajadores.

Mejora el nivel de empleo

Todavía es pronto para saber cómo afectará este importante aumento de la inversión en la economía. Sin embargo, después de varios años de una fuerte destrucción de la capacidad productiva, es decir, después de una caída de la tasa de crecimiento del producto potencial, estamos volviendo a crear capital productivo. Algunos economistas pensamos que esta mayor inversión está generando no solo un mayor crecimiento económico sino también menos desempleo y más puestos de trabajo. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) en el primer trimestre de 2013 había en España 6,3 millones de parados y desde entonces esta cifra se ha reducido en casi un millón de personas (en el primer trimestre de 2015 había 5,4 millones de desempleados). Algo similar ha sucedido con el nivel de empleo. Mientras en mayo de 2013 España contaba con 16.367.013 afiliados a la Seguridad Social, dos años después, en mayo de 2015, la afiliación alcanzó los 17.221.310 trabajadores. Se trata de casi un millón más de trabajadores que están sintiendo cómo la economía se recupera.

¿Aumenta también el empleo medido en puestos de trabajo equivalente a tiempo completo? Según el INE, en los doce últimos meses se ha producido el mayor crecimiento del empleo en casi ocho años: 460.000 ocupados más. A todos nos gustaría que se generase más empleo y de más calidad, sostenible y bien remunerado. Pero para que esto se produzca la economía española debe transitar hacia un modelo económico mucho más intensivo en tecnología y en capital. Quiere eso decir que la mano de obra que se está contratando y que se va a contratar en España deberá tener un elevado nivel de formación. Pero para conseguir ese nivel, hace falta que las nuevas generaciones adquieran una educación excelente. Formación que también les servirá para aprovechar muchas de las oportunidades laborales que puedan surgir en el extranjero.

La dificultad reside en que ese modelo productivo no será capaz de absorber la mano de obra parada y de baja cualificación que campa por nuestra geografía. Recordemos que, según la EPA, de los 5,4 millones desempleados, hay casi 4 millones que no han terminado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), o solo han alcanzado ese nivel de formación de estudios obligatorios. Son personas que si no aumentan su capital humano difícilmente encontrarán empleo. Sin embargo, el resto de los desempleados (1,4 millones) sí han terminado sus estudios de bachillerato, han estudiado algún tipo de Formación Profesional (FP) o tienen estudios universitarios, es decir, tienen un oficio que les permitiría trabajar en un puesto cualificado.

A pesar de esta delicada situación del mercado laboral el sistema científico y tecnológico español debe apostar por la innovación, lo que significa asegurar un impacto bastante positivo y significativo en la economía y conseguir el crecimiento económico duradero a largo plazo. Es importante que la economía crezca, pero también es fundamental que aumente la productividad para que pueda ser más competitiva. Las nuevas y potentes tecnologías de la información y de la digitalización del siglo XXI, deben aumentar la productividad de los trabajadores. Durante el primer trimestre del año 2015, y con respecto al trimestre anterior, el crecimiento del PIB español fue mayor que el crecimiento del empleo, una prueba de que aumenta la productividad aparente del trabajo.

Este cambio de modelo productivo seguirá su rumbo si los cambios políticos que se están produciendo aseguran un marco de estabilidad a las empresas, también a las de capital extranjero. Y al igual que ha sucedido en otros países (Alemania, Gran Bretaña, etc.), a medida que vaya pasando el tiempo, las políticas de reforma acabarán dando buenos resultados en términos de bienestar. Una recuperación económica y del empleo que cada vez más será percibida por un mayor número de ciudadanos.

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro. «España crece y siente la recuperación». Expansión, 8 de Junio de 2015. Pagina 19.

31
May

Ayer, el Banco de España publicó la balanza de pagos de los tres primeros meses de este año. Se confirma que la economía española sigue ganando competitividad. En el primer trimestre las exportaciones de bienes y servicios crecieron (+6,5%) más rápidamente que las importaciones (+4,6%). Este buen comportamiento del sector exterior ha ayudado a que los datos de la Contabilidad Nacional del primer trimestre, publicados el jueves, hayan sido muy positivos. La producción española de bienes y servicios (PIB) aumentó un 0,9% en el primer trimestre del año con respecto al trimestre anterior, continuando así una tendencia creciente que comenzó en el tercer trimestre del año 2013. En términos anualizados (multiplicando el dato trimestral por cuatro, tal como se hace en EEUU) el PIB aumentó un 3,6% que es el ritmo de crecimiento más rápido desde que comenzó la crisis.

PERSPECTIVAS DE FUTURO

¿Cuáles son las previsiones de crecimiento económico para lo que queda de año y el año que viene? El futuro está por escribir. Los resultados electorales del domingo pasado confirman que en España se ha producido un cambio político de dimensiones desconocidas. Una pérdida de poder de los partidos tradicionales (Partido Popular, el Partido Socialista e Izquierda Unida) y un aumento significativo de los partidos emergentes (Ciudadanos y Podemos). Se trata de un nuevo mapa político que va a exigir que en muchos municipios y comunidades autónomas (CCAA) se tenga que llegar a pactos para poder gobernar.

No estamos, por tanto, ante un escenario de ingobernabilidad. Se trata de un panorama nuevo y sugerente, en el que los partidos políticos deberán formar gobiernos estables en las CCAA y en los ayuntamientos ¿Qué política económica deberían aplicar estos gobiernos? Aquella que aumente el bienestar de sus ciudadanos o lo que es lo mismo aquella que permita mejorar la buena marcha de la economía en su ámbito territorial. Medidas que infundan confianza en los ciudadanos y en las empresas que desarrollan su actividad en ese territorio. Mayor confianza que se traducirá en un mayor optimismo que permitirá aumentar el consumo, la inversión y como consecuencia el empleo. Políticas que consigan que la economía continúe por la senda de la recuperación.

A nivel nacional, y desde hace dos años, se está yendo por ese camino. Se está reforzando ese círculo virtuoso de altos niveles de confianza, buenos resultados económicos y aumentos en el bienestar de la población. Por ejemplo, el elevado crecimiento del PIB que se ha producido en el último año ha venido de la mano de la mejora del empleo, crecimiento del consumo y aumento en la compra viviendas.

Según informó el INE, en el primer trimestre de este año las familias consumieron un 0,7% más que en el trimestre anterior. Esta tendencia positiva en el bienestar de los ciudadanos ha continuado en el mes de abril. Así, el Índice del Comercio minorista creció en abril un espectacular 1,3% con respecto al mes de marzo (corregido de efectos estacionales y de calendario).

También el sector de la vivienda se recupera. Esta semana se ha publicado que el aumento del número de hipotecas en marzo fue de 19.806, un 20% más que en el mismo mes de 2014. Además, en el primer trimestre de 2015 se promovieron 10.681 viviendas, un 23% más que en el mismo trimestre de 2014.

EL AUMENTO DE LA OCUPACIÓN

En el futuro, ¿seguirá aumentando el consumo y la compra de vivienda? La respuesta está, en parte, en la capacidad que tengan los nuevos gobiernos municipales y autonómicos para atraer y retener actividad empresarial y, como consecuencia generar más empleo. Es decir, si los nuevos gobiernos serán capaces o no de crear ese marco de confianza necesario para que aumente la actividad económica. Los datos de Contabilidad Nacional que venimos comentando señalan que en el conjunto de España el empleo avanza y acumula cinco trimestres de crecimiento. En los doce últimos meses se ha producido el mayor crecimiento en casi ocho años: 460.000 ocupados más (medido en puestos de trabajo equivalente a tiempo completo). Y en ese marco de confianza en el que se desenvuelven las empresas hay que incluir el que puedan aumentar la competitividad de los bienes y servicios que producen.

Los datos publicados van en esa dirección de mejora de la competitividad. Efectivamente, las empresas siguen aumentando sus exportaciones y la inversión en bienes de equipo. Es una señal de que están mejorando las expectativas empresariales y de que el crecimiento económico seguirá aumentando en el futuro.

Y es en el camino del aumento de la competitividad donde las CCAA tienen un margen muy importante de actuación. En manos de las CCAA está casi toda la competencia en la educación reglada de los españoles y con ella la capacidad de aumentar la calidad del capital humano y su productividad. Más empleo de calidad solo es posible si se produce un reajuste en la formación profesional y universitaria que orienten sus contenidos (más de lo que lo hacen ahora) a lo que demanda el mercado. No menos importante es la labor investigadora que se realiza desde los departamentos universitarios. El crecimiento de la productividad supone apoyar programas de investigación y desarrollo (I+D), procurando que muchos de dichos programas de investigación terminen por convertirse en proyectos empresariales generadores de empleo.

Afortunadamente, hasta ahora se ha podido consolidar un modelo productivo basado en las exportaciones que comenzó con éxito hace seis años y que asegura un crecimiento económico duradero a largo plazo. De hecho, los datos de balanza de pagos conocidos ayer confirman esa tendencia. En resumen, se trata de mantener la buena trayectoria de crecimiento de nuestra economía mejorando la competitividad. Y para ello es necesario que en todos los niveles de gobierno, también los de las CCAA y municipios se continúe facilitando la actividad empresarial y la creación de empresas en sectores y actividades que generen valor añadido.

De ahí que sería un error que los nuevos gobiernos que se formen en las próximas semanas cayesen en la tentación de ir hacia atrás, como los cangrejos, y nacionalizasen ciertos servicios públicos que están prestando empresas privadas de forma eficiente. La experiencia española, en los últimos años, ha demostrado de forma efectiva que el sector público no tiene porqué tener bancos (cajas de ahorros), ni debe dedicarse a la generación y distribución de la energía eléctrica, ni a gestionar compañías de transporte, aeropuertos, hipódromos, cadenas hoteleras, suministro de agua, recogidas de basura, etc.

En definitiva se abre un periodo en el que se van a formar nuevos gobiernos municipales y autonómicos. Gobiernos que deben dar prioridad a la generación de empleo duradero a largo plazo para lo cual deben asegurar un marco de estabilidad a las empresas, también a las de capital extranjero. Un marco de confianza donde se acreciente la unidad de mercado y se afiance la seguridad jurídica. Solo así el fantasma de la incertidumbre desaparecerá, el riesgo político de España se reducirá y la recuperación económica, iniciada hace dos años, seguirá adelante. Un crecimiento más rápido significa también ingresos fiscales más elevados lo que permitirá reducir la elevada deuda pública autonómica y municipal.

Fuente: Rafael Pampillón . «Estabilidad política para aumentar la competitividad». Expansión, 30 de mayo de 2015. Pagina 43.

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