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Asignatura pendiente en el empleo: la temporalidad

Esta semana conocimos la Encuesta de Población Activa (EPA) del tercer trimestre de 2016. Los resultados han sido buenos y señalan, una vez más, que la economía española avanza por la senda del crecimiento económico y del empleo.

Según esta encuesta, durante el tercer trimestre se produjo una reducción en el número de desempleados de 253.900 personas, la segunda mayor caída en un tercer trimestre de toda la serie histórica. Como consecuencia, la tasa de paro entre julio y septiembre de este año fue del 18,9%. Inferior, por tanto, al 22,4% del mismo trimestre de 2015. Además, es la menor tasa de desempleo desde el cuarto trimestre de 2009. España tiene ahora 4,32 millones de parados, que es el volumen más bajo de los últimos siete años.

Paro [1]

Durante este tercer trimestre, la ocupación aumentó, respecto al segundo, en 226.500 empleos. Es decir, no toda la reducción del paro (-253.900) se tradujo en un crecimiento de la ocupación. La diferencia (-27.300) corresponde a la disminución de la población activa; continúa así la tendencia de caída iniciada hace ya cuatro años, en el tercer trimestre de 2012.

La calidad del empleo

Así pues, sigue creciendo el empleo en España pero, ¿se puede decir que también aumenta la calidad? Como en casi todo, la respuesta no es única, pero la EPA parece mostrar una mejora de ésta durante el tercer trimestre:

1) La mayoría, el 85%, de las personas que trabajan, lo hace a tiempo completo; en el tercer trimestre, la ocupación en este régimen creció (+330.500), mientras que la de tiempo parcial se redujo (-104.000).

2) Mejora bastante el mercado de trabajo juvenil. El número de empleados con edades comprendidas entre los 16 y los 24 años se incrementó en 98.600 personas, mientras que el de parados bajó en 45.400. Como consecuencia, el paro juvenil, aunque siga estando en niveles muy elevados, ha caído hasta el 42%. Conviene recordar que, hace un año, se situó en el 48% y, en el primer trimestre de 2013, alcanzó la cota máxima, con un 57%.

3) Casi todo el empleo creado en el tercer trimestre se generó en el sector privado (+218.000); mientras que el público se acrecentó en 9.000 personas. Este aumento del empleo público se debería haber evitado y, en el futuro, si se quiere reducir el déficit, habrá que ir ajustando las plantillas de las Administraciones Públicas.

4) Siguió creciendo el empleo por cuenta propia. Además, en el último año se dieron de alta 32.700 autónomos, que, a su vez, proporcionaron trabajo a otras personas.

5) El número de hogares en los que todos sus miembros activos están ocupados creció durante el trimestre en 202.000.

6) Disminuyó el número de hogares en los que todos están parados (-136.000); si bien continúa siendo una cifra elevada, 1,7 millones, pero es la más baja desde el año 2010.

Sube la temporalidad

Desgraciadamente, a estos aspectos positivos hay que unir el aumento de la temporalidad. Durante el tercer trimestre, los contratos de este tipo aumentaron en 246.000, es decir, un 6,3%, más que en el trimestre anterior mientras que los indefinidos se redujeron (-29.100). Este incremento de la temporalidad, la más alta desde el año 2008, está íntimamente ligada al espectacular crecimiento del empleo del sector servicios, que se engrosó en el tercer trimestre con 179.000 personas más.

Este fortalecimiento también ha quedado recogido en el Índice de Actividad del Sector Servicios, publicado esta semana por el INE, y que muestra que, en agosto, ésta aumentó un 6% en tasa anual, quitados los efectos estacionales y apoyada principalmente en el mayor dinamismo de los subsectores de Venta y reparación de vehículos y motocicletas, Actividades profesionales, científicas y técnicas y Hostelería.

Crecimiento del empleo en los servicios que se debe también en buena medida a las pujantes cifras de turismo de este verano. Y es que, durante el tercer trimestre, las pernoctaciones hoteleras alcanzaron niveles sin precedentes en las series históricas de ocupación. Aumentaron un 5,3% respecto al mismo trimestre del año pasado, gracias, especialmente, al incremento de las realizadas por extranjeros (+7,5%). Las de los españoles cerraron el trimestre con un moderado crecimiento del 1,3%.

Todo esto hace que la temporalidad del empleo en España se sitúe en el 27%, 2 puntos más que en el mismo trimestre de 2015 y la más alta de los últimos ocho años. Sigue, por tanto, repuntando en la fase expansiva del ciclo, después de haber descendido durante los años de la crisis, cuando, efectivamente, sufrieron mucho más los  trabajadores temporales que los que tenían contratos fijos. Así, en 2012, la temporalidad bajó hasta mínimos históricos del 23%. Con la información conocida ayer, desgraciadamente, España sigue liderando los niveles de temporalidad de la OCDE y de la Unión Europea, áreas donde la reactivación económica ha traído aparejado un descenso de la misma.

En el cuadro que tienes más arriba puedes observar que, desde su cota más baja, el empleo fijo creció un 5% mientras que el temporal lo hizo en un 35%.

La economía sigue avanzando

El importante aumento de la ocupación que se viene produciendo en España en los últimos dos años (más de un millón de empleos) es el reflejo de un comportamiento ascendente de la senda económica. En el tercer trimestre, respecto al segundo, el Producto Interior Bruto (PIB) creció el 0,7%, consolidándose así la tendencia positiva que comenzó hace más de tres años. En los próximos trimestres se mantendrá la senda de suave reducción de la tasa de crecimiento, entre otros motivos porque el nuevo gobierno tendrá que avanzar en el ajuste fiscal, con el fin de alcanzar el objetivo de déficit público en 2017. En consecuencia, el crecimiento económico en 2016 se situará en el 3,2%, mientras que el año próximo será algo menor (+2,5%).

Un mayor empleo supone una renta disponible de los hogares más elevada, lo que fortalece el consumo privado. Ante esta mayor demanda, las empresas están produciendo más y, por tanto, también necesitan invertir más. De ahí que haya crecido la formación bruta de capital en el tercer trimestre. Esta mayor inversión genera un círculo virtuoso que hace repuntar el empleo, el consumo y la producción.

Perspectivas de futuro

España ya tiene un nuevo gobierno, que deberá afrontar las tareas pendientes. Hace falta un Ejecutivo estable, que insufle confianza a la inversión empresarial, incluida la directa exterior. Tendrá que poner en marcha una segunda generación de reformas del mercado de trabajo que consoliden la recuperación del empleo a largo plazo y que reduzcan la temporalidad y, todavía más, la tasa de paro.

En definitiva, los datos del tercer trimestre muestran que España está mejorando notablemente, tanto en crecimiento económico como en su mercado laboral, pero que aún queda mucho por hacer, como reducir la temporalidad. Para ello se necesita unificar los tipos de contrato laboral y reforzar la cualificación de la mano de obra, de modo que se adecúe más a lo que demandan las empresas.

Fuente: Rafael Pampillón. «Asignatura pendiente en el empleo: la temporalidad.» Expansión,  28 de octubre de 2016. Página 61.