Archivo de junio/2015

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La voz de las víctimas suele ser la menos escuchada. La vulnerabilidad de su situación y el temor a daños aún mayores evitan a menudo que se alce y, cuando lo hace, la del verdugo acostumbra a resonar con más potencia. En ocasiones, al silencio de las víctimas se añade la infamia difusa del «algo habrán hecho». Es lo que ha sucedido en el caso Banco Madrid.

La tesis es que el Estado ha sido cooperador necesario en la muerte de Banco Madrid, que hasta su intervención por el Banco de España, rebosaba salud. Su desaparición deja 15.000 clientes desprotegidos, cerca de 300 familias sin empleo y la honorabilidad de todos en entredicho. No es novedad que los poderes públicos lleven a la quiebra a una entidad financiera, pero sí que contribuyan a destruir un banco en una semana y se desentiendan de sus víctimas.

Hasta el pasado 9 de marzo nada hacía presagiar la caída en desgracia de una de las entidades financieras de mayor crecimiento y solvencia del país. Reguladores, supervisores y prestigiosas auditoras habían bendecido una y otra vez sus cuentas y procedimientos, y en su consejo de administración se encontraban nada menos que un ex director de Inspección de Banco de España y una exdirectora del Tesoro. Pero ese día se produjo un hecho significativo. El consejo recibió un informe de tres páginas del Sepblac (órgano de prevención del blanqueo de capitales). Era la primera noticia de esta institución desde que en abril y mayo de 2014 inspeccionara las operaciones del banco y concluía con la recomendación de que elaborase un plan de acción para corregir algunas deficiencias detectadas en los procedimientos de prevención de la operativa de blanqueo de capitales. Pura rutina bancaria, parecía.

Sin embargo, el elemento más inquietante de ese informe solo se revelaría un día después: precedió casi milagrosamente en unas horas al detonante de la caída en desgracia del banco. El 10 de marzo se hizo público un informe del FinCEN -institución dependiente del Tesoro de EEUU- en el que declaraba a BPA -matriz andorrana de Banco Madrid- institución financiera de máxima preocupación en materia de blanqueo de dinero. No se mencionaba a Banco Madrid, la acusación sólo se apoyaba en tres casos sub iúdice del pasado y se vulneraban los principios de discreción, proporcionalidad, presunción de inocencia y derecho a la propia defensa, pero bastó para disparar todas las alarmas.

Ese día, después de que las autoridades andorranas intervinieran BPA, Banco de España decide situar a dos interventores en Banco Madrid. La medida podía tener sentido si su objeto era el declarado de preservar la operativa de la entidad. Pero pronto se vio que no. En el último párrafo del acuerdo de intervención se afirmaba que si en la siguiente reunión del Comité Permanente que dirige el Sepblac se decidía abrir expediente sancionador a Banco Madrid, sus administradores serían sustituidos. Además, en una situación de pánico potencial, es deber esencial del regulador, y así consta en su normativa, dar garantías a corresponsales y contrapartidas sobre la seguridad de seguir operando con el banco cuya viabilidad se cuestiona. Por primera vez en la historia de la banca española, su banco central renunció a ese deber.

Ante esta falta de apoyo y la negativa de Banco de España a propiciar un cambio en el consejo de administración que permitiera la segregación de Banco Madrid respecto a BPA y facilitara la compra del banco español por alguna de las muchas entidades interesadas, su consejo de administración decidió dimitir la noche del miércoles 11. Se entendía que la entrada de lleno del supervisor en la entidad conllevaría que finalmente asumiese su deber de protección de empleados y clientes. No fue así.

¿Por qué esa negativa de Banco de España a cumplir con su deber? Según testimonios muy fiables, en el banco central ya sabían que en la reunión del Comité Permanente que se celebraría el viernes se decidiría sancionar a Banco Madrid y remitir el caso a la Fiscalía. Y así fue.

El Ministerio de Economía, de quien depende el Sepblac, asesta un golpe definitivo a su víctima. El Comité Permanente decide abrir expediente administrativo a Banco Madrid por infracciones graves y muy graves y, además, remitir el caso a la Fiscalía Anticorrupción. Lo más inaudito es que ambas medidas son hechas públicas de inmediato. Nunca antes había sucedido, a pesar de los numerosos casos previos de sanciones administrativas y denuncias ante la fiscalía, por dos buenas razones: la primera, que en el sector la discreción es clave para la supervivencia del sistema; y la segunda, que el deber de secreto está explícitamente consagrado en el artículo 49 de la Ley de Prevención del Blanqueo de Capitales.

Se pensará que al menos el informe tan expeditivamente remitido a la Fiscalía sería demoledor. Pues ni siquiera. Las operaciones denunciadas por indicios de irregularidad, unas veinte, que incluyen varias cuentas ya cerradas en el pasado -en su mayoría originadas antes de la adquisición del banco por BPA- y una operación de 2012 ya conocida más de un año atrás, sumaban unos 15 millones de euros, frente a un balance de la entidad de cerca de 1.200 millones o unos activos bajo gestión de 6.000 millones. En el peor de los casos, de confirmarse las irregularidades, habrían merecido una multa moderada, pero la pena real fue de muerte.

Y es que semejante sucesión de noticias adversas sin una reacción protectora digna de ese nombre harían tambalearse a cualquier institución financiera, incluso a una tan solvente como Banco Madrid. A los recelos de corresponsales y contrapartidas se unía la aceleración de los reembolsos de los clientes y las salidas de depósitos.

Sentencia de muerte
Ese mismo fin de semana, Banco de España preparó la sentencia de muerte de Banco Madrid. Constató el deterioro progresivo de su liquidez, determinó que el destino inevitable era el desangramiento del herido y, ante semejante fatalidad, acordó suspender su acceso a la liquidez del banco central, lo que en la práctica significaba acelerar el desangrado; el BCE recuperaba inmediatamente 231 millones de euros de un préstamo que vencía en mayo y, en consecuencia, se dificultaba aún más la posibilidad de hacer frente a las salidas de fondos. El corolario para Banco de España era claro: los administradores de Banco Madrid (el propio banco central) debían proceder a solicitar concurso de acreedores, algo que se hacía realidad el lunes 16, al mismo tiempo que la suspensión de la operativa de la entidad.

Así, la decisión de no proteger a Banco Madrid -ni ofreciendo seguridad a corresponsales y contrapartidas, ni permitiendo su acceso a la liquidez del banco central- dispara la probabilidad de una insolvencia futura que tautológicamente se toma como justificación de esa ausencia de protección. La decisión de que el destino de Banco Madrid era la liquidación crea las condiciones para que ese destino resulte inevitable.

¿Era inevitable que Banco Madrid fuera la primera entidad financiera española en la que se declara un concurso de acreedores? Las peculiaridades del sector financiero justifican que la ley le dedique un tratamiento especial y España cuenta con el Frob y con la ley 9/2012 de reestructuración y resolución de entidades de crédito. En su somera deliberación del domingo 15 de marzo sobre qué hacer, Banco de España contempla junto al concurso de acreedores la alternativa más obvia: la resolución a través del Frob. Al menos permitiría la continuidad de la actividad de la compañía y su venta a otra entidad.

Pero se decanta rápidamente por el concurso: afectaría esencialmente a accionistas y acreedores subordinados y no comprometería fondos públicos, al contrario que la intervención del Frob, dice, que además no tendría justificación de interés público. Un argumento último es reseñable: la venta de la entidad se haría muy difícil sin garantía del Frob ante la amenaza de multa por parte del Sepblac. Días después, el propio Frob, requerido por el juez del concurso a pronunciarse, repite fielmente los argumentos del banco central para desentenderse.

Los acontecimientos han demostrado que la decisión fue muy desafortunada. Sobre todo, se ha demostrado falso que no hubiera razones de interés público para que el Frob acometiera la resolución. El artículo 19 de la mencionada ley 9/2012 señala que el interés público tiene que ver con los objetivos detallados en su artículo 3, entre ellos «proteger los fondos reembolsables y demás activos de los clientes de las entidades de crédito». Pues bien, más de dos meses después del bloqueo de la operativa de Banco Madrid, unos 6.000 clientes aún no han podido acceder a inversiones financieras por valor de cerca de 2.900 millones de euros. La causa de esa ilegalidad reside en gran medida en el concurso de acreedores: la brusca paralización de la actividad del banco ha exigido complejos procesos manuales para realizar traspasos de subyacentes, cambios de comercializador y, finalmente, reembolsos, cuya materialización no se adivina aún y se complica por la salida de empleados.

Tampoco se ha demostrado cierto que la vía del concurso de acreedores no comprometiese fondos públicos. La CNMV se está viendo obligada a incrementar progresivamente los recursos que dedica al caso para intentar, hasta ahora con poco éxito, defender los derechos de los inversores. Entretanto, las demandas de clientes y accionistas se incrementan y no es en absoluto descartable que la negligente actuación de las administraciones públicas merezca en el futuro condenas judiciales con costes económicos sustanciales.

Ni siquiera es seguro que la intervención del Frob hubiese conllevado la inyección de fondos públicos. Es de suponer que se habría producido en un contexto de apoyo del BCE y de Banco de España, así como de las acciones necesarias para tranquilizar a clientes y contrapartidas, lo que debería haber servido para detener la salida de fondos. Y, desde luego, la venta posterior de una entidad tan saneada y atractiva para su competencia habría resultado rentable para las arcas públicas.

Finalmente, causa admiración que un argumento clave esgrimido para no facilitar la venta de Banco Madrid fuese el riesgo imposible de cubrir de una hipotética multa sobre la entidad. Si se trataba del temor a una multa de EEUU, la propia diplomacia estadounidense se encargó de recordar, demasiado tarde para el banco, que el aviso del FinCEN no acarrearía en ningún caso una multa, más allá de que la entidad española nunca fuese mencionada en su denuncia. Y si se trataba de una posible multa española, no deja de ser llamativo que el Ministerio de Economía (Frob) se resista a dar garantías sobre una multa que depende del propio ministerio (Sepblac) y que en cualquier caso habría sido moderada y acotable.

Acusación sin pruebas

¿Por qué esa negligencia de las instituciones del Estado? ¿Por qué desde el Ministerio se acusó públicamente y con escasas pruebas a Banco Madrid y se descartó cualquier viabilidad futura y desde el Banco de España se renunció al deber de protección precipitando su muerte? El miedo a EEUU o la sumisión ciega a sus designios, por encima del deber de proteger a instituciones y ciudadanos, es la interpretación más sencilla.

Puede añadirse el miope cálculo político en año electoral que ve en la denuncia estadounidense una oportunidad para presentarse como azote de bancos, ricos, paraísos fiscales y corruptos ante una opinión pública saturada de desmanes y rescates bancarios. Como si fuera posible hacer desaparecer con un solo gesto de falsa firmeza años de gestión corrupta de cajas y de quiebras verdaderas y muy costosas. Y también es posible añadir la circunstancia de que entre los 15.000 clientes había algún enemigo político.

Pero lo importante de esta historia son sus víctimas. Los accionistas y los clientes de Banco Madrid sin duda lo son. Los primeros concitan cierto escepticismo (ricos, andorranos y ¿blanqueadores?), pero la injusticia básica, desde luego procedimental, de la agresión sufrida y sus consecuencias permanentes los incluye necesariamente. En cuanto a los clientes, su crimen fue confiar la gestión de su patrimonio a una entidad eficiente regulada y supervisada por las autoridades españolas. Y su castigo, el bloqueo de su patrimonio, la incertidumbre sobre su evolución y su futuro y la sospecha pública sobre su honorabilidad.

Y casi nadie se acuerda de los empleados, probablemente las víctimas más desprotegidas. En una semana vimos cómo se desmoronaba nuestro proyecto profesional, el medio de vida de trescientas familias, sin alcanzar a saber por qué. En ese tiempo pasamos de trabajar en una entidad respetada y pujante a hacerlo en un lugar aparentemente despreciable; nosotros mismos parecimos volvernos despreciables a los ojos del mundo y alguna entidad del sector se apresuró a hacer saber que no nos aceptaría.

Han tenido que transcurrir cerca de tres meses para que empiecen a concretarse las posibles condiciones de nuestro injustificado despido, que nos hemos visto obligados a negociar con una administración concursal desbordada, en medio de un campo de batalla de intereses y tratando con poco éxito de ayudar a nuestros clientes a orientarse en un entorno opaco e imprevisible. Y entretanto, las instituciones del Estado que nos trajeron a esta situación ni se han dignado a asistir a nuestro entierro, cuya decencia posible contribuyeron a minar con notables despilfarros durante la intervención.

Mención especial merecen los empleados de la gestora de fondos del banco, pieza esencial de su éxito, y los de su bróker online. Al depender formal y arbitrariamente de empresas separadas, su destino es aún más oscuro que el del resto de empleados. Su previsible horizonte concursal todavía está por confirmar y la falta de activos disponibles de sus compañías ni siquiera augura una indemnización digna.

Hay dos víctimas más: el derecho a la información y la seguridad jurídica. Respecto a la primera, baste recordar cómo el 30 de marzo un periódico importante dedicaba casi toda su portada a la «información», procedente de anónimas fuentes de la fiscalía, de que Banco Madrid era una estructura para blanquear, obviamente sin aportar ni un solo dato. Y en cuanto a la seguridad jurídica, el terrible mensaje lanzado a los ciudadanos es que pueden ser condenados sin juicio previo y que sus inversiones y puestos de trabajo nunca estarán seguros en una entidad financiera española no sistémica.

Juzgue el lector qué castigo merecen los comportamientos descritos y qué resarcimiento sus víctimas. Y si los ciudadanos no mereceríamos un Estado que, aunque no siempre pueda salvarnos, al menos no nos condene.

 

FUENTE: Antonio Zamora, El Economista, 28 de mayo de 2015

 

28
Jun

La salida de Grecia de la zona del euro.

Escrito el 28 junio 2015 por Jose Maria O´kean Alonso en Unión Europea

Puede que la Unión Monetaria (UM) no tenga futuro sin Grecia, pero Grecia no tiene futuro en la zona del euro. Esta es la realidad en las condiciones actuales.

Para que Grecia tuviera futuro en el €, deben darse al menos uno de estos dos escenarios posibles:
1) Que Grecia se torne en un país competitivo sin tener que devaluar (como ha sido el caso de España).
2) Que pueda asumir su deuda pública y que esta no siga creciendo.

Para que Grecia sea competitiva sin devaluaciones, necesita que los otros tres factores de competitividad (productividad, costes e inflación), mejoren respecto a sus socios comerciales. Sin duda la competitividad ha mejorado en Grecia, debido al paro masivo, que ha incrementado la productividad, y la bajada de costes salariales. Este enorme sacrificio social estaba empezando a dar resultados hace unos meses, pero hoy parece que no es suficiente y el pueblo griego ya no está dispuesto a seguir este duro camino.

En cuanto a la sosteniblidad de la deuda pública (es decir, seguir refinanciándola y evitar que siga creciendo) sólo hay dos alternativas dentro de la zona €:

2.a) De un lado seguir reduciendo el gasto público y/o subiendo los impuestos. Este es el camino ofrecido por la troika, que está llevando al país al borde del colapso social y que lo griegos deben votar en referéndum el próximo 5 de julio.

2.b) Que la UM, de su Presupuestos, inyecte anualmente a Grecia una cantidad de euros suficiente para financiar permanentemente a Grecia. ¿Cuánto puede ser esta cantidad? Es posible que entre un 5 y un 10% de su PIB (entre 16.000 y 33.000 millones de € anuales). Una cantidad que los miembros de la UM no están dispuestos a aportar cada año, por la sencilla razón de que sus ciudadanos no lo aprobarían.

Foto: griegos hacen fila para sacar dinero de un cajero en Atenas. Agence France-Presse/Getty Images

Sin título 6Sin duda las razones geopolíticas son muchas y relevantes para que Grecia siga formando parte de la zona € y del bloque occidental y no caiga en la influencia económica y política de Rusia o China. Añadiendo a esto que Grecia es junto con Turquía uno de los países frontera junto al mundo islámico fundamentalista, al igual que lo es Marruecos y España en el lado occidental. Estas razones impulsarían la alternativa de ayudar permanentemente a Grecia para seguir en el € y es la salida a la que la negociación del Gobierno griego quiere llegar junto a una nueva condonación de la deuda.

¿Qué podemos esperar que ocurra?

Quizás el camino que recorrió Argentina para salir de la dolarización de su economía pueda servirnos de experiencia, aunque en aquel caso existían pesos en circulación y fue más fácil de transitar.

Es posible que los griegos voten NO en el referéndum del próximo 5 de julio, sigan acudiendo masivamente a sus bancos a retirar sus fondos en € y los bancos intenten retrasar esta sangría estableciendo un procedimiento administrativo que origine grandes colas o que incluso cierren sus sucursales bancarias algunos días. El BCE cerrará el crédito al sistema financiero griego y el Estado griego tendrá que seguir pagando sueldos y pensiones y no tendrá euros para hacerlo. Para ello algunos estados argentinos crearon los patacones y Grecia puede crear dracmacones, una promesa de pago en € que empezará a circular como instrumento de intercambio en grandes cantidades y que rápidamente se irá devaluando respecto al € y será el origen de la nueva moneda griega.

Mientras, habrá un gran descalabro en la Bolsa griega y algunos desequilibrios temporales en las Bolsas europeas y el BCE acudirá a mantener el precio de la deuda de los países de la zona €, evitando que la prima de riesgo de alguno de ellos se dispare.

La deuda griega se desplomará y sus tenedores se mentalizarán para el default. Las cantidades prestadas a Grecia en su plan de rescate no se recuperarán y es posible que ante la alternativa de tener que cubrirla por los diferentes países de la UM, se establezca un fondo deudor y finalmente se termine monetizando.

Grecia, mientras tanto, irá ganado competitividad vía devaluaciones y perdiéndola vía inflación, el paro será elevado un tiempo como ahora, pero la creación de dinero y la inflación irán generando actividad interna, el turismo y las exportaciones irán elevándose y la economía griega en un par de años empezará a crecer y recuperarse, eso sí con unos salarios de millones de dracmacones que equivaldrán a unos pocos euros.

La UM, no creo que pase grandes sobresaltos después de unos meses de desajustes en los que lentamente irán tomando decisiones para apagar los grandes fuegos y en dos años nadie recordará que Grecia formó parte del €.
Si fuéramos griegos ¿qué votaríamos el 5 de julio?

28
Jun

El Gobernador del Banco de España, Luis Linde, afirmó esta semana que no es posible mantener la actual capacidad adquisitiva de las pensiones españolas en el largo plazo. Se cuestiona, una vez más, la sostenibilidad del sistema público de pensiones y se vuelve a levantar la voz para conseguir un cambio que permita resolver este problema. Los trabajadores españoles se enfrentan una vez más a la incertidumbre de si el Estado será capaz o no de pagar en el futuro unas pensiones que cubran las necesidades que puedan tener en su vejez.

Desde hace años, muchos economistas venimos advirtiendo a los distintos gobiernos de España sobre el riesgo de desequilibrios presupuestarios futuros como consecuencia del mayor gasto en sanidad y materia de pensiones. También los organismos internacionales, en sus informes sobre la economía española, suelen insistir sobre la necesidad de modificar el sistema de pensiones: alargar todavía más la edad de jubilación, introducir elementos de capitalización, aumentar la natalidad, etc. Subir los impuestos y rebajar las prestaciones es otra salida, pero muy impopular y muy ineficiente.

Envejecimiento

¿Por qué tanta preocupación sobre las pensiones? La respuesta más extendida a esta pregunta es que en muy pocas décadas España se convertirá en uno de los países más envejecidos del mundo. Un ejemplo: los españoles con edades comprendidas entre los 16 y los 24 años (que es la población juvenil y que son 4 millones) son en número un 26% menos que la población que tienen 10 años más y que, por tanto están entre los 26 y 34 años (5,4 millones). Una realidad que muestra una pirámide de población invertida, lo que significa que  cada año que pasa un menor número de trabajadores tendrán que mantener a un mayor número de pensionistas.

Sin título 3

 Este rápido proceso de envejecimiento de la población se produce como consecuencia de la tasa de fecundidad –una de las más bajas del mundo (1,2 hijos por mujer) – y del aumento de la esperanza de vida. En la actualidad las mujeres nacidas en España están entre las europeas más longevas con 86 años, frente a una media en Europa de 83, mientras los hombres se sitúan en los 80 –la media europea masculina está en 78 años–. Ambos elementos –baja natalidad y aumento de la esperanza de vida– determinan ese progresivo envejecimiento de la población y el consecuente aumento del gasto en pensiones.

Así, esta semana se ha publicado que el gasto en pensiones ha aumentado en junio un 3% respecto al mismo mes del año anterior. Este aumento no es consecuencia de que se esté pagando una mayor pensión por jubilado, que prácticamente está congelada, sino al aumento en el número de pensionistas. O lo que es lo mismo, cada año que pasa solo por la incorporación de nuevos jubilados el gasto en pensiones aumenta un 3%. Un ritmo que con el tiempo irá creciendo y que si no se tomasen otras medidas sería necesario que los jubilados cobrasen menos  o bien que aumentasen las cotizaciones sociales. Aumentar las cotizaciones no parece viable por dos motivos: 1) porque equivaldría a subir el impuesto sobre el trabajo lo que provocaría más desempleo y 2) porque estamos inmersos en un entorno de moderación de costes laborales que está permitiendo mejorar la competitividad de la economía y con esa mejora aumentar el crecimiento económico, el empleo y la recaudación.

Aumenta la actividad económica

Efectivamente, gracias a esa moderación salarial, España lleva dos años de recuperación económica y parece que estamos siguiendo por ese camino. Según informó esta semana el Banco de España en este segundo trimestre la economía creció el 1% con respecto al primero. En términos anualizados (multiplicando el dato trimestral por cuatro, tal como se hace en EEUU) el PIB aumentó un 4% que es el ritmo de crecimiento más rápido desde que comenzó la crisis.

En esta misma dirección va el Índice de Cifra de Negocios Empresarial (ICNE) que este martes dio a conocer el INE. Se trata de un indicador de coyuntura que permite observar, mes a mes, cómo evolucionan un conjunto de sectores económicos que representan el 50% del PIB español. El ICNE del mes de abril de 2015 corregido de efectos estacionales y de calendario, registró un crecimiento del 2,5% con respecto al mismo mes del año pasado, encadenando catorce meses de crecimientos ininterrumpidos.

Toda esta información, junto con el imparable crecimiento del empleo, confirma el fuerte aumento de la actividad económica. Una situación sorprendentemente positiva que si se mantuviese en el tiempo facilitaría, aunque no solucionaría, la sostenibilidad del sistema de pensiones. Efectivamente, una mayor producción de bienes y servicios no sólo tiene repercusiones positivas sobre el mercado laboral, generando más empleo y más masa salarial; sino que también significa mayores ingresos para la Seguridad Social en forma de cotizaciones sociales.

Pero para mantener las elevadas tasas de crecimiento y de empleo actuales se precisa ser muy constantes en las políticas económicas que se han venido aplicando en los últimos años y que han permitido que nuestra economía esté en equilibrio. Efectivamente, los trabajadores y las empresas han sufrido un duro proceso de devaluación interna que ha permitido eliminar el desequilibrio exterior (aumentando la competitividad de nuestras exportaciones) y reducir el déficit público y la tasa de paro. Esto se ha traducido en más empleo y más recaudación fiscal que están aumentando los ingresos públicos, también para poder pagar mejor las pensiones.

El problema de las pensiones también se está resolviendo, en parte, por el aumento de las personas que emigran ya que buena parte de ellas están desempleados. Según datos publicados esta semana por el INE, desde el año 2010, la población española se ha reducido en más de 400.000 personas. Lo que quiere decir, que cada vez un mayor número de residentes en España se va lo que baja el gasto en prestaciones y subsidios por desempleo dejando más recursos para el Estado y, por tanto, también para el mantenimiento del sistema de pensiones.  

Pero no es suficiente. España, con una población menguante y envejecida debe seguir reformando el sistema de pensiones. De no hacerlo así, a medida que va pasando el tiempo cada vez menos trabajadores tendrán que pagar más impuestos porque el Gobierno necesitará atender más servicios sociales: pensiones y gastos médicos de los mayores. La Seguridad Social consumirá cada año que pase una parte más importante de nuestra renta nacional, lo que arroja serias dudas sobre la capacidad española de garantizar el actual sistema público de pensiones.

Fuente: Rafael Pampillón. «¿Es sostenible el sistema de pensiones?«. Expansión, 27 de Junio de 2015. Pagina 47.

17
Jun

Hoy el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha publicado la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) correspondiente al año 2014. Desde 2006, la EPF se viene realizando con periodicidad anual y sustituyó a la Encuesta Continua de Presupuestos Familiares, que antiguamente hacía el INE con carácter trimestral. La encuesta sirve para conocer los hábitos de consumo de las familias españolas. Hay que recordar que la compra de vivienda se considera inversión y no consumo por lo que no aparece en esta encuesta. Sin embargo, si que se tienen en cuenta los gastos en vivienda: alquiler, reparaciones y, en el caso de ocupar una vivienda en propiedad o cedida, el valor de mercado de un alquiler similar.

Desde el año 2006 y hasta el año pasado (ver tabla) los españoles gastaron proporcionalmente más y de forma continuada en educación y sanidad. Un fenómeno que no se produce en ninguna de las otras partidas.

Variaciones con respecto a 2008

El gasto medio por hogar, en términos nominales, (27.038 euros) se volvió a reducir en el año 2014 por sexto año consecutivo. Sin embargo lo hizo muy poco, apenas se contrajo un 0,2% y alcanza un nuevo mínimo de la serie histórica, que arranca en 2006. De este modo, acumula una caída, desde el máximo alcanzado en 2008, del 14,7%. Por su parte, en términos constantes, el gasto medio de los hogares creció el año pasado por primera vez desde 2007 (+0,5%).

Durante la crisis (2008-14) los españoles gastaron menos en bienes de consumo. En el año 2008 el gasto en consumo alcanzó el máximo (31.711 euros por hogar) y a partir de entonces ha seguido una tendencia descendente. Así, en 2014 cada hogar español consumió en media 27.038 euros, un 14,7% menos que en el año 2008.

Además, los hábitos de consumo son cambiantes. Durante la crisis, entre 2008 y 2014, los españoles gastan menos  en transporte y en hoteles, cafés y restaurantes. También gastan menos en ocio, espectáculos y cultura (-29,7%). También desciende el gasto en vestido y calzado (-29,2%) y muebles (-33,1%). En ese mismo periodo, sólo ha aumentado el gasto en vivienda(+1,2%) y en particular electricidad y combustibles (+24,9%) y en enseñanza (+25,1%).

Variaciones con respecto a 2013

En cuanto a la variación anual, entre 2013 y 2014 el gasto medio por hogar se ha reducido en 60 euros. Los descensos de mayor cuantía (de media por hogar) se han producido en los gastos en vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (-216 euros) y en alimentos y bebidas no alcohólicas (-70 euros). En este caso, los mayores aumentos aparecen en transportes (+106 euros), en salud (+84 euros) y en hoteles, cafés y restaurantes (+83 euros).

Evolución de la estructura del gasto

GRUPOS DE LA CESTA DISTRIBUCIÓN DEL GASTO
 Año base 1991 2001 2006 2011 2013 2014
1. Alimentos y bebidas no alcohólicas 26,8% 21,5% 14% 14,2% 15,1% 14,9%
2. Bebidas alcohólicas y tabaco 2,6% 3,2% 2% 2,1% 2,0% 1,9%
3. Vestido y calzado 11,5% 10,0% 7% 5,3% 5,0% 5,1%
4. Vivienda, agua, electricidad, combust. 10,3% 11,5% 25% 31,4% 33,1% 32,4%
5. Menaje, mobiliario, etc. 6,4% 6,4% 6% 4,7% 4,2% 4,1%
6. Medicina, salud 2,5% 2,9% 3% 3,1% 3,2% 3,5%
7. Transporte 13,6% 15,7% 15% 12,0% 11,5% 11,9%
8. Comunicaciones 1,4% 2,5% 3% 3,1% 3,0% 2,9%
9. Ocio, espectáculos y cultura 6,8% 6,5% 7% 6,4% 5,7% 5,7%
10. Enseñanza 1,3% 1,7% 1% 1,1% 1,3% 1,4%
11. Hoteles, cafés y restaurantes 10,9% 11,3% 10% 9,1% 8,3% 8,6%
12. Otros 5,9% 6,7% 8% 7,5% 7,5% 7,6%
Fuente: INE

 

13
Jun

Los ciclos de la Economía Mundial

Escrito el 13 junio 2015 por Miguel Aguirre Uzquiano en Economía Mundial

Hace escasos años teníamos 5 países emergentes aportando más del 50% del crecimiento económico global: El acrónimo de los BRICS aunaba la fuerza y potencia de los países en vías de desarrollo.  Pero el tiempo pasa y los ciclos vuelven.  Esta semana el Banco Mundial ha señalado como las economías de la OCDE, vuelven a retomar, siete años después de la crisis financiera global, su papel como motores de la economía global.  Parece que el gran empuje que la economía mundial ha tenido estos últimos años, debido principalmente a la pujanza de China y Brasil, está llegando a su fin. El Banco Mundial señala que de los cinco, BRICS, cuatro, con la excepción de India tienen que acostumbrase a unos años de menor crecimiento.  La previsión de crecimiento del Banco Mundial para la democracia más poblada del mundo se encuentra a un espectacular 7,5% para el año en curso.

El decrecimiento estructural en economías en desarrollo, como China, ha sido debido a una diversidad de factores, como la caída en el precio de las materias primas (commodities) o la desaceleración del comercio Sur-Sur. Esto se refleja en datos como que en el primer trimestre del año, la aportación de los países emergentes al crecimiento mundial ha retrocedido por primera vez desde el 2009 o que el consumo energético chino esté creciendo a una tasa moderada, que no se había visto desde la crisis del Sudeste Asiático de los noventa.Economia-mundial_01

Es una nueva situación que dentro de la globalización actual tiene un impacto general y diverso: Una posible contracción de la economía brasileña del 1,3% llevará a las economías latinoamericanas a un reducido 0,4% global; África Subsahariana limitará su crecimiento a un 4,2% debido al decrecimiento de su mayor economía, Nigeria y los Estados Unidos o Reino Unido verán un ligera reducción de su PIB al 2,7 y 2,6 , respectivamente.    Los BRICS suponen actualmente una quinta parte de la economía mundial: Rusia y Brasil ya se encuentran en recesión y China está sufriendo un decrecimiento notable.  El objetivo global de llegar a un 2,8% de crecimiento en el mundo en el 2015, estaría más claro si el repunte en los países de la OCDE fuese más fuerte.  ¿Y qué tenemos a la vuelta de la esquina?    Parece que la FED va a subir los tipos de interés por primera vez en una década y hay un número muy importante de empresas de países emergentes que se han endeudado en USD estos últimos años.

En el siglo XXI, los bajos tipos de interés en Estados Unidos, la pujanza de China y la globalización, han actuado de motores para los países emergentes.  Si los tres retroceden, no aparece ahora mismo en el horizonte un sustituto claro.  El mayor reto será encontrarlo para no volver a caer en otro ciclo bajista.

12
Jun

Ayer, jueves, se entregaron los Premios a la Exportación convocados por la aseguradora Crédito y Caución que han contado además con el apoyo de Expansión, el IE Business School y del Alto Comisionado para la Marca España. Las 220 historias que se presentaron y que tuve el privilegio de analizar junto con el resto del Jurado son un reflejo del buen momento que viven nuestras empresas. Seguir leyendo…

9
Jun

En un reciente artículo «Why Spain and Other Eurozone Countries Aren’t Feeling the Recovery» publicado en The Wall Street Journal, sostenía que España está creciendo, pero sus ciudadanos no sienten la recuperación. En este artículo nos proponemos, con datos, demostrar lo contrario.

El viernes pasado, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el Índice de Producción Industrial (IPI) de abril de este año; la producción industrial creció un 1,8%, en tasa interanual corregida de los efectos estacionales y de calendario. Esta mejoría de la industria se apoyó sobre todo en la mayor producción de bienes de consumo duradero (+3,5%) y de bienes de equipo (+1,2%). Por tanto, el IPI señala que tanto las familias, a través del aumento del consumo, como las empresas están mejorando su situación económica.

Efectivamente, que los bienes de consumo duradero crezcan, y en este caso lo hacen a buen ritmo, es relevante porque se trata de un sector que se suele mover en la misma dirección que el ciclo económico: cuanto mejor es la situación de la economía, mayor es la demanda de bienes de consumo duradero. Además, también indica la confianza de los consumidores en las buenas expectativas de la economía. Así, cuando las empresas y las familias prevén una situación económica más halagüeña deciden comprar electrodomésticos, productos informáticos, automóviles y muebles (todos ellos bienes de consumo duradero) para reemplazar los antiguos por otros más modernos.

Crece la confianza del consumidor

Esta mejora de la producción de bienes de consumo viene avalada por el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) de mayo que elabora el CIS y que mensualmente recoge la percepción de los consumidores españoles tanto de la situación actual de la economía como de su evolución futura. La semana pasada conocimos que en mayo este indicador alcanzó los 103,1 puntos. Son 1,3 puntos más que en abril y es la tercera vez consecutiva que el ICC logra situarse por encima de 100. El ICC sigue una escala de 0 a 200 en la que valores por encima de 100 indican una percepción positiva de los consumidores y por debajo, negativa. En cuanto a las expectativas de consumo los datos de mayo también ofrecieron una evolución muy favorable. La previsión de los encuestados respecto a la situación económica futura creció en los doce últimos meses un 17,4% llegando a los 114,6 puntos. Este aumento de la confianza confirma que los ciudadanos sí están sintiendo la recuperación.

En definitiva, parece que el consumo familiar ha venido para quedarse. Y además es probable que siga aumentando en los próximos años debido a la mejora del crédito, a la reducción de los impuestos, al aumento del empleo, al incremento de la riqueza de las familias y al mayor optimismo de los ciudadanos sobre el futuro de la economía española.

Aumentan las expectativas empresariales

Tal como indicábamos al comienzo, el IPI también muestra un crecimiento, aunque más suave, de la producción de bienes de equipo. Si la mayor producción de bienes de consumo duradero es una señal de la confianza de las familias en el futuro de la economía, más producción de bienes de equipo muestra una mejora de las expectativas empresariales. Por tanto, si aumenta la producción y, tal como está sucediendo, la instalación de bienes de equipo, también estará aumentando el crecimiento económico. Efectivamente, la inversión en bienes de equipo es un factor clave del aumento de la capacidad productiva de una economía y una señal de que los empresarios tienen buenas perspectivas de que la recuperación económica continúa.

Los datos de Markit del Índice de Gestión de Compras (PMI por sus siglas en inglés) muestran que la producción industrial en mayo fue mayor que la de abril, lo que ha permitido que este indicador alcanzase el mes pasado el mayor nivel desde que comenzó la crisis: 55,8. Al ser un valor por encima del 50 continúa el aumento del sector industrial español que está creciendo incluso más que el resto de nuestros socios europeos. En mayo el índice de manufacturas de la zona del euro se situaba en el 52,2 (Alemania en el 51,1 y Francia en el 49,4).

Además, tal y como ha confirmado el economista de Markit Andrew Harker, el sector industrial español no sólo está creciendo sino que además cada vez lo hace más rápido. Especialmente significativo es el aumento de los nuevos pedidos que no se aceleraban tanto desde antes del comienzo de la crisis económica.

Si el sector industrial sigue con este ritmo de expansión necesitará seguir aumentando la inversión en bienes de equipo. En los últimos seis trimestres la inversión empresarial en bienes de equipo ha crecido a un espectacular ritmo del 9% anual. También el conjunto de los bienes de capital están creciendo rápidamente (+6%). Los bienes de capital son un concepto más amplio que los bienes de equipo ya que incluyen las instalaciones industriales, los edificios, la maquinaria, los ordenadores y otras infraestructuras como las carreteras, los puertos y los aeropuertos. La misión de los bienes de capital (entre los que se incluyen los bienes de equipo) es aumentar la producción nacional y la productividad de los trabajadores.

Mejora el nivel de empleo

Todavía es pronto para saber cómo afectará este importante aumento de la inversión en la economía. Sin embargo, después de varios años de una fuerte destrucción de la capacidad productiva, es decir, después de una caída de la tasa de crecimiento del producto potencial, estamos volviendo a crear capital productivo. Algunos economistas pensamos que esta mayor inversión está generando no solo un mayor crecimiento económico sino también menos desempleo y más puestos de trabajo. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) en el primer trimestre de 2013 había en España 6,3 millones de parados y desde entonces esta cifra se ha reducido en casi un millón de personas (en el primer trimestre de 2015 había 5,4 millones de desempleados). Algo similar ha sucedido con el nivel de empleo. Mientras en mayo de 2013 España contaba con 16.367.013 afiliados a la Seguridad Social, dos años después, en mayo de 2015, la afiliación alcanzó los 17.221.310 trabajadores. Se trata de casi un millón más de trabajadores que están sintiendo cómo la economía se recupera.

¿Aumenta también el empleo medido en puestos de trabajo equivalente a tiempo completo? Según el INE, en los doce últimos meses se ha producido el mayor crecimiento del empleo en casi ocho años: 460.000 ocupados más. A todos nos gustaría que se generase más empleo y de más calidad, sostenible y bien remunerado. Pero para que esto se produzca la economía española debe transitar hacia un modelo económico mucho más intensivo en tecnología y en capital. Quiere eso decir que la mano de obra que se está contratando y que se va a contratar en España deberá tener un elevado nivel de formación. Pero para conseguir ese nivel, hace falta que las nuevas generaciones adquieran una educación excelente. Formación que también les servirá para aprovechar muchas de las oportunidades laborales que puedan surgir en el extranjero.

La dificultad reside en que ese modelo productivo no será capaz de absorber la mano de obra parada y de baja cualificación que campa por nuestra geografía. Recordemos que, según la EPA, de los 5,4 millones desempleados, hay casi 4 millones que no han terminado la Educación Secundaria Obligatoria (ESO), o solo han alcanzado ese nivel de formación de estudios obligatorios. Son personas que si no aumentan su capital humano difícilmente encontrarán empleo. Sin embargo, el resto de los desempleados (1,4 millones) sí han terminado sus estudios de bachillerato, han estudiado algún tipo de Formación Profesional (FP) o tienen estudios universitarios, es decir, tienen un oficio que les permitiría trabajar en un puesto cualificado.

A pesar de esta delicada situación del mercado laboral el sistema científico y tecnológico español debe apostar por la innovación, lo que significa asegurar un impacto bastante positivo y significativo en la economía y conseguir el crecimiento económico duradero a largo plazo. Es importante que la economía crezca, pero también es fundamental que aumente la productividad para que pueda ser más competitiva. Las nuevas y potentes tecnologías de la información y de la digitalización del siglo XXI, deben aumentar la productividad de los trabajadores. Durante el primer trimestre del año 2015, y con respecto al trimestre anterior, el crecimiento del PIB español fue mayor que el crecimiento del empleo, una prueba de que aumenta la productividad aparente del trabajo.

Este cambio de modelo productivo seguirá su rumbo si los cambios políticos que se están produciendo aseguran un marco de estabilidad a las empresas, también a las de capital extranjero. Y al igual que ha sucedido en otros países (Alemania, Gran Bretaña, etc.), a medida que vaya pasando el tiempo, las políticas de reforma acabarán dando buenos resultados en términos de bienestar. Una recuperación económica y del empleo que cada vez más será percibida por un mayor número de ciudadanos.

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro. «España crece y siente la recuperación». Expansión, 8 de Junio de 2015. Pagina 19.

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