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Menores precios y más crecimiento económico

Ayer el INE adelantó la evolución del Índice de Precios de Consumo (IPC) durante este mes de febrero que ha vuelto a disminuir por octavo mes consecutivo. Otros indicadores de precios de la economía española que se han conocido esta semana muestran la misma tendencia: a) durante el mes de enero el Índice de Precios Industriales se redujo un 2,8% anual, fundamentalmente a consecuencia del descenso en los precios de la energía (-10,4%); y b) en el año 2014 el deflactor implícito del PIB fue negativo (-0,5%) por primera vez en toda la serie histórica iniciada en 1996. 

reebajas [1]¿Estamos en deflación?

Aunque los precios continúen disminuyendo durante algún tiempo, no podemos afirmar que la economía española haya entrado en un proceso deflacionario. Recordemos que la deflación es una caída persistente de los precios (más de un año), generalizada (afecta a los precios de la mayoría de los bienes y servicios) y significativa (caídas superiores al 2%). En este sentido, España no está en deflación. Pero, además, la deflación se caracteriza porque genera en las familias y en las empresas expectativas de futuras reducciones de precios que les animan a retrasar las compras de bienes de consumo y de inversión a la espera de que sigan bajando los precios. Sin embargo, esto no está sucediendo. Los datos de Contabilidad Nacional publicados este jueves por el INE muestran que en 2014 la demanda de bienes de consumo y de inversión crece cada vez con más fuerza. En el cuarto trimestre del año pasado el consumo de las familias aumentó un 0,9% trimestral de modo que se mantuvo en torno al 1% en los últimos tres trimestres del año pasado. Por su parte la inversión en bienes de equipo creció un 12,2% en el conjunto del año 2014. 

La demanda externa crece 

A corto plazo, los precios continuarán reduciéndose debido a la bajada del precio del petróleo. Sin embargo, a medio plazo, la buena marcha de nuestra economía nos invita a pensar que los precios volverán a subir. Por el momento, los menores precios están favoreciendo nuestras exportaciones de bienes y servicios y facilitando la consecución del superávit de la cuenta corriente. Efectivamente en 2014,  junto con el buen comportamiento del consumo y de la inversión en bienes de equipo, las exportaciones de bienes y servicios aumentaron un 4,2% entre otros motivos gracias a la caída de  los precios españoles. La devaluación interna que sufre la economía española desde hace años está permitiendo que las exportaciones crezcan muy por encima de la producción nacional de tal forma que han pasado de representar el 24% del  PIB español en 2009, al 32% en 2014.  

Prevemos que este aumento de las exportaciones proseguirá en 2015 como consecuencia a) de la reducción de los costes empresariales, especialmente en lo que se refiere al abaratamiento de la energía, b) de la mayor competitividad de los productos españoles en los países que están fuera de la Unión Económica y Monetaria gracias a la depreciación del euro, y c) de las exportaciones dentro de la propia zona de euro ya que nuestros precios son cada vez más bajos que la media del conjunto de esos países.  

La inversión en vivienda aumenta

Este aumento de las exportaciones y del consumo está exigiendo una mayor inversión en bienes de equipo y en construcción. Efectivamente, según la Contabilidad Nacional, durante el cuarto trimestre de 2014 la producción de bienes de equipo aumentó por décimo trimestre consecutivo. Por su parte la inversión en construcción, que se redujo drásticamente durante la crisis, ha vuelto a crecer tanto en el segundo trimestre del año pasado (+1,3%), como en el tercero (+0,5) y en el cuarto (1,4%).

En este sentido, esta semana el Ministerio de Fomento informó de que en el cuarto trimestre del año se produjo un aumento de los precios de la vivienda del 0,5% respecto al tercer trimestre, el primer crecimiento positivo desde que comenzó la crisis y una consecuencia de la mayor demanda de inmuebles. Así, según los últimos datos del INE, en el conjunto del año 2014 se constituyeron 3.300 hipotecas más que el año anterior y el importe total contratado fue un 10% mayor. Una señal clara del aumento de la demanda interna y otro indicio de recuperación que también contribuye a pensar que no estamos en deflación ya que los agentes económicos no están esperando a que sigan bajando los precios, en este caso de la vivienda, para comprar más barato.

Perspectivas para 2015

En definitiva parece que, de forma más rápida de lo previsto, la economía española se recupera. Según nuestras previsiones el PIB crecerá en este primer trimestre del año un 0,8%, una décima más que en el cuarto trimestre. Sin embargo, la gran asignatura pendiente de la economía española sigue siendo la grave situación del mercado laboral. Pero en este terreno también hay motivos para el optimismo. Así, según los datos de la Contabilidad Nacional que estamos comentando, en 2014, se crearon 440.000 empleos. Este ha sido el ritmo de aumento más intenso desde 2008 y ha supuesto 392.100 puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo. Parece que el prolongado ajuste en los salarios que ha venido soportando la economía española durante la larga crisis (cinco años) ha contribuido a mejorar la capacidad competitiva de la economía. Un proceso muy duro para trabajadores y empresarios pero que se ha visto recompensado por el aumento del empleo, de las exportaciones y del consumo. Afortunadamente, está devaluación interna está llegando a su fin y las caídas de los costes laborales unitarios son cada vez menores (-0,1% interanual en el cuarto trimestre del año pasado).

No hay duda de que nuestro mercado laboral no es algo de lo que podamos estar orgullosos pero, poco a poco, va mejorando y lo hace al compás de los avances que se están produciendo en el conjunto de la economía.

Crecimiento con caídas en los precios

Pero, ¿a qué se debe que la economía esté creciendo durante los últimos siete trimestres (si incluimos el primero de este año) a la vez que los precios disminuyen? La respuesta está en que: 1º) la utilización de la capacidad productiva existente sigue siendo baja con respecto a la fase expansiva que experimentó la economía española en el periodo 1997-2007; 2º) las políticas monetarias expansivas e inflacionistas adoptadas por el Banco Central Europeo no están contribuyendo, por ahora, a que los precios en la Eurozona aumenten; 3º) la internacionalización de la economía española la está obligando a competir con países emergentes que producen a costes más bajos y, por tanto, venden a menores precios. Una prueba de ello es que mientras que los precios de los servicios aumentan, ya que están menos expuestos a la competencia internacional, los precios de los bienes industriales bajan porque tienen más facilidad para ser exportados. El motivo es que es más fácil sustituir los productos industriales españoles por los producidos en otros países que sustituir los servicios.

Así las cosas, parece que este año 2015 será mejor para el crecimiento económico y el empleo que el año pasado ya que gozaremos de: 1) la rebaja de los impuestos, b) una política monetaria más expansiva y, por tanto, mejores condiciones de crédito para las empresas y familias; c)  la depreciación del euro y d) el bajo precio del petróleo.

En resumen: la economía española crece más rápidamente de lo previsto y, por ahora, con poco riesgo de deflación. Efectivamente, el dinamismo que presenta el consumo privado, la inversión y el empleo muestra que ni los consumidores ni las empresas parecen estar postergando sus decisiones de consumo e inversión, sino más bien lo contrario.  

No obstante, hay que estar prevenidos. La deflación es un escenario que, aunque parezca poco probable, podría tener graves consecuencias para nuestra economía. Efectivamente, la tendencia hacia la deflación puede ser negativa si la caída de precios se generaliza a la mayor parte de los precios, se alarga en el tiempo y aumenta en intensidad. Pero por ahora los menores precios son una buena noticia para nuestra economía, ya que se deben a la bajada del precio de la energía, y suponen una ganancia de poder adquisitivo para los consumidores, a la vez que un aumento de competitividad para nuestras exportaciones. 

Fuente: Rafael Pampillón y Cristina Mª de Haro. «Menores precios y más crecimiento económico». Expansión, 28 de febrero de 2015. Pagina 43.