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Un país sin gobierno: El caso Belga

En el corazón del contiene y dónde residen las instituciones de la Unión Europea, se encuentra un pequeño país de 11M de habitantes que ha demostrado en los últimos años una cuestión sorprendente: Se puede estar 540 días con un gobierno provisional y el país puede seguir funcionando.  Este año y medio son un record no sólo europeo sino mundial. Es un caso insólito y único. ¿Cuál fue el motivo?.  Bélgica, señalado su tamaño, es un país complejo en el que conviven un 60% de su población que habla neerlandés (que no holandés), principalmente en la región de Flandes; un 35% que habla francés , Valonia y Bruselas capital y finalmente la comunidad germanófoba del este .  Es por ello que el gobierno actual del país, cuyo primer ministro es Elio di Rupo –socialista del partido francófono- está formado actualmente por seis partidos.  Esto sí que es un ejemplo de cohabitación, aunque quizás forzada por los acontecimientosactividadescuriosasparahacerenbelgica [1]

La coalición está integrada por los partidos socialistas, democristianos y liberales de las dos principales comunidades, la neerlandesa y la francesa.  El objetivo que se han marcado  es la reforma constitucional del Estado transfiriendo más competencias a los entes federales y ampliar la autonomía fiscal de las regiones

Bélgica se encuentra ante unos años decisivos para abordar su sistema económico mientras lidia con las tensiones políticas ya señaladas.  Su cuenta corriente entro en datos negativos en el 2011 como reflejo de una pérdida de competitividad  industrial, en uno de los principales exportadores mundiales,  mientras se producía una escalada constante de la deuda pública que ya alcanza el 100% del PIB.

Los datos de exportación de Bélgica, siempre sorprendentes por su volumen están ligados a las frenética actividad de los puertos de Amberes (Antwerp), segundo más largo de Europa y Brujas que son un punto clave del comercio en el continente y en el mundo.  Por otra parte, el país goza de una alta tasa de ahorro, 15% de la renta disponible, y una baja deuda de las familias (55% del PIB).  Utilizando de palanca una fuerza laboral altamente cualificada y su posición externa netamente acreedora , Bélgica puede enseñar al resto del continente como con un gobierno de concentración se pueden eliminar las disputas internas que tanto perjudicaron a su economía unos años atrás.