Llevamos unos años haciendo hincapié en el crecimiento de economías emergentes frente al estancamiento de otras en Europa como la Española. Para ser justos no deberíamos citar únicamente el crecimiento del PIB en los países que crecen, sino citar además el entorno social y las condiciones de los trabajadores locales
España tiene previsto crecer un 1,2% en el año en curso y el salario mínimo mensual es de 645 EUR (USD 780). Colombia tiene previsto crecer el 4,2% y el salario mínimo es de USD 330; Chile un 4,1% con USD 240 y México un 3,2% con un salario mínimo de USD 150.
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Vivimos en un mundo globalizado en el que la mano de obra ha pasado a ser un bien excedentario, encontrando numerosos mercados en los que la oferta supera la demanda. La cuestión es que cuando ponemos de ejemplo el impulso que tiene algunas economías no olvidamos citar que las condiciones laborales estándar del mercado son sensiblemente más baratas de las economías europeas que no crecen. ¿Por qué pongo de ejemplo estos tres países latinoamericanos? Porque son el ejemplo de lugares en los que el coste de la vida no deja de subir mientras que los trabajadores locales tienen una remuneración salarial que sería inadmisible en Europa. Evidentemente el coste de la vida es diferente, pero también los servicios básicos que se pueden obtener como la educación y la sanidad.
Según el Banco de España la economía local prolongó durante el primer trimestre la trayectoria de una “paulatina recuperación” de la actividad. Hay que seguir trabajando, mantener lo que tenemos y tener en cuenta que los gastos salariales en economías con un crecimiento que triplica o cuadriplica el nacional tienen una estructura diferente y sensiblemente más barata