30
Jul

Estamos agobiados por unos problemas financieros que, por su trascendencia nos impide mirar fuera del bosque y, mientras, la economía sigue en recesión y el paro subiendo. Alguna vez deberíamos pensar en eso que denominamos el cambio de modelo de crecimiento. Para unos, que se postulan como keynesianos,  esto es aumentar el Gasto Público no importa en qué, ni tampoco en la forma en la que va a financiarse. Para otros, en este caso quienes nos gobiernan, el cambio de modelo productivo consiste en flexibilizar los mercados, principalmente el laboral, legislar para reducir las trabas burocráticas e intentar abordar algunos de los problemas sectoriales del país, como el energético. Creo que ni unos ni otros van a sacarnos de dónde estamos con estos enfoques.

Cambio de modelo productivo

En mi opinión, lo que necesitamos es una nueva estrategia productiva que plantee una visión de cómo queremos ser, como país, en el futuro. Hablar de la economía del conocimiento, el I+D, «ser competitivos», incidir en la educación, etc….., es demasiado vago y en el fondo es echar balones fuera en un partido que perdemos por goleada. Tampoco tenemos recursos financieros para hacer una política estructural de gran dimensión, ni tiempo para abordar todos los problemas a la vez. Por tanto debemos diseñar una estrategia precisa, posible y sencilla, que marque un camino para que todos aquellos que quieran sumarse a ella, sepan por dónde vamos a ir y también para que aquellos que siguen presionando para que nada cambie, sepan que ellos mismos tiene que cambiar.

¿Cómo hacerlo?

Creo que hay que marcar una serie de líneas de actuación a modo de grandes directrices estratégicas para poner en ellas los recursos de los que dispongamos, las ayudas europeas que podamos movilizar y los incentivos fiscales y económicos que estén en nuestra mano. Pueden ser muchas o pocas, pero voy a proponer las que me parecen adecuadas y posibles:

1.- Coche eléctrico y energías renovables. No tenemos petróleo, ni gas, y nuestras importaciones son cuantiosas en energía, tenemos mucho sol y viento, ciudades contaminadas y un medio rural y agrícola en declive.

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Una primera apuesta debería ser un mix entre la implantación en 10 años del coche eléctrico o híbrido con biocombustible y seguir apoyando las energías renovables para aprovechar las economías dinámicas, derivadas de nuestra experiencia en estas tecnologías, que hemos conseguido en estos años. Esta línea lanzaría, con los biocombustibles y las plantas térmicas y fotovoltaícas, una nueva actividad agrícola y de servicios en el mundo rural, crearía una infraestructuras de ingeniería eléctrica e industrial en ciudades, hogares y  garajes públicos y privados, que podría absorber empleo antes relacionado con el sector de la construcción, disminuiría nuestra dependencia energética y es una apuesta de futuro, porque el mundo va por ahí y debemos ser líderes en este camino y, de hecho, muchas de nuestras empresas ya lo son y debemos potenciar su I+D en estas tecnologías. Es una línea que tendrá muchas críticas y detractores que, por lo general, están defendiendo intereses muy particulares con argumentos de sobrecostes, en los que se manipulan los datos de cada análisis pero, desde hace varios años, es muy evidente que es una acción de futuro. Esta sería la primera línea. En 10 años los coches de gasolina se gravarían con unos impuestos muy elevados y estaríamos, además, disipando las incertidumbre sobre el sector del automóvil que, como es sabido, es muy importante en la economía española.

2.- Mejora de la competitividad de las empresas españolas con dos acciones de apoyo, el fomento de la exportación y la implantación de los sistemas de información como factor de creación de valor y mejora de la eficiencia. Necesitamos mejorar nuestra Balanza por Cuenta Corriente que nos exige financiación y, además, como es sabido nuestras empresas tienen un gap tecnológico que les impide competir  en la economía global. La implantación de estos sistemas de información, que permiten diferenciar los productos y los clientes, así como mejorar la eficiencia de las empresas, permite crear valor y ser competitivos. Además al implantar los sistemas de información y formar a los trabajadores en las empresas, actividad que debe incentivarse de manera explícita, se tiraría del sector TICs y del sector de formación en nuevas tecnologías, se acumularía capital humano en nuestro tejido productivo, ayudaría al desarrollo del software en español  y marcaría un camino seguro para la formación de personas desempleadas que desean reciclarse. Es pues una política no sectorial, sino horizontal, que apoyaría a cualquier empresa de cualquier sector, que quisiera cambiar su estrategia hacia la exportación y la mejora interna de la productividad con el uso de las tecnologías de la información.

3.- Las políticas sectoriales podrían ser muchas pero creo que debemos centrarnos en al menos dos sectores que, después de la construcción, son los que más aportaban al PIB antes de la crisis. Debemos hacer un mix entre el turismo y la salud. Tenemos que mostrar como un gran valor que España es un país en el que si vienes de turismo y te ocurre algo, nuestro sistema sanitario puede atenderte con garantías y debemos ofrecer este servicio de una forma diferenciada. Esto es un valor, que debemos completar para abastecer la demanda generalizada, en los países occidentales, de sensaciones de salud, bienestar y apariencia física de juventud. Tenemos que posicionar nuestro turismo en un sector de más calidad que atraiga a personas de alto nivel de renta que busquen este mix entre el ocio y la salud. Y facilitar y garantizar legalmente la compra de viviendas en zonas turísticas por extranjeros que quieran venir a España a veranear con garantías para su salud o a jubilarse con servicios de atención a mayores en nuestro país. Esta línea, le daría un cambio estratégico a una parte importante del sector turístico y al sanitario, público y privado, ayudaría a ir reduciendo el stock en viviendas en la costa esapañola y, a la vez, que generaría empleo en servicios sociales y atención médica.

4.- Tenemos que seguir potenciando la red de alta velocidad, buscando un diseño de las líneas ya más transversal que radial  y fomentando la conexión con nuestros países vecinos, en proyectos que pueden captar financiación de la UE. Esta línea de actuación es básica para seguir aprovechando las economías dinámicas actuales, que están permitiendo a nuestras empresas haberse convertido en líderes mundiales en esta infraestructura de transporte y estar integradas en grandes proyectos de inversión en diversos países. Seguir siendo líderes en este know how, nos permitirá estar posicionados en un mercado mundial creciente y aprovechar las ventajas competitivas que tenemos derivadas de la experiencia que hemos adquirido.

Son, pues, cuatro líneas. Son pocas, pueden proponerse muchas otras, pero tenemos que simplificar el debate, aunar los esfuerzos, evitar discusiones inútiles, ser capaces de superar las críticas de los que tienen sus intereses en mantener la estructura de una economía ya obsoleta y marcar una estrategia de futuro para que España sea un país competitivo y con un horizonte común. Esta puede ser una opción. Puede mejorarse y completarse. Pero necesitamos un proyecto común, un rumbo. Una nave en la que cada tripulante hace lo que le parece no llega a puerto. Suerte y buen verano.

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