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¿Qué es más aconsejable aumentar los impuestos o reducir el gasto público?

El martes en el post titulado Los efectos económicos de la subida del IVA. [1] comentábamos que una mayor reducción del gasto público es preferible a la subida del IVA.

Los ciudadanos perciben que, en ocasiones, el gasto público conduce al despilfarro, a la corrupción y al escándalo. De ahí que una mayor contracción del gasto público, que el que se va a aprobar mañana, sobre todo el que es innecesario e improductivo (la grasa), sería mejor aceptado por los ciudadanos que el aumento de impuestos.

Bienvenida sean las políticas de oferta: reducción en la prestación por desempleo, privatizaciones y reducción de las cotizaciones a la Seguridad Social que, sin duda, pondrán a la economía en mejores condiciones para competir. Pero todavía queda algo de grasa que eliminar en los entes territoriales: organismos autónomos, agencias, fundaciones, empresas y televisiones públicas de municipios y autonomías que emplean una importante cantidad de mano de obra.

Algo del empleo público ya se ha reducido (ver tabla). También se han suprimido algunos organismos públicos. Pero ha sido principalmente en la Administración Central del Estado.

Niveles de empleo público en España (en miles de personas)

                      Año

1.977

1.350

1.997

2.270

2.007

2.932

2.008

2.990

2009

3.102

2010

3.175

2011

3.136

2012 (1er trimestre)

3.104

Fuente: INE, Encuesta de Población Activa (I trimestre, 2012)

El caso de Cuba

El año pasado el Gobierno cubano despidió a 500 mil trabajadores estatales innecesarios que se han tenido que “buscar la vida” en el sector privado para poder vivir. Eran funcionarios que no solo no aumentaban sino que reducían y frenaban la productividad del sector público, malgastaban el dinero del estado ya que no aportaban casi ningún beneficio a la sociedad y cortaban la iniciativa y la productividad de las personas laboriosas ya que se contagiaban por el mal ejemplo de esos trabajadores ociosos o de muy baja productividad.

En palabras de Raúl Castro: “este subempleo es un cáncer para la economía cubana. Las plantillas infladas generan una pésima relación entre productividad y salario y se convierten además en una barrera para mejorar los niveles salariales de los trabajadores productivos”.

Desde 2011, Cuba ha comenzado a alentar la formación de empresas privadas, ha permitido la venta de propiedades y está reduciendo el papel del Estado en la economía.

¿Debemos seguir reduciendo el número de empelados del sector público?

¿Se puede reducir el gasto en otras partidas de las Administraciones Públicas?