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El BCE baja tipos, pero decepciona a los mercados financieros

Sí, en esta crisis están ocurriendo cosas que son difíciles de explicar. Por ejemplo, esta tarde el BCE ha situado los tipos de interés oficiales en mínimos históricos (0,75%) y los mercados han respondido con fuertes recortes: -3% la bolsa española y una ampliación de la prima de riesgo hasta 539 puntos básicos (+43 pb en la sesión). Evidentemente, el mercado esperaba más, sobre todo, una señal clara de que el BCE está dispuesto a volver a utilizar su programa de compra de deuda, al menos hasta que el nuevo fondo europeo de estabilidad (ESM) esté operativo.

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El problema es que los avances en el último Consejo Europeo se fundamentaban en cuatro pilares (unión bancaria, plan de estímulo económico, compromiso para reforzar la estructura política y económica europea y reducción de los costes de financiación). La mayor flexibilidad del ESM para que pueda comprar deuda sólo será operativa a medio plazo, por lo que la contención de los costes financieros requerirá en los próximos meses de la actuación del BCE. Es decir, con todo el verano por delante, si el BCE no compra deuda la situación se ve a complicar mucho.

Ya se ha escrito en este blog muchas veces: no puede funcionar una unión económica y monetaria con primas de riesgo superando los 500 puntos básicos. O, lo que es lo mismo, es insostenible una situación como la actual, en la que España paga un 6,6% para financiarse a 10 años, cuando nuestra inflación está por debajo del 2%. Por ello, no se debe descartar, a pesar de la dureza que ha mostrado Draghi hoy, que el BCE vuelva a comprar deuda en el mercado secundario, aunque ello requerirá de que países como España den otra vuelta de tuerca a las medidas de consolidación fiscal pendientes.

Por otra parte, la rebaja en el tipo de las facilidades depósito hasta el 0%, debería, al menos en teoría, desincentivar los actuales elevados excesos de liquidez (en torno a los 800.000 millones de euros) que se depositan todos los días en la facilidad de depósito e impulsar la concesión de nuevos créditos. Esta operativa es además una señal clara de la fragmentación del sistema financiero europeo, algo para lo que según el BCE no tiene ningún remedio. Por tanto, la desconfianza y una economía que se mantendrá en recesión la mayor parte del año nos hacen temer que su impacto será muy limitado, al menos, mientras siga abierta la crisis soberana. Situar la rentabilidad de la facilidad de depósito en negativo sí hubiese supuesto una medida verdaderamente agresiva.

En definitiva, el BCE se ha ceñido al guión, en un momento de clara inestabilidad financiera en Europa, demostrando una vez más que su estrategia es completamente diferente a la que siguen la FED y el Banco de Inglaterra. En una situación próxima a la trampa de la liquidez, no parece que la bajada de tipos vaya a tener muchos efectos en la economía real (una décima a lo sumo), aunque veremos al euribor (plazo doce meses) acercarse al 1% en las próximas semanas.