30
Jun

Esta semana hemos conocido información muy importante sobre la evolución reciente de la economía española. Destacan los datos de ejecución presupuestaria del Estado, el índice de comercio al por menor de mayo, el avance del IPC de junio y la balanza de pagos de abril.

Toda esta información nos confirma que la economía española sigue en recesión y que la corrección de los desequilibrios es lenta. No puede extrañar que la mayoría de los ciudadanos opinen que la situación económica es mala o muy mala y mantengan su nivel de consumo bajo mínimos.

El consumo se desploma

Así, en mayo, el índice de comercio minorista registró, en tasa interanual, un descenso del 4,3%. La venta minorista (tiendas, gasolineras o grandes superficies) mantiene una intensa senda contractiva, que confirma que en este segundo trimestre se ha producido un deterioro en el consumo mayor que en el primero. Los datos de ejecución presupuestaria de los cinco primeros meses del año muestran también una contracción del gasto en consumo: la recaudación por IVA se contrajo un 10,1% frente a una caída del 3,3% previsto en los Presupuestos del Estado de 2012.

La lucha contra el déficit público

Esos mismos datos de ejecución presupuestaria muestran también que de enero a mayo el déficit del Estado alcanzó el 3,4% del PIB (2,6% un año antes). No obstante, si descontamos el adelanto de transferencias a las Comunidades Autónomas (CCAA) de 9.000 millones de euros y el mayor ritmo de devolución de impuestos el déficit sería del 2,4%, frente al 2,6% del año anterior.

Es preciso recordar, sin embargo, que el déficit público llegó a representar en España más del 11% del PIB, en 2009 y que cerró el año pasado en el 8,9%. Este año se situará probablemente cerca del 7% pero este ajuste de 2 puntos porcentuales exigirá un esfuerzo mayor en la reducción del gasto público improductivo de las comunidades, la privatización o cierre de muchas empresas públicas autonómicas y municipales, reducir las duplicidades entre el Gobierno central y las autonomías e introducir urgentemente factores de sostenibilidad en el sistema de pensiones. A ello habría que unir un aumento de los ingresos como consecuencia de elevar el tipo de IVA en transporte, hostelería, espectáculos deportivos y algunos productos alimentarios, la introducción de un impuesto medioambiental y la eliminación de la desgravación por compra de vivienda.

Sin embargo, lo más destacable de los datos de ejecución presupuestaria, publicados el martes, es que los gastos financieros han aumentado un 32%. Ello se debe a la subida de la prima de riesgo y al aumento de la deuda pública. Tal como ocurrió esta semana y también la anterior, el Tesoro celebró subasta de letras que aunque haya cumplido su objetivo de emisión lo hizo a costa de pagar tipos de interés prohibitivos.

Estos niveles alcanzados por los tipos de interés no son sostenibles durante mucho tiempo. No hay que olvidar que un mayor gasto público por pago de intereses incide en un mayor déficit presupuestario, lo que a su vez obliga al Tesoro a endeudarse más.

Menos inversión productiva

Estos altos tipos de interés a los que se financia el Tesoro, además del aumento del déficit, repercuten negativamente en la economía española porque son la base sobre la que se construyen los tipos de interés de casi todos los bonos corporativos. Si suben los tipos de interés de los Bonos del Tesoro suben también los de los bonos de las empresas. Y no se debe olvidar que en una situación de poco crédito bancario las empresas necesitan financiarse en el mercado de bonos.

Además, estos tipos de interés altos repercuten negativamente en la inversión empresarial y, por tanto, en el crecimiento económico y en el empleo. Por estos dos motivos (mayor déficit público e inversión productiva más baja) España no puede aguantar mucho tiempo con estos tipos tan altos. También porque en julio debemos emitir bonos por valor de 20.000 millones de euros y en octubre por otros 25.000 millones.

España ha llegado a una situación complicada en la que el elevado déficit público y el aumento de la deuda frena la recuperación y, a la vez, la falta de crecimiento retrasa la corrección del déficit público. En ese escenario el país, por sí solo, parece incapaz de bajar su prima de riesgo. De ahí que la economía española solo puede salir adelante si el Banco Central Europeo y/o los fondos de rescate (EFSF y ESM, por sus siglas en inglés) se comprometen a mantener dicha prima de riesgo por debajo de 300 puntos básicos a través de compras masivas de deuda pública española. Desgraciadamente, sin ese compromiso, la economía española tendría que ser intervenida después del verano.

Pero a pesar del viento en contra el país sigue pedaleando. Por un lado, el Gobierno sigue haciendo las reformas y por otro los empresarios y trabajadores reducen los costes empresariales. Así, en los tres últimos años los costes laborales unitarios se han reducido en un 8% lo que está permitiendo a muchas empresas bajar precios.

Mejora de la competitividad

España lleva ocho meses consecutivos, incluyendo junio, con una inflación menor que la de la eurozona. Como consecuencia está mejorando su competitividad y reduciendo el desequilibrio económico con el exterior. El Banco de España informó ayer que en el periodo enero-abril se produjo una reducción del déficit comercial y de la cuenta corriente con respecto al mismo periodo del año pasado. La balanza por cuenta corriente que en 2007 y 2008 arrojaba déficits del 10% del PIB podría cerrar este año en uno del 2,5%.

En resumen, la economía española necesita tiempo y el apoyo de Europa para seguir corrigiendo sus desequilibrios. Mientras tanto tendrá un período de crecimiento negativo con menos consumo, gasto público e inversión. A la vez que está mejorando su productividad y competitividad, el sistema financiero se sanea y las Administraciones Públicas reducen cada año que pasa el déficit público.

Hay, por tanto, motivos para el optimismo porque la reducción de los desequilibrios (fiscal y exterior) es básica para caminar por la senda del crecimiento económico y la generación de empleo duradero a largo plazo.

Fuente: Rafael Pampillón. «España mejora, pero no lo suficiente«. EXPANSIÓN, 30 de junio de 2012, página 32.

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