16
Ago

La economía española creció en el segundo trimestre del año un 0,2% trimestral y un 0,7% interanual. De los últimos seis trimestres, en cuatro se ha registrado un crecimiento positivo. Estos datos del segundo trimestre son una décima peores que los del primer trimestre. La reducción de la tasa de crecimiento se explica por el menor dinamismo de la demanda externa de nuestros bienes que se ha compensado en parte por el crecimiento del turismo.

Por tanto, se vuelve a poner de manifiesto la necesidad de que nuestras empresas aprovechen mejor las posibilidades que ofrecen los mercados exteriores. El tirón de la demanda externa, suele ser condición necesaria en todo ciclo de recuperación. En otras expansiones conseguíamos revitalizar la demanda externa vía devaluaciones y ahora lo estamos consiguiendo más lentamente al no disponer de esa ayuda adicional. Además el estancamiento de las economías francesa y alemana no es una buena noticia.

Para compensar el debilitamiento de nuestros principales clientes conviene insistir en la necesidad de reducir los costes empresariales también los laborales para mejorar nuestra competitividad. La mejora de nuestra competitividad es un factor clave para lograr un crecimiento sostenible, equilibrado y generador de empleo.

Este patrón de comportamiento con una fuerte presencia de la demanda externa en las primeras etapas tras una crisis es además imprescindible, teniendo en cuenta la caída de la demanda interna y la necesidad de reducir el déficit público y otros desequilibrios acumulados durante los últimos años.

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