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El coste político de la crisis de la deuda en Irlanda y Portugal

La semana pasada pusimos de manifiesto en este blog [1]como la historia está plagada de cambios radicales de gobierno que se producen como consecuencia del incumplimiento de los objetivos generalmente aceptados de política económica (crecimiento económico, pleno empleo, estabilidad de precios, equilibrio exterior, etc.). Es decir, cuando en un país el paro aumenta, el crecimiento económico se estanca y la inflación se desmadra se produce una insatisfacción en el electorado. Esta insatisfacción muestra la brecha que se abre entre las expectativas de los electores y la grave crisis económica.

[Irlanda]

En ocasiones el problema no radica tanto en la calidad de la política económica como en acontecimientos externos (crisis del petróleo, ataques terroristas, caídas mundiales de las bolsas, guerra de divisas, crisis financieras, etc.) ajenos a los que gobiernan ese país. Pero en cualquier caso y como ya vimos el jueves de la semana pasada [1]se trata de gobiernos que no son capaces de resolver las crisis, es decir, no son capaces de responder a las necesidades de la sociedad. Entonces el partido político contrincante emerge como alternativa. También en contadas ocasiones y en sistemas dictatoriales dirigentes con resultados nefastos (Mao Tse Tung en China y Fidel Castro en Cuba) pueden ser sustituidos por alguien dentro de su mismo partido (Deng Xiaoping y Raúl Castro) que hagan cambios radicales de política económica (eso se espera de Raúl).

Irlanda y Portugal: elecciones anticipadas

Para contrastar la hipotesis que manteníamos la semana pasada, hoy nos hemos enterado que como consecuencia de la crisis de la deuda el gobierno irlandés está al borde del precipicio. El primer ministro Brian Cowen, del Fianna Fáil está a punto de caer. En caso de elecciones legislativas anticipadas, el Fianna Fáil tiene muchas posibilidades de perder y, en cambio, el Fine Gael (la oposición) muchas de ganar.

En Portugal, más de lo mismo, el efecto dominó que están viviendo Grecia e Irlanda, hace que Portugal sea el siguiente país sospechoso de insolvencia. El fracaso del Gobierno Socialista portugués para resolver la crisis y las medidas que está tomando hace que se enfrente el miércoles 24 a la primera huelga general conjunta de los dos principales sindicatos del país en los últimos 22 años.

El coste político que está pagando el Gobierno Socialista portugués ha hecho que el líder del primer partido de la oposición (Partido Social Demócrata) encabece las encuestas de intención de voto. Un cambio de gobierno que supondrá un cambio radical de la política económica y se producirá tras las elecciones presidenciales del 23 de enero del año que viene, en las que se espera que sea reelegido Cavaco Silva del Partido Social Demócrata (derechas) que preside pero no gobierna. Esta reelección de Cavaco abre la puerta a  elecciones anticipadas al parlamento, que se celebrarán probablemente en la primavera del año que viene, en que el Partido Socialista perderá las elecciones y que el primer ministro, José Sócrates (Partido Socialista) pague el coste político de la crisis económica.