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Sorpresas alemanas

Aunque el debate económico en las últimas semanas ha estado muy centrado en la posibilidad de una recaída de la actividad en EEUU, lo datos más sorprendentes los hemos conocido en Alemania. En primer lugar, el ritmo de crecimiento de la economía en el segundo trimestre del año (2,2% trimestral y 3,7% interanual) fue el mayor de los últimos 20 años, algo más propio de una economía emergente que de un país desarrollado, lo que ha obligado al Bundesbank a revisar su previsión de crecimiento para este año del 2% al 3%. La desagregación de los datos conocida hoy, confirma que buena parte de ese dinamismo se ha debido al espectacular comportamiento de las exportaciones (+8,2%) y de la inversión (4,7%), aunque también se debe destacar la recuperación del consumo privado (+0,6%) frente a las caídas de trimestres anteriores. De esta manera, la aportación al crecimiento ha estado bastante equilibrada: 1,4 puntos porcentuales de la demanda interna y 0,8 puntos porcentuales de externa. Es indudable que estos ritmos de crecimiento no se van a poder mantener a partir de ahora, pero para el resto de la zona euro es una buena noticia que el gigante alemán esté saliendo de la recesión con esta intensidad. Sólo hay que fijarse en los datos de pernoctaciones hoteleras en España en el mes de julio (+3% en el caso de turistas alemanes).

Vehículos alemanes, en el puerto de Bremerhaven.

La segunda noticia sorprendente es que la rentabilidad del bono alemán a 10 años está situada en su mínimo histórico: 2,2%. Con una bajada de más de 50 p.b. en el último trimestre. En teoría, este comportamiento del bono germano estaría anticipando un escenario de reducido crecimiento (no consistente con el dato comentado anteriormente), muy baja inflación y tipos de interés oficiales en Europa cercanos a cero en el medio plazo. Aunque también se puede explicar por la búsqueda de activos refugio, en un escenario económico y financiero todavía con elevada incertidumbre. También este comportamiento está ayudando a que la rentabilidad del bono español haya caído en los últimos 2 meses de cerca del 5% al 4%, junto a las medidas puestas en marcha por el ejecutivo español y sus efectos en la prima de riesgo.

Por tanto, esas sorpresas positivas de la principal economía de la zona euro nos están viniendo bien a todos. La única duda es cómo puede afectar a las decisiones del BCE en el futuro inmediato. De momento, Axel Weber (más que probable futuro presidente del BCE) ha dejado claro que las inyecciones de liquidez a los bancos se mantendrán en el medio plazo. En este sentido, tampoco cabe esperar muchas novedades en la política monetaria, al menos hasta el verano del año que viene.