15
May

Parece que ayer los mercados descontaban una situación económica para España mucho peor de la prevista. La bolsa española se desplomó más de un 6,6%. La bolsa española arrastró al resto de los mercados europeos. El euro se depreció un 1,28% y se sitúa en 1,236 dólares un euro, cuando en diciembre cotizaba a 1,5 dólares/€.  Se ve que las medidas de reducción del gasto público adoptadas esta semana por el Gobierno de España no han sido suficientes y o han convencido a los inversores. El Gobierno ha perdido mucho tiempo (2 años) y no acaba de enfrentarse a las necesarias reformas estructurales. España necesita tomar la senda del crecimiento económico pero para ello hay que ir cambiando nuestra estructura productiva orientándola hacia las exportaciones,  a la vez que se hacen las reformas pendientes: la de la administración territorial, que permita una mayor unidad de mercado, del mercado laboral que permita crear más empleo, del sector de la energía y de las Cajas de Ahorros. Sin exportaciones y reformas no habrá crecimiento económico ni generación de empleo.

El consumo no tira

El dato de caída de precios (deflación subyacente), aparecido ayer, muestra que el consumo no consigue ni recuperarse ni convertirse en motor de la economía. El elevado endeudamiento de las familias las está obligando a ahorrar más, para pagar lo que deben y, por tanto, a consumir menos. También porque el patrimonio de las familias (fondos, inmuebles, acciones, etc.) tras sufrir un duro golpe en 2008, 2009 y 2010 ha generado un efecto pobreza (reducción de la riqueza) con efectos negativos sobre el consumo que se extenderá por lo menos durante este año y el que viene. En tanto, que el elevado desempleo también provoca que la gente consuma menos y ahorre más por motivo de precaución.

La inversión no es capaz de tomar el relevo

Ante este panorama desalentador tampoco parece que sea la inversión la que tire de la economía. Las empresas, sobre todo las pequeñas que emplean más de la mitad de la fuerza laboral tienen serias dificultades para acceder al crédito. Las entidades financieras están sufriendo un aumento de morosidad que les exige mucha prudencia en la concesión de créditos, analizando cuidadosamente el nivel de riesgo. Algunas familias no devuelven los créditos por los elevados niveles de desempleo y las empresas que no pagan lo hacen porque han cerrado o no están en condiciones económicas de hacer frente a sus obligaciones crediticias.

El sector exterior es nuestra esperanza

Ante una demanda interna tan débil solo queda poner el foco en el sector exterior.  La salida de la crisis pasa por hacer las reformas estructurales y animar la exportación. Afortunadamente, tanto la depreciación del euro como un mayor crecimiento de la economía mundial darán mayor vigor a nuestras ventas en el exterior. Para apoyar esta tendencia el sector público debería afrontar mayores reducciones en el gasto corriente, improductivo e innecesario, donde todavía queda mucha tela que cortar y dirigir su gasto a aumentar la productividad de la economía y la competitividad de nuestros productos.  Por tanto, la solución a nuestros problemas económicos pasa por aumentar la cantidad y calidad de nuestra oferta exportadora y por las reformas etucturales.

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