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Grecia se encuentra en una situación económica muy complicada: recesión, déficit público del 13% del PIB y una deuda pública del 115% del PIB. En 2011, si quiere pagar los intereses de esa deuda –en vez de reconvertir esos intereses en nuevos créditos–, el Gobierno griego necesitaría tener un superávit del presupuesto primario (o sea, sin contar los pagos de intereses) de casi el 6% del PIB. Para alcanzar este superávit requeriría recortes importantes del gasto público e impulsar medidas para aumentar los ingresos del estado ya se a través de una mayor recaudación fiscal o vendiendo activos, lo que representaría el mayor ajuste fiscal de Grecia en toda su historia.

¿Es posible el ajuste fiscal?

Estos voluminosos pagos de intereses (6% del PIB) irían, principalmente, a los bancos griegos, alemanes, franceses, irlandeses y portugueses tenedores de deuda pública griega. Si el gobierno de Grecia además de pagar intereses  pagase también parte de su deuda, es decir devolviese parte del capital, necesitará un programa mucho más drástico de austeridad, que se prolongaría durante muchos años. Necesitaría un ajuste fiscal brutal que generase un superávit del 10% del PIB para retornar a un sendero de deuda más soportable. Un programa de ajuste de este tipo haría que el PIB griego se desplomara con aumentos terribles del desepleo y que los trabajadores públicos griegos soportasen recortes masivos de sus salarios (al igual que ha hecho Irlanda), lo cual, en el hirviente clima político  y social actual de Grecia, sería un camino seguro hacia niveles peligrosos de disturbios y violencia. En definitiva, Grecia ya ha iniciado un programa de ajuste, pero parece que no será suficiente.

Grecia seguirá en recesión en 2010

Además y como consecuencia de ese ajuste fiscal la economía griega se contraerá un 2% este año. Se trata de un círculo vicioso ya que al intentar solucionar sus problemas de déficit público la actividad económica se contraerá, precisamente en un momento en el que la recuperación de la economía de la eurozona sigue siendo muy débil.

Hacer una quita de la deuda: ¿del 50%?

Parece evidente que Grecia no puede alcanzar una solución a sus problemas con estrictas medidas de austeridad y/o recurriendo de nuevo al mercado crediticio. La economía griega simplemente no puede devolver su deuda ni pagar los intereses de la misma. La única manera de refinanciar su deuda sería con ayudas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y/o de la Unión Europea (UE). El primer ministro griego, George Papandreu, ha dicho que el país podría dirigirse al FMI para recibir ayuda si los países de la UE no ofrecen a Grecia unas garantías de ayuda más explícitas en la cumbre que comienza pasadomañana jueves. Merkel siempre ha sido partidaria de que el FMI participe en cualquier ayuda a Grecia, junto a préstamos bilaterales de Alemania y otros países europeos, modelo que se utilizó para los rescate de Hungría y Letonia a finales de 2008. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, por razones electorales, ha encabezado la oposición a una participación del FMI.

Desde mi punto de vista la única alternativa para Grecia es administrar una suspensión de pagos de manera ordenada. Grecia se endeudó mucho más de lo debido y los bancos prestaron a Grecia de forma imprudente. La suspensión de pagos daría una lección a los acreedores, y también a los deudores. El que la hace la paga. Los errores cuestan dinero. No debería haber lugar para el moral hazard.

Reestructuración inevitable: suspensión de pagos y concurso de acreedores

Cada día que pasa se hace más evidente que una reestructuración de la deuda griega es inevitable. Seguramente Grecia podrá forzar alguna forma de suspensión de pagos, y tal vez ésta sea la mejor alternativa. Incumplir el pago de la deuda sería doloroso, pero lo mismo sucedería con cualquier otra solución. Y una suspensión de pagos con una reestructuración “ordenada” situaría a las finanzas de Grecia en un escenario sostenible.

Tras arduas negociaciones, el Gobierno y sus acreedores probablemente terminen reduciendo la deuda de Grecia hasta la mitad. Los bancos griegos, una vez asumida la minusvaloración de la deuda soberana que está en sus activos, tendrían que recapitalizarse, pero luego podrían volver a generar nuevos préstamos.

Una suspensión de pagos también transferiría parte de los costes del excesivo endeudamiento de Grecia a sus acreedores. Eso significaría que alguien debería inyectar más capital en los bancos alemanes, franceses, irlandeses y portugueses que van a sfrir fuertes pérdidas; pero habremos aprendido la lección  y todo el mundo se volvería más prudente a la hora de prestar a Gobiernos imprudentes y derrochadores.

Fuente: Simon Johnson y Peter Boone; «La posición de suspensión de pagos de la eurozona«. Expansión 18-03-2010.

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