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Feb

Boris Moreno, cubano y Máster en Ciencias Económicas, acaba de escribir un artículo, en la revista Palabranueva, titulado: «¿Hacia dónde va la barca cubana? Una mirada al entorno económico»   . Moreno dice en su artículo que la situación económica de Cuba se ha vuelto tan mala que puede colapsar. La situación puede volverse tan trágica como la que vivió Cuba en el periodo 1990-1994. Ello se debe a que, en en los 2 últimos años, la política económica del gobierno ha estado marcada por una falta de definición y secuestrada por la ideología comunista que quiere mantener a toda costa un orden de cosas que ahoga la economía del país. Si a ello se une la severa crisis que atraviesa el mundo, la economía cubana parece hacer aguas por todas partes. El reajuste, propuesto por el gobierno, a través de una fuerte reducción de gastos puede llevar al colapso socioeconómico.

Crisis del modelo económico

Es bien sabido que existen graves cuellos de botella en el sistema económico cubano. Desgraciadamente, lo ideológico siempre ha primado sobre la racionalidad económica, a la cual sólo se le ha permitido dar algo de sí cuando el país ha naufragado en situaciones límites. La pretendida ventaja de la economía centralizada, en base a su poder de planificar, parece que no funciona. El modelo económico es  ineficiente, aislado del exterior, incapaz de generar divisas, con una agricultura atrasada (ver foto), con  una industria con niveles muy bajos de eficiencia e incapaz de potenciar las capacidades empresariales. La economía cubana, desde su frágil recuperación a partir de 1994, ha presentado una senda inestable de crecimiento del PIB. El año pasado, 2009, el PIB cayó. 

Las llamadas de Raúl Castro a trabajar duro y con eficiencia no lograrán cambiar la situación. Las condiciones socioeconómicas de un país no cambian por los discursos de su líderes o por los decretos legislativos. Son imprescindibles decisiones que, por un lado, administren la crisis y, por otro, preparen las condiciones para un cambio de entorno que permita la emergencia de fuerzas empresariales que le den un tono dinámico a la economía cubana.

 
¿Hacia dónde va la barca cubana? Una mirada al entorno económico.

Crisis del sector exterior

La política económica de estos años se ha fundado en: a) la exportación del níquel y el turismo y b) en intentar frenar las importaciones que no pueden ser compensadas por las exportaciones. La entrada de remesas ha sido otro elemento que ha permitido que el desenvolvimiento económico cubano no haya colapsado. Sin embargo, la economía cubana se ve ahora enfrentada a la disminución en el número de turistas y a la caída del precio del níquel  en un 80 por ciento. Lo que ha afectado grandemente a los ingresos de divisas que pone en una situación agobiante a la balanza de pagos. Mientras las exportaciones se estancan las importaciones han crecido en un 43 por ciento. Como consecuencia se ha determinado restringir los permisos de importaciones, pero esto ha supuesto casi una parada técnica en varias industrias que se sostienen vía importaciones. Es conveniente recordar la estructura muy poco dinámica de las exportaciones cubanas, que siempre ha sido un cuello de botella para financiar la capacidad de importar del país. Por otro lado, los ingresos de divisas vía remesas, fundamentalmente provenientes de los Estados Unidos, están cayendo debido a la crisis que experimenta la economía estadounidense y que se resiente particularmente en los emigrantes cubanos con trabajos poco remunerados y de gran precariedad. 

Crisis financiera

Estos factores han situado a Cuba en una delicada y explosiva exposición financiera, incrementando la deuda externa, a la vez que se le han cerrado varias líneas de crédito agravando la iliquidez y corriendo el riesgo de insolvencia debido a que la estructura crediticia de los bancos cubanos está anclada en créditos de corto plazo. A esto se une el cierre de varias empresas mixtas que no pueden sostener unos costes tan gravosos, y no pueden expatriar ganancias ni pagos a proveedores.

Esta grave exposición financiera no puede ser compensada con créditos de organismos internacionales, ya que Cuba no pertenece a ellos. Un importante “salvavidas” para el gobierno cubano lo representa el acuerdo energético con Venezuela y los pagos por los servicios de colaboración, pero la disminución del precio del petróleo, por debajo de los 80 dólares por barril, ha mermado esta puerta de ingresos frescos.

¿Qué medidas de política económica se pueden tomar?

1) la promoción del trabajo por cuenta propia, asegurando esto con una Ley que provea amparo jurídico a esta forma de trabajo con el objetivo de reducir la incertidumbre y la desconfianza que se ha instaurado entre ese tipo de empresas.

2) la participación de la inversión extranjera debería contar con mayores seguridades en lo que se refiere a su participación en los beneficios y la posibilidad de su repatriación.

3) La libertad de expresión. Cuba necesita un compromiso formal de su gobierno en reconocer la capacidad de opinar de todos los ciudadanos sin que esto implique represalias de ningún tipo. Se debería favorecer el intercambio de ideas y opiniones.

4) el cambio de la política de sustitución de importaciones por otra de promoción de exportaciones se hace necesario. Sólo así pudiera hacérsele frente al peso que representan las importaciones en la balanza de pagos de nuestro país, sin cortar el flujo de las importaciones, de las cuales dependemos grandemente. Para esto sería recomendable hacerle espacio a la banca internacional con posibilidad de operar.

5) la unificación de la moneda, con todo lo que ello implica, no debería retrasarse por más tiempo. Esto traería un mejor control contable, financiero y económico para las empresas y la economía en su conjunto, favoreciendo la toma eficiente de decisiones.

6) una reforma empresarial es imprescindible, potenciando formas complementarias a la empresa estatal.

7) promover la entrada de Cuba en los organismos y mecanismos financieros internacionales.

8) Favorecer la entrada de capitales. Habría que tener en cuenta las experiencias de otros países, como Colombia y Chile, que han evitado los riesgos de salida imprevista de capitales.

Obviamente, estas medidas no son las únicas ni abarcan todo el entorno económico, pero pueden dar una idea del manejo difícil pero necesario que exige la economía de Cuba, y el país en general, en aras de superar la crisis y caminar por otra senda: una senda de crecimiento, estabilidad y desarrollo.

Fuente: Boris Moreno,  «¿Hacia dónde va la barca cubana? Una mirada al entorno económico»  Palabranueva

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