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Feb

José Ramón comentaba ayer, en este blog, los datos publicadospor el INE sobre el crecimiento de la economía española en el 4º trimestre del año pasado. José Ramón mostraba los datos trimestrales, sin embargo, en este post voy a analizar los datos del conjunto del año y las perspectivas de futuro. España cerró 2009, al igual que lo hizo en 2008, en recesión. En 2009 el PIB se contrajo un 3,6%, la mayor caída en más de medio siglo. La causa de esta recesión hay que encontrarla en la fuerte caída del consumo de las familias y de la inversión (tanto en vivienda como en bienes de equipo). 

Consumo e inversión

Respecto al año 2008, en 2009 el consumo de los hogares cayó un 5%, la inversión disminuyó un 15,3% sobre todo el componente de bienes de equipo (-23,1%) que es el más sensible al ciclo. El desplome del consumo se explica por 1) la fuerte caída en el empleo: 1.125.000 ocupados menos en el conjunto del año, 2) las dificultades crediticias  para comprar bienes de consumo duradero y 3) el efecto pobreza generado por la reducción del patrimonio inmobiliario provocada por la bajada de los precios de la vivienda. La drástica reducción de la inversión se debe a la caída de la demanda, escasez de crédito corporativo (motivado, en parte, por el aumento de la deuda pública) y malas expectativas empresariales.

Las exportaciones

En lo que respecta al sector exterior, se observa una fuerte caída en las importaciones y una reducción, aunque menor, en las exportaciones. Como consecuencia se sigue produciendo el cambio, iniciado en 2008 y que parece que se mantendrá a lo largo de 2010: la contribución positiva del sector exterior al crecimiento de la economía del país. La mejora del sector exterior hay que atribuirla a la caída de las importaciones (-19%), por el desplome del crecimiento económico y a una caída menor de las exportaciones (-11,5%). En 2010, por el lado de las exportaciones, se están produciendo dos acontecimientos positivos, la eventual depreciación del euro que dará mayor vigor a nuestras exportaciones de bienes y servicios y el mayor crecimiento mundial que configurará un escenario más vigoroso para nuestras ventas al exterior. La contribución positiva del sector exterior frente a la caída de la demanda interna muestra una tendencia favorable dentro del contexto de la grave crisis que padecemos.

Ello se debe a que España tiene que dirigir su estructura productiva a producir bienes y servicios más competitivos. Se trata de incrementar la competitividad de nuestra economía, es decir, que tengan más peso los sectores o empresas que exportan bienes y servicios. En este sentido las empresas españolas se encuentran en un momento decisivo para su futuro. Se trata de apostar por un modelo económico abierto al exterior que aumente la cantidad y calidad de nuestra oferta exportadora. Pero este cambio llevará mucho tiempo, por lo que tendremos que soportar, durante los próximos años, crecimientos económicos muy bajos. Tendremos que esperar, probablemente, al año 2015 para que España empiece a crecer por encima del 2%. 

Previsiones para 2010

Afortunadamente, estamos saliendo de la recesión. Para este ejercicio, 2010, se puede esperar una caída del PIB del 0,5 por 100, contracción muy inferior a la de los dos años precedentes. Sin embargo, los últimos datos de coyuntura publicados no son muy halagüeños, ya que muchos indicadores siguen mostrando caídas. Los índices de confianza del consumidor, de la construcción, de los servicios y del clima industrial de enero de este año siguen teniendo valores muy negativos. Siguen cayendo, también desde niveles muy bajos, las ventas del comercio minorista. A ello hay que unir el aumento del paro registrado en enero y la fuerte reducción de la afiliación a la Seguridad Social. Como decía ayer José Ramón, en este blog, el PIB se encuentra próximo a tocar fondo, si bien no se esperan tasas de crecimiento significativas en los siguientes trimestres.

Empleo

Parece que la economía española seguirá sin crear empleo neto hasta el año 2015. Hay que aplicar, mientras tanto, una combinación muy complicada de medidas de ajuste y de expansión que deben ir dirigidas a la mejora de la productividad y la reducción del déficit público. En este sentido, es preferible reducir los impuestos que aumentarlos, hay que bajar los gastos corrientes con un plan muy detallado de austeridad e incentivar, en cambio, a la inversión productiva, se debe promover un gran pacto de Estado para contener y reducir los salarios, empezando por los de los funcionarios y, por último, se debe resolver cuanto antes los problemas de nuestro sistema financiero.

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