17
Nov

Más de 60 jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo participan en Roma en la Conferencia sobre Seguridad Alimentaria auspiciada por la FAO. El objetivo propuesto es que en 2015 se haya reducido a la mitad el nivel de hambre en el mundo, en línea con los Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU.

Los presidentes de los países pobres están realizando un crítico discurso a las políticas «proteccionistas», de los países ricos, especialmente en el mercado agrícola. Es sabido que los masivos programas de subsidios deprimen artificialmente los precios, distorsionan los mercados, limitan seriamente el desarrollo y competitividad agrícola de los países en desarrollo, especialmente de los más pobres.  

En África es donde la situación es más grave y, aunque tiene abundantes recursos naturales, su explotación encuentra obstáculos hasta ahora insuperables: clima, fragilidad de los suelos, enfermedades, mal reparto de los recursos hídricos, etc. La solución está en aumentar la productividad agrícola. Es necesario que la tierra, en África, produzca más introduciendo los progresos tecnológicos logrados en materia de híbridos y semillas seleccionadas.

La ayuda alimentaria

Aunque la ayuda alimentaria exterior, ha permitido salvar muchas vidas, tiene también una influencia perniciosa sobre el desarrollo agrícola. La ayuda alimentaria mata las producciones y los mercados locales, pues equivale a un «dumping» de productos agrícolas externos que suplantan directa o indirectamente a las producciones, y como consecuencia cambia los hábitos de consumo de la gente, por ejemplo, a comer pan de trigo, en sitios donde no se puede producir trigo. De ahí que la ayuda que los países pobres necesitan se debe materializar en abonos, pesticidas, herramientas, tractores y medios de transporte que les permita producir más y de forma más adecuada a sus características y necesidades.

El ejemplo del tomate

La UE es el segundo mayor productor de tomate concentrado tras los EEUU. La Política Agraria Común (PAC) paga a los agricultores de la UE un mínimo por su producción que supera el precio mundial y que estimula la producción. El 20% de las exportaciones de tomate procesado van a parar a África Occidental y se venden a precios más baratos que los productos locales. Esta competencia ha supuesto el cierre de fábricas de procesamiento de tomate en varios países de África Occidental. Esto daña los modos de vida de los productores de tomate locales, muchos de los cuales son mujeres.

Los subsidios a los agricultores del Norte, como los que da la PAC, crean una producción que excede a la demanda nacional. Los países utilizan entonces los subsidios a la exportación para distribuir el exceso en los mercados mundiales. Esto hunde los precios y reduce los ingresos de los exportadores de los países en desarrollo, así como su cuota de mercado. Además de estos regalos envenenados la PAC, claramente proteccionista y una de las aberraciones mayores de la UE, ha impedido a muchos países pobres exportar alimentos a Europa y conseguir así las divisas que necesitan para financiar su desarrollo económico. 

Seguridad alimentaria

La solución no está, como podría parecer, en enviar los alimentos que sobran a los países en los que faltan. En éstos, no suele haber infraestructuras que permitan, de una manera eficaz, el recibir y mucho menos el distribuir y aprovechar estos «donativos». La falta, por ejemplo, de red del frío impide la distribución a los consumidores de los alimentos perecederos. La solución tiene que venir por otro camino: la victoria contra el hambre se logrará el día en que cada uno de los países que actualmente son deficitarios sean capaces de producir por sí mismos una cantidad mínima de alimentos para nutrir a sus poblaciones.

La cumbre contra el hambre de la FAO, que termina mañana, sigue dividiendo a países pobres y ricos. Vergonzosa  ha sido la ausencia de los líderes de los países más industrializados, en particular del G8 –solo asistió Silvio Berlusconi–. Pero mucho más vergonzoso siguen siendo las «distorsiones» en el comercio agrícola, «los subsidios» y el proteccionismo agrario de los países ricos que han convertido a los países en desarrollo de exportadores a importadores de alimentos.

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