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Jul

Hace unos días nos preguntábamos en este blog (¿Se debería privatizar Televisión Española (TVE)?)  si tenían sentido las televisiones públicas. La respuesta que daba a esta pregunta es que resulta muy difícil defender la existencia de televisiones como empresas públicas (servicio público) cuando emiten programas y contenidos parecidos y competitivos a los que ofrecen las cadenas privadas. Vuestros comentarios a ese post (¿Se debería privatizar Televisión Española (TVE)?) eran paridarios de privatizar la televisión pública ya que la privatización conseguiría, por un lado, reducir las distorsiones económicas en el sector de los medios de comunicación y, por otro, evitaría el adoctrinamiento ideológico de los televidentes. Se eliminaría, además, la politización de nombramientos de presidentes, consejeros, directivos y locutores en TVE.

Mejorar la eficiencia empresarial

La privatización tendría además la ventaja de generar unos recursos muy necesarios, en estos momentos, para el Estado. La venta de TVE, no solo eliminaría, como se indicaba en el anterior post, los problemas económicos provocados por su financiación a cargo de las demás cadenas televisivas y operadoras telefónicas sino que el ingreso obtenido por el Estado reduciría la deuda pública. De ahí que no solo se deba privatizar TVE, sino también los aeropuertos, el transporte por ferrocarril, las cajas de ahorros, etc. Evidentemente, no se trata solo de privatizar para hacer caja y reducir deuda sino sobretodo para mejorar la eficiencia empresarial. La privatización, tal como se ha demostrado en España en los últimos años, mejoraría la racionalización, la eficiencia y la modernización económica de empresas que no tienen ningún fundamento para que sigan permaneciendo en el ámbito público.

Las privatizaciones en España

La experiencia privatizadora española, en los últimos años, ha demostrado de forma efectiva que el sector público no tiene por qué tener compañías telefónicas, ni bancos, ni fábricas de aluminio, acero o de pasta de papel, ni debe dedicarse a la generación de energía eléctrica, ni a transportar a los ciudadanos por tierra, mar y aire. Ni tampoco debe tener televisiones. Es poco defendible que el Estado se dedique a esas actividades y privatizarlas es lógico. De ahí que el Gobierno debe favorecer el debate para que TVE deje de ser pública y pase a manos privadas. Sin embargo, la mayor dificultad para su privatización es el gobierno de turno, independientemente de su color, porque guste o no TVE es un instrumento a su servicio. Cualquier gobierno sabe que, en unas elecciones, TVE le dará un puñado de votos. 

Reducir la deuda pública

En definitiva, en mi opinión, no tiene sentido mantener TVE como empresa pública ya que no se diferencia en nada del resto de las televisiones, excepto en el botafumeiro que le da al gobierno de turno. Por el mismo motivo, tampoco tienen sentido las televisiones autonómicas. Y menos sentido tiene que las televisiones privadas y los ciudadanos las financiemos. La crisis económica está generando un fuerte endeudamiento del Estado. De ahí que el producto de la venta de TVE y de otras empresas públicas (activos del Estado) se podría dirigir a la reducción de esa deuda pública (pasivos). Una disminución del endeudamiento podría reducir los tipos de interés de la economía y, por tanto, los costes financieros que tendrían que pagar las empresas, las familias y las administraciones públicas del Reino de España.

Hoy en el diario El Mundo puedes encontrar un artículo más amplio sobre este tema; te pongo el link: http://www.elmundo.es/diario/mercados/17208108.html

 

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