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¿Qué es el PIB potencial? ¿Qué es el output gap?

Escrito el 23 julio 2009 por José Ramón Diez Guijarro en Diccionario de Economía

El PIB potencial es un concepto teórico muy atractivo para los economistas, al medir el nivel de producción máximo que un país puede alcanzar con el trabajo, capital y tecnología existentes, sin provocar presiones inflacionistas. El PIB observado suele diferir del potencial y a la diferencia entre ambos se le denomina output gap. En las fases expansivas, la actividad económica se mantiene durante un periodo de tiempo por encima de su potencial, generándose un output gap positivo, asociado con presiones inflacionistas. En las recesiones, ocurre lo contrario: la actividad económica cae por debajo de su nivel potencial y el output gap es negativo, caracterizando a periodos de ajuste en la actividad que generan tensiones a la baja sobre la inflación.

Es una variable clave para juzgar si continúan predominando los riesgos deflacionistas o  hay que empezar a preocuparse por la inflación, para valorar si las políticas fiscales expansivas han ido demasiado lejos e, incluso, para anticipar si en el próximo ciclo vamos a tener que convivir con unos niveles de paro más elevados (aumento de la NAIRU). Por tanto, es una herramienta indispensable para diseñar las estrategias de salida de la política económica o para anticipar el comportamiento de los mercados financieros.

El problema es que el crecimiento potencial no es una variable observable y para su estimación deben utilizarse métodos estadísticos o modelos económicos sujetos a diferentes hipótesis, de manera que los resultados obtenidos pueden ser muy sensibles al método elegido. Y el ejercicio se complica más cuando, como ahora, nos encontramos saliendo de una crisis que puede estar conllevando cambios en la estructura económica en muchos lugares. Esa transición hacia un nuevo modelo de crecimiento suele ser lenta, ya que la reasignación de recursos para el aprovechamiento de las nuevas ventajas comparativas no se hace de la noche a la mañana. Y, normalmente, conlleva un descenso del crecimiento potencial, aunque sólo sea por una menor capacidad a corto plazo de crear empleo, así como por un menor aprovechamiento del «stock» de capital.

La OCDE estima que las crisis financieras reducen el crecimiento potencial en, al menos, 1,5 p.p. en media. Utiliza datos de 30 economías desarrolladas desde 1960 hasta 2007 y demuestra que sus resultados son robustos respecto a la metodología de estimación empleada. También la Comisión Europea, en su informe trimestral para la UEM del 2T09, rebaja el crecimiento potencial de la zona euro para 2009 y 2010 hasta el 0,7% desde el 1,3% en 2008 (1,8% en media durante 2000-2006), como consecuencia de un aumento estructural del desempleo y una reducción de la contribución del capital. En el caso de la economía española, parece difícil que el PIB potencial pueda ser superior en estos momentos al 1,5%-2%.

De manera que buena parte de los países desarrollados podrían salir de esta crisis con crecimientos potenciales inferiores en alrededor de un 30% a los existentes en el período 2000-2006, con el subsiguiente aumento de la tasa de paro natural. Compensar ese ajuste del crecimiento potencial es el principal desafío estratégico para la política económica y donde las autoridades deberán concentrar sus esfuerzos a partir de ahora. Y eso como hemos comentado otras veces, implica reformas estructurales.

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