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Jun

Hoy se han publicado los datos de paro registrado y afiliación a la Seguridad Social correspondientes al mes de mayo y, oh sorpresa, nos hemos encontrado con una caída intermensual del paro en España, cifrada en 24.741 desempleados menos. Lógicamente -no se puede obviar que estamos en una semana electoral- hemos escuchado valoraciones muy optimistas, hasta el punto de llegar a decir que se ha producido un «cambio de tendencia», según palabras del Ministro de Trabajo e Inmigración. En definitiva, parece que los brotes verdes asoman al fin.

Pero a mi juicio, los datos de paro del mes de mayo hay que verlos con gran cautela, y trataré de explicar por qué:

– En primer lugar, porque la serie de paro registrado y de afiliación adolecen de un carácter estacional muy marcado. Hay meses buenos y meses malos, con independencia de la situación cíclica de la economía. En un año en el que la economía esté cíclicamente en un punto neutral normalmente se observan caídas del paro registrado entre febrero y julio-agosto y aumentos del paro entre el final del verano y el mes de enero. Esta es la pauta habitual. En un año cíclicamente muy bueno pueden producirse caídas del paro en todos los meses, pero serán más intensas en los meses «buenos» y en un año de la parte baja del ciclo -como 2008- observamos subidas del paro en prácticamente todos los meses (excepto en marzo 2008, el mes de la semana santa), que son más intensas en los meses de septiembre a enero.  En 2009 estamos todavía en los meses «buenos», por lo que interpretar un cambio de tendencia basándose en los datos de los últimos cuatro meses es bastante miope.

– De hecho, para poder comparar los datos de meses distintos a lo largo de un año se pueden desestacionalizar, utilizando las técnicas estadísticas al uso. Pues bien, el propio Ministerio de Trabajo lo hace, y así, en la página 10 de su boletín mensual que ha publicado hoy se refleja que una vez desestacionalizados los datos de mayo nos encontramos no con una reducción del paro, sino con una subida de casi 90.000 parados en términos intermensuales (+88.549). Por tanto, es bastante cuestionable, con ese incremento, sacar la conclusión de que por fin hemos tocado fondo.

– Para reforzar el argumento de la fuerte estacionalidad de los datos podemos hacer una simple comprobación. Tenemos la intuición de que el inicio de las contrataciones vinculadas a la campaña turística han podido tener un efecto importante en el comportamiento de los datos en mayo. Y esta intuición se ve corroborada por los datos. La afiliación a la Seguridad Social ha crecido en mayo en 69.304 personas, lo que, por supuesto, no ha servido apenas para enjugar la destrucción de empleo en términos interanuales, cifrada en 1,306 millones de afiliados. Pues bien, casi dos tercios del crecimiento mensual de la afiliación, 44.388 personas, se localizan en Baleares y en las tres provincias costeras de mayor peso del turismo en Andalucía (Cádiz, Huelva y Málaga).

– Por otra parte, también hay elementos de tipo coyuntural que han podido influir positivamente en el descenso del paro. Me estoy refiriendo al famoso Plan E, que mediante la subvención a diversos tipos de proyectos de construcción, con una duración máxima de seis meses, han servido para reducir el paro en la construcción en el mes de mayo. De hecho, éste ha sido el sector en el que más ha bajado el paro en mayo (una caída de 15.905 personas). Pero, como he mencionado, como los proyectos están muy acotados en el tiempo, ya que las obras tienen que estar terminadas antes de seis meses de haberse iniciado, estas personas volverán al paro como muy tarde en los meses de otoño, los más duros en la serie de paro registrado. Y quizá algunos lectores opinen que en cualquier caso estas personas han estado trabajando unos meses y que eso merece la pena. Yo les planteo la siguiente reflexión: según el Gobierno, el Plan E creará, en el mejor de los casos, 160.000 empleos temporales y tiene un coste de 8.000 millones de euros. Si dividen ambas cantidades descubren que crear cada uno de esos puestos temporales tiene un coste de 50.000 euros y al trabajador sólo le llegan, aproximadamente, unos 6.000. El resto se diluye entre la empresa contratista, los impuestos, la publicidad y los costes asociados a la obra. Y ya saben que los proyectos financiados no son precisamente prioridades para los Ayuntamientos que vayan a contribuir a mejorar la competitividad de la economía española.

– Por otra parte, hoy hemos conocido también -lo que son las casualidades- los datos de paro europeo que publica Eurostat. Y aquí las noticias han vuelto a ser malas. En abril (los datos van con un desfase de un mes) la tasa de paro de España siguió su tendencia ascendente, hasta el 18,1% frente al 8,6% en la UE27 o el 9,2% en la zona euro. En definitiva, hemos consolidado nuestro puesto de país líder en tasa de paro, con unas cifras que más que duplican la tasa de la Unión Europea.

En definitiva, no creo que nos debamos dejar llevar por un optimismo, que calificaré de coyuntural e infundado, en materia de paro. La situación es mala, la tendencia apunta a la continuación del empeoramiento y mi sensación es que este dato ha sido un balón de oxígeno para el Gobierno, pero no, desde luego, un cambio de tendencia. Creo que cuando podremos juzgar si hay cambio o no es en otoño, en los meses malos, en los que una secuencia de buenos datos sí podrían apuntar dicho cambio, pero para eso todavía queda mucho camino que andar.

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