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Ene

Dicen algunos académicos (por ejemplo, mi colega y amigo Pedro Schwartz) que algunos tenemos miedo porque pensamos que en 2009 la economía global está en serio peligro de sufrir una severa recesión global. Efectivamente tenemos miedo porque una recesión severa global nos parece muy probable y porque desgraciadamente nos puede llevar a la deflación. Ya expliqué, hace unos días, en estas mismas páginas, que la deflación es extremadamente peligrosa porque nos llevará a un callejón sin salida, donde quedaremos atrapados. Junto a esta trampa hay otras tres trampas: la trampa de la liquidez, la trampa de la deuda y la de la opacidad.


Nouriel Roubini, Profesor de Economía de la Escuela de Negocios Stern de Nueva York, en un artículo (“How to avoid the horrors of stag-deflation”) en Financial Times, explica en que consisten algunas de estas trampas:

La trampa de la liquidez (Liquidity trap): Como sencillamente los tipos de interés no pueden bajarse por debajo de cero, la política monetaria, aquella que busca inyectar liquidez y reactivar la demanda, ha empezado a dejar de ser efectiva. Ver «ZIRP: «Zero Interest Rate Policy» (Política de tipo de interés cero)». Cuando la economía crece negativamente y los precios bajan todo el mundo prefiere poseer dinero en efectivo que dejarlo en el banco y la política monetaria no puede actuar. Es decir, aunque se inyecte muchísimo dinero (base monetaria) al sistema como nadie presta ese dinero no se anima la economía, es decir, no sirve para nada.

La trampa de la deflación (Deflation trap): En deflación el coste de capital es elevado, lo que lleva a un recorte de la inversión, que lleva al círculo vicioso de un menor consumo y mayor tasa de desempleo que retroalimenta de nuevo el menor consumo y una mayor deflación. Ver «La amenaza de la deflación ¿Cómo se evita la deflación?». Contra la deflación la política económica debe dirigirse a intentar obtener algo de inflación. Si hubiera inflación se estimularía la circulación del dinero, ya que cuanto mayor es la inflación, el dinero pierde más valor. La inflación nos salvaría de la trampa de la deflación y de paso de la trampa de la liquidez.

La trampa de la deuda (Debt deflation trap). Con la deflación el valor nominal de la deuda permanece constante pero la deuda real se incrementa, haciendo que los prestatarios tengan mayores problemas para devolver sus deudas, lo que lleva a mayores tasas de morosidad que exacerbarán aún más las pérdidas de los bancos. Ver «ZIRP: «Zero Interest Rate Policy» (Política de tipo de interés cero)».

La trampa de la opcaidad. Existe otra tarmpa muy importante en la que también podemo quedar atrapados: La trampa de la opacidad. Una trampa que se debe sumar a las tres trampas que señala Roubini en su artículo. Para poder salvar esta trampa los gobiernos y reguladores deben comenzar a entrar, de una vez por todas, en las entidades bancarias con problemas (con administradores judiciales si es preciso) y obligarles a dejar de jugar al póquer del mentiroso y a poner las cartas boca arriba, para que se sepa con meridiana claridad cuál es el estado de sus activos y carteras de derivados. Es evidente que, en 2009, una medida urgente es la transparencia. No es de recibo que a estas alturas, un año y medio después del primer crash financiero de Agosto de 2007, estemos cada dos semanas descubriendo nuevos timos en los chiringuitos financieros y desconocidos agujeros negros en las cuentas de grandes bancos, debido a su política de inversiones especulativas (Merrill Lynch, Lehman, Fortis, UBS, Royal Bank of Scotland, Citibank, Madoff, etc). Por evitar ser estigmatizadas las entidades financieras están poniendo al borde del colapso a la economía global. No olvidemos que la banca es un sector cuyo acceso está estrictamente restringido por permisos que conceden los estados. Dicha restricción está ahí para garantizar que la banca cumpla una función social y económica concreta. En este momento esta función los bancos no la están cumpliendo, y los estados son responsables subsidiarios de ello.

Desgraciadamente en los primeros meses de 2009 las noticias macro y micro económicas siguen siendo muy malas. La restricción de crédito sigue siendo todavía severa. Las compañías, inversores y hedge funds continuarán, a lo largo de 2009, su proceso de reducción de endeudamiento (desapalancamiento), vendiendo masivamente activos físicos y financieros, lo que generará mayores caídas en los precios.

Soluciones de política económica

Por tanto, lo peor todavía no ha llegado: Le guste o no a Pedro Schwartz, 2009 será un año de recesión global, deflación y quiebras generalizadas. Solamente una más agresiva y coordinada actuación de política ecnómica por parte de los gobiernos asegurarán que en primer lugar la economía de EEUU se recupere dentro de un año y en segundo lugar la economía global se recupere tal vez a mediados de 2010. En 2009, los bancos centrales seguirán abandonando sus clásicas políticas ortodoxas y seguirán aplicando políticas heterodoxas. Tradicionalmente, los bancos centrales eran el último recurso para que los bancos pudieran obtener liquidez, es decir, préstamos. Pero ahora, como los bancos han dejado de prestar, los bancos centrales se han convertido en el primero, último y único recurso para gobiernos y empresas. Los bancos centrales se están convirtiendo en el único prestamista en el mundo de los prestamistas.

¿Sabremos sortear, en 2009, estas 4 trampas?

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