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Nos espera un principio de curso complicado

La información que hemos conocido durante las últimas semanas confirma que la economía internacional está inmersa en la segunda fase de la crisis que se inició en verano pasado, una vez que los efectos del endurecimiento crediticio se están percibiendo de forma clara en la actividad. Esta misma mañana se publicaban unos datos preocupantes en Alemania, con una caída del principal índice de confianza empresarial (IFO) hasta un mínimo en 3 años, a la vez que se confirmaba el decrecimiento de medio punto en la actividad durante el segundo trimestre. Casi a la vez que se filtraba una nueva revisión a la baja de las previsiones de crecimiento del FMI, que anticipan un bajo crecimiento en el año 2009, tanto en EEUU (0,7%), como en la UEM (0,9%). O, lo que es lo mismo, vayámonos olvidando de recuperaciones en forma de V y asumamos que el crecimiento continuará siendo muy débil al menos durante 18 meses más. Y eso contando con el efecto favorable de la bajada de los precios del petróleo en las últimas semanas.


En estos momentos, no se puede ser más optimista teniendo en cuenta que los problemas en el sector financiero están lejos de haberse solucionado, un año después del inicio de la crisis. Las dificultades de grandes bancos de inversión americanos para encontrar capital (Lehman Brothers), los problemas del Tesoro americano para reflotar las agencias hipotecarias (Freddie Mac y Fannie Mae) o una nueva intervención pública de un banco en Dinamarca (Roskilde Bank) reflejan que todavía estamos lejos de ver la luz al final del túnel, como confirman las elevadas primas de riesgo que se siguen aplicando en los mercados interbancarios.

Por si fuera poco, el BCE anuncia que va a cambiar la normativa sobre las garantías en las subastas semanales, es decir, que va a endurecer los requisitos para la obtención de liquidez. En este sentido, esta mañana leían una encuesta publicada en Financial Times en la que se ponía de manifiesto la negativa valoración que tenían los ciudadanos de la UEM sobre las actuaciones del BCE, en comparación con lo que opinan sobre sus bancos centrales los británicos o americanos. Pero todavía más interesante es que entre el 70% y el 80% de las familias en los grandes países OCDE han cambiado sus patrones de consumo en el último año, por el endurecimiento del crédito y la inflación. Es decir, el gasto privado será la próxima variable que vamos a ver ajustándose en países como España o EEUU. De eso escribiremos mañana tras la publicación de los datos desagregados de PIB en España. A lo mejor estoy afectado por el síndrome postvacacional (cosa bastante probable) pero sigo pensando que ha llegado el momento de apretarse el cinturón o, lo que es lo mismo, tendremos que dejar aparcados los días de vino y rosas durante una temporada.