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¿Petróleo a 200 dólares?

Al escribirse estas líneas el barril de petróleo (West Texas) acaba de sobrepasar los 126 dólares, alcanzando su enésimo record consecutivo. Si bien ya es posible hablar de máximos históricos en términos reales, esto es, teniendo en cuenta la inflación, todavía queda cierto recorrido al alza si se tiene presente en esa comparación la evolución en el tamaño relativo de la renta mundial. Un reciente estudio de Deutsche Bank calcula que en el pico del precio del crudo de 1980 el gasto global en petróleo ascendió al 5,9% del PIB mundial, y concluye que el precio actual debería escalar hasta los 150 dólares por barril para que la factura global fuera de un importe equivalente hoy día. Desafortunadamente, no parece algo improbable.

En los últimos días hemos podido escuchar pésimos y autorizados presagios al respecto. Chakib Jelil, presidente de la OPEP y ministro de Petróleo de Argelia, afirmó recientemente que el barril de crudo podría llegar a los 200 dólares si la divisa estadounidense seguía depreciándose. Por su parte Arjun Murti, director general y analista de Petróleo de Goldman Sachs, también apostó hace unos días por un umbral entre 150 y 200 dólares, aunque a diferencia de Jelil defiende que es el encarecimiento del petróleo el que colabora en la depreciación del dólar, y no a la inversa. La tesis del banco de inversión estadounidense es que las subidas no se detendrán hasta que impacten de modo evidente en la demanda. ¿Cuándo cabe esperar que esto suceda?


La Agencia Internacional de la Energía llevó a cabo en su informe de abril el mayor recorte en los últimos siete años de sus previsiones de demanda, a causa de la desaceleración en el crecimiento de las economías industrializadas, pero contemplando precios todavía al alza, debido a las incertidumbres presentes en el lado de la oferta. Sin embargo, esa reducción en el consumo occidental promete ser sobradamente compensada por el crecimiento de la demanda en el resto del mundo.

En los términos que nos ocupan, podría considerase que actualmente hay dos mercados mundiales del petróleo, con muy diferentes sensibilidades frente al precio en sus respectivas demandas: uno maduro, el de los países de la OECD, cuya demanda se ha ido moderando al tiempo que el barril se encarecía; y otro emergente, el de los países no-OECD, cuya demanda no parece responder en la misma medida a tal encarecimiento. Esta menor sensibilidad del segundo mercado podría deberse, además de a la propia pujanza económica de Asia y Latinoamérica, a que carece de la memoria histórica que posee el primero frente a los precios pasados. Adicionalmente, este segundo grupo cuenta entre sus demandantes con los propios países exportadores de petróleo, cuyos mayores ingresos han azuzado sus demandas internas y han disparado su consumo de crudo.

El año pasado los países miembros de la OPEP junto a Rusia y Méjico consumieron más de 13 millones de barriles (bbl) al día, una cifra tan sólo superada por EEUU, con el matiz de que el consumo estadounidense se ha mantenido estable en los últimos años y el de la OPEP viene creciendo a tasas del 5%. Por lo tanto, paradójicamente, buena parte de la demanda de este segundo mercado, emergente y desmemoriado, no sólo no responde a la baja frente a las subidas en el precio del barril, sino que lo hace al alza, un fenómeno que augura además menores exportaciones y mayores restricciones en la oferta.

¿Veremos pronto el petróleo a 200 dólares?