27
Feb

En un post reciente titulado “Los precios de los alimentos y el proteccionismo agrario” se puede leer un comentario firmado por MDD donde señala que está proliferando un fenómeno nuevo que es imponer impuestos a las exportaciones. Efectivamente, tal como dice MDD, como el precio de los alimentos y de la energía es un elemento de una elevada sensibilidad política lo que se ha puesto de moda ahora no es poner barreras a la importación, sino a la exportación. Interesante comentario que vamos a desarrollar.

Tradicionalmente se estudiaba en economía las consecuencias que tenía para un país las prácticas restrictivas a las importaciones, pero no se planteaba gravar las exportaciones. Sin embargo, a medida que escasean los alimentos y suben sus precios, los países empiezan a tomar medidas que les permita asegurarse su suministro abundante y barato. Varios países, incluyendo tres grandes potencias agroexportadoras como Rusia, Argentina y Kazajstán, han restringido recientemente sus exportaciones de cereales. El año pasado, India también prohibió las exportaciones de la leche en polvo. China anunció, hace poco, la imposición de aranceles de entre 5% y 25% para la exportación de 57 materias primas alimenticias.


El gobierno argentino para controlar la inflación lleva tiempo imponiendo ciertas restricciones a las exportaciones de alimentos, sobre todo de la carne de vacuno. La consecuencia es una sobreoferta de carne en el mercado interno que ha mantenido el precio de la carne vacuna estabilizado. Este proceso ha hecho que la Argentina, el mayor exportador mundial de carne hasta la década de los años cincuenta, hoy figure en cuarto lugar, detrás de Brasil, Australia y la India. El próximo año podría descender al quinto lugar, desplazada por Canadá. En Uruguay el gobierno también preocupado por la subida del precio de la carne estudia la posibilidad de gravar sus exportaciones para subsidiar el consumo interno. En la Rusia de Putin estudian poner un impuesto a la exportación de trigo superior al 10%. Se trata de medidas heterodoxas que consiguen abaratar los productos agrarios en aquellos países con excedentes, favoreciendo al consumidor y perjudicando al productor.

Los aranceles sobre las exportaciones es una respuesta potencialmente peligrosa ya que frena el comercio internacional. La OMC no tiene reglas contra los aranceles sobre la exportación. Mientras que los aranceles a las importaciones perjudican a los consumidores y benefician a los productores, como es el caso del proteccionismo agrario en EEUU y el la UE, los aranceles a las exportaciones benefician a los consumidores y perjudican a los productores. Ambos tipos de aranceles generan pérdidas irrecuperables de eficiencia para el país que los aplica.

El Análisis Económico demuestra que los efectos de los aranceles sobre las exportaciones son tan negativos (para la economía global y la economía del país que los impone) como los aranceles a la importación ya que, tanto unos como otros, generan una mala asignación de los recursos tanto a nivel mundial com para el país protector. Se trata de una nueva forma de proteccionismo.

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