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La importancia de un diagnóstico correcto

En estos momentos, con información a veces contradictoria, es cuando aumenta la importancia de realizar un diagnóstico correcto sobre la situación de la economía española. Y para ello no tenemos otra materia prima que las estadísticas. El primer avance del INE sobre el dato de crecimiento en el último trimestre refleja una aceleración de la tasa de crecimiento trimestral (0,8% frente al 0,7%), aunque una pérdida de impulso de la tasa interanual (del 3,8% al 3,5%). Atendiendo a la desaceleración del crecimiento en la última parte del año en países como Francia (del 0,8% al 0,4%) o Alemania (del 0,7% al 0,4%) y a los indicadores de la economía española que hemos ido conociendo (ventas de las grandes empresas, comercio minorista, producción industrial), la verdad es que el dato ha sorprendido. Pero hasta el miércoles que viene, cuando conozcamos la desagregación completa de ese crecimiento por el lado de la oferta y la demanda no podremos hacer una valoración del dato. Además, medir la producción de una economía tan grande como la española es un trabajo ciertamente complicado, sobre todo, cuando el trimestre no se cerró hace tanto. La explicación a ese dato positivo de crecimiento puede ser que la desaceleración de la demanda interna ha sido compensada por una aportación negativa muy inferior de la demanda externa.


Y, los datos publicados de balanza de pagos (noviembre), apoyarían esta idea, pues el déficit comercial se ha reducido por primera vez en mucho tiempo (7.845 millones en noviembre, frente a 7.909 en noviembre de 2006). Claro que ha empeorado sustancialmente el déficit de la balanza de rentas (intereses y dividendos que se deben pagar a no residentes, menos nuestros ingresos por el mismo concepto) y disminuido el superávit de servicios. Siguiendo la tendencia de los últimos meses, las necesidades de financiación en noviembre (11.345 millones de euros, un 17% más que el año anterior) no se vieron cubiertas por entradas netas de ahorro procedente del exterior (3.894 millones). En consecuencia, los activos del Banco de España frente al exterior disminuyeron en noviembre en 7.195 millones de euros. En los cuatro meses que van de agosto (inicio de las turbulencias financiera) a noviembre, las necesidades de financiación de la economía española ascendieron a 35.483 millones de euros y las entradas netas de capitales fueron de sólo 6.278 millones de euros.

Por tanto, parece que tenemos un problema de financiación de nuestro déficit de balanza por cuenta corriente. Y, en estos momentos, los mercados de crédito continúan prácticamente cerrados. Así, que ese déficit tendrá que ir disminuyendo, sea por un descenso de la inversión, o por un aumento del ahorro. En ambos casos implicará una desaceleración del crecimiento. Por tanto y, volviendo al principio, el diagnóstico es claro: en los próximos trimestres el crecimiento se va a desacelerar de manera marcada. El resultado será el de un crecimiento bastante por debajo del potencial en los próximos dos años.