21
Ene

En EEUU el presidente Bush y el Congreso han acordando un paquete de medidas fiscales, valorado en 145.000 millones de dólares (unos 98.910 millones de euros), con el fin de estimular la economía. El proyecto supone un 1% del Producto Interior Bruto estadounidense. Bush quiere incentivar a los contribuyentes estadounidenses y a las empresas del país mediante devoluciones fiscales y exenciones tributarias que alienten el consumo y nuevas inversiones corporativas.

En España la magnitud de la frustración de los electores por el deterioro de la economía aumenta. El futuro se ve sombrío. Los votantes sufren por la caída de los precios de los valores bursátiles y de las viviendas y también por los altos precios de los alimentos, la gasolina y el combustible para calefacción. La economía española ha acumulado en los últimos años desequilibrios que la hacen muy vulnerable en un entorno internacional más incierto: necesidad de financiar un déficit brutal de balanza de pagos, una inflación diferencial creciente, una enorme deuda de familias y empresas, y una sobrevaloración de los activos inmobiliarios. Me temo que no son buenos tiempos los que se aproximan.


No estamos en una crisis económica pero a dos meses de las elecciones generales el 60% de los españoles es pesimista respecto a la evolución de la economía. El Ibex 35 ha caído en veinte días, es decir en lo que va de año, casi un 15%. Parece que la bolsa está enviando una señal: La economía española se encamina a una crisis, es decir, a un enfriamiento mayor del previsto hasta ahora por los analistas. Los mercados están descontando que en 2008 habrá un ajuste mayor del que se previó a finales del año 2007 en el nivel de actividad económica y que muy posiblemente convivirá con un paro mayor.

De ahí que, al igual que en EEUU, el debate electoral en España se esté centrando en la reducción de impuestos. Ambos partidos (PP y PSOE) apuestan por rebajar el Impuesto de la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Es decir, un aumento de la demanda agregada que estimule la economía vía aumentos del consumo. A ello se une la oferta electoral de una rebaja todavía mayor del Impuesto de Sociedades (IS) para aumentar la inversión. Si se rebajara este impuesto (IS) las empresas gozarían de una menor dependencia de la financiación ajena aumentando las posibilidades de autofinanciación de nuevos proyectos y, por tanto, de crecimiento y de empleo. Se trataría de que en una coyuntura débil, como la actual, se bajaran aquellos impuestos, como el IS, que estimulen la oferta productiva y que mejoren la competitividad empresarial y la insuficiencia de ahorro. Pienso que es preferible recortar del IS que rebajar el IRPF. Me parece que la fiscalidad empresarial debiera ser la principal prioridad para estimular el crecimiento.

¿Estamos ante una crisis económica? ¿Se deberían aprobar recortes fiscales para que la economía española reciba una inyección temporal que estimule la economía? ¿El Gobierno que salga de las urnas tendría que volver a buscar el consenso político, como el de los Pactos de la Moncloa, que nos permitió afrontar duros sacrificios en el pasado? ¿Dónde debería centrarse el debate electoral?

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