31
Oct

Después del recorte de medio punto porcentual realizado hace seis semanas, la Reserva Federal (FED) ha vuelto hoy a bajar tipos de interés. Una medida que señala que la FED sigue más preocupada por el enfriamiento de la economía de EEUU de lo que algunos pensábamos. Y eso que la economía estadounidense parece que ha superado el escenario de crisis inmobiliaria y crediticia ya que ha registrado en el tercer trimestre del año su mayor crecimiento económico en año y medio, el 3,9%. Tipos de interés más bajos, como los que disfrutará la economía de EEUU a partir de hoy, favorecen también el crecimiento por la vía de un dólar depreciado. Y no se debe olvidar que la debilidad del dólar ha contribuido a aumentar las exportaciones y a fortalecer los beneficios de las multinacionales de Estados Unidos, ya que al repatriar sus beneficios obtenidos en otras divisas, obtienen más dólares a cambio de esas divisas extranjeras.

Por tanto, la bajada de tipos de interés indica que la FED prefiere asegurar el objetivo del crecimiento económico que el de la estabilidad de precios. Los bajos tipos de interés han inundado la economía global con dinero y las amenazas inflacionistas están ahí. ¿Si el crecimiento económico es boyante porqué la FED ha bajado tipos? Porque espera que este recorte apuntale todavía más la demanda agregada, las ganancias de las empresas y el crecimiento económico. Es más si analizamos el comportamiento de las bolsas, en las últimos días, podríamos concluir que la mayoría de los inversores cree que la FED logrará un aterrizaje suave, es decir, mantendrá la inflación a raya y la economía tendrá la fuerza suficiente para evitar una recesión.


El crecimiento parece asegurado. Lo que parece más difícil es que la FED bajando tipos contenga la inflación futura. A no ser que esta bajada de tipos esté mostrando que los estragos provocados por las turbulencias en el mercado del crédito podrían prolongarse por más tiempo del que anticipábamos muchos. Que los problemas crediticios siguen ahí. Por tanto, a pesar del fuerte crecimiento económico del tercer trimestre, la escasez de crédito, el alza en los precios del petróleo, los ambivalentes resultados de las empresas y los nocivos efectos del bajón inmobiliario siguen sembrando dudas sobre la economía estadounidense. A estos problemas, ya de por si graves, hay que unir que esta política monetaria expansiva junto con un dólar depreciado y unos precios del petróleo al alza puede generar en el futuro tensiones inflacionistas que habrá que combatir con subidas de tipos de interés.

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