29
Sep

Hoy celebro mi aniversario de bodas, que coincide con el díade mi santo: San Rafael. Estoy viviendo en un hotelito (Alcaufar Vell) que es una antigua masía y lugar de silencio, paz y tranquilidad. La masía se halla en uno de los parajes más hermosos y tranquilos del sudeste de Menorca (una de las islas Baleares, España) que es reserva de la Biosfera. Los orígenes del hotel se remontan al s. XIV y las diferentes ampliaciones efectuadas por sus propietarios a lo largo de los siglos la han convertido en una Casa Señorial de estilo neoclásico. La forma de explotación del hotel, el respeto al medio ambiente, el cuidado con el paisaje y la propia construcción urbana de la isla de Menorca me han recordado lo importante que es la la responsabilidad social empresarial (RSE) como forma de conseguir un desarrollo sostenible y de obtener beneficio duradero a largo plazo.

A pesar de que se ha escrito e investigado de forma considerable sobre la RSE, entender lo que significa no es tarea fácil ya que es un concepto complejo con unas pautas de aplicación relativamente flexibles. La RSE es un “paraguas” en el que se incluyen desde la filantropía hasta las obligaciones sociales de la gestión empresarial, en definitiva, la forma de actuar de una empresa que favorezca el bien común de la sociedad. Incluyendo responsabilidades económicas, sociales, legales, éticas, filantrópicas y las relaciones con los inversores o accionistas.

En Europa el debate académico sobre la RSE es relativamente nuevo pero está abierto. En él se distinguen dos posturas. Se encuentran, en primer lugar, quienes opinan que la combinación entre globalización, capitalismo, economía de mercado y RSE supone una mayor garantía para el mejor desarrollo y bienestar de la humanidad, que aumenta la eficiencia y sostenibilidad del modelo económico en general y de las empresas en particular, y puede acortar las desigualdades existentes. En contra se alzan voces más tradicionales que reivindican en exclusiva la formulación economicista del capitalismo convencional como eje del desarrollo mundial y rechazan la RSE como herramienta de gestión empresarial moderna.


Hay quien piensa que la RSE es una apuesta por un modelo capitalista más humanista y solidario y al mismo tiempo más rentable. Seguir los principios de la RSE no significa necesariamente establecer normas pero sí matizar algunos límites que condicionan la maximización del valor para el accionista. Tal como ya señaló Milton Friedman el directivo no es un ser despiadado que busca sólo el máximo interés de los accionistas bordeando la legalidad vigente, sino que para realizar correctamente su labor el empresario debe tener en cuenta las demandas sociales que forman parte del bien general que marca la costumbre, que en la época actual está mostrándose más exigente. ¿La RSE puede formar parte de las claves competitivas de la empresa? ¿Debe cambiar el concepto de RSE en función del país en el que se estudie?

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