26
Jul

La reforma Constitucional propuesta por Chávez puede transformar a Venezuela en una dictadura comunista, que sólo se diferenciaría de la dictadura cubana en que Venezuela no es una isla, tiene petróleo y porque el dictador no tiene barba. Vamos a fijarnos en el aspecto educativo. Parece que una de las pretensiones de la nueva Constitución es impartir una educación con una única y determinada orientación política e ideológica, que afectaría gravemente a los derechos y deberes de los alumnos y de los padres.

Todos los Estados que han querido imponer una ideología nacional o revolucionaria lo han hecho con sangre y muerte. La memoria de Alemania, Rusia e incluso España está aún muy viva y recuerda que todo aquello que sea o se parezca a un adoctrinamiento político en la escuela acaba mal. En los países democráticos la educación, así como el conjunto de palabras, ideas e ideales que confieren último sentido a la vida humana compete en primer lugar a los padres. Forma parte de los derechos humanos. Algunas expresiones –como el lema “Patria, socialismo o muerte”– y declaraciones del presidente Hugo Chávez y portavoces gubernamentales llevan a pensar que esta reforma constitucional se dirige hacia el establecimiento de un sistema socialista fundado en la teoría y la praxis del marxismo-leninismo.


La nueva Consitución que todavía no está aprobada, pretende dividir a los venezolanos en dos bandos irreconciliables. Sin embargo, en este blog de economía pensamos que la diversidad de posturas ideológicas, propias y convenientes en toda democracia, no debe convertirse en beligerancia e intolerancia. La solución a los problemas políticos y sociales de Venezuela debe ir más allá del populismo, que no va al fondo de los mismos, y del militarismo que cede el protagonismo de la sociedad al estamento militar, al cual no le corresponde dicho papel. El socialismo estatista es una ideología ya superada que impide dar primacía a la persona y a la familia suplantándolas por la hegemonía del Estado. En este blog de economía siempre hemos defendido que ni el capitalismo salvaje ni el socialismo marxista son los caminos que conducen a la construcción de una sociedad más justa.

¿Deben los venezolanos aceptar la intolerancia y el enfrentamiento que parece que propone Chávez? ¿Deben aceptar que se les discrimine, en el trabajo por ejemplo, por razones políticas? ¿Se debería buscar en Venezuela un gran acuerdo nacional en defensa de una educación para todos evitando la tendencia a ideologizarla y luchando por mejorar su calidad, sobre todo para los sectores más populares? ¿Debería el Estado reconocer a los padres el derecho a la educación de sus hijos?

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